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Días naranjas que se visten de rojo

Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo, UNIVA Guadalajara

 

Once mujeres mueren diariamente por violencia en México, feminicidios que violentan a la sociedad y la destruyen. Mueren hijas, madres, hermanas, abuelas, esposas, novias, y se destruyen familias que jamás vuelven a recuperarse.

Cada año, el día 25 de noviembre, se conmemora el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Ya en 1979, la ONU había aprobado la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y entró en vigor en 1981 al ser ratificada por 20 países. El documento, que, de verdad, es necesario que todos lo conozcamos, se puede descargar desde la página de la Comisión Nacional de Derechos Humanos: https://www.cndh.org.mx/documento/convencion-para-la-eliminacion-de-todas-las-formas-de-discriminacion-contra-la-mujer

La Convención no fue suficiente, la violencia contra la mujer no cesó, al contrario, las cifras aumentaron, por lo que fue necesaria la creación de la “Declaración de la eliminación de la violencia contra la mujer”, que fue aprobada el 20 de diciembre de 1993, la cual se puede consultar en: https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/declaration-elimination-violence-against-women

Fue en el año 2000 en el que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en donde se supondría la participación de países, organismos sociales y organizaciones internacionales para erradicar la violencia y la discriminación contra la mujer.

Tratados internacionales, organismos, colectivos, asociaciones que hablan sobre la eliminación de la violencia contra la mujer que, dicho está de paso, violencia que incluye aspectos físicos y psicológicos y lo único que se ha logrado es seguir incrementando cifras de feminicidios a nivel mundial, ni siquiera, por lo menos en México, se ha logrado eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres ni romper el famoso techo de cristal.

Y no nos dé miedo decirlo: en México la sororidad es una palabra muy bonita, que vemos escrita por todos lados, es parte de los discursos, pero que aún no logra ser practicada como debería ser: un apoyo de todas a todas. Tampoco nos dé miedo decir que los políticos de todos los niveles hablan de los derechos de la mujer, del valor de las mujeres para el desarrollo del país, pero es solo eso: hablar y posar para la foto porque no hay logros en la materia.

Vestirse de naranja sería evitar que corra más sangre, que haya más opresión y represión contra las mujeres; sería propiciar que haya igualdad de oportunidades para todos, sin necesidad de fijar cuotas de género. Las mujeres sabemos, podemos y queremos. Las mujeres, como todos los seres humanos, tenemos derecho a ser respetadas en todos los sentidos. Si hubiera igualdad, podría haber justicia.

Que todos los días sean 25. Que todos los días sean de color naranja y que las casas, las calles, los centros de trabajo se llenen de acciones abanderadas de blanco. Las mujeres merecemos ser tratadas por todos los géneros como lo que somos: seres humanos.

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del sábado, 26 de noviembre de 2022.

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