
Lic. Sergio Juvenal Picón González · Docente UNIVA León
¿Qué sucedió con nuestro universo jurídico después de la Reforma constitucional, en materia de derechos humanos, del 10 de junio del año 2011?
¿Es cierto que después de esta reforma, nuestro pensamiento positivo ha dejado de ser único? ¿Es cierto que han sido generaciones completas desarrolladas a la sombra del positivismo de Kelsen? ¿Es cierto que el cambio presentado con la reforma exige dejar de ver la norma como un dogma de fe? ¿Es cierto que la reforma llegó con abogados alejados del conocimiento de los porqués?
¿Con la reforma el derecho dejó de ser sólo un instrumento de control del Estado? ¿Con la reforma el derecho se volvió un conjunto de conocimientos ocupados en establecer las bases para la implementación de leyes, conforme a la propia condición humana? ¿Con la reforma el referente primario de la organización normativa es el parlamento, las cumbres internacionales o la naturaleza humana? ¿Con la reforma el Congreso de la Unión pretendió someterse a los criterios asumidos por las cumbres internaciones o proteger nuestra libertad de ideologías globales que se pretenden imponer? ¿Con la reforma se exige el estudio concienzudo de la delgada línea que se encuentra entre la voluntad del pueblo puesta en el parlamento y el ánimo del Juzgador para dar a cada quien lo suyo, conforme lo exigido por la condición humana?
¿El fin de la reforma es resaltar los derechos humanos, como la condición indispensable, en la norma jurídica? ¿El desarrollo de los derechos humanos se encuentra en la propia naturaleza humana o conforme intereses económicos internacionales? ¿Nuestra Suprema Corte de Justicia ha tomado decisiones inmorales, cuando se ha ocupado de destruir a la familia, de darles a los instintos derechos y dejar de cuidar la vida de los niños, en los vientres maternos? ¿La Suprema Corte de nuestro país después de la reforma se volvió una buscadora incansable de la verdad o sólo un instrumento de ideologías impuestas a través de cumbres internacionales? ¿La Suprema Corte de Justicia de nuestro país se ha ocupado de imponer los nuevos paradigmas exigidos por las cumbres internacionales a la luz de la razón o sólo a través de la aplicación aislada de silogismos y rebuscadas estructuras mentales?
¿El legislador le ha regresado al abogado su papel protagónico en el desarrollo y protección de los imperativos éticos de nuestra Carta Magna? ¿El legislador ha rescatado al guardián natural del bien y de la justicia? ¿El legislador le ha recordado al abogado que su profesión está revestida de la tarea de encontrar los valores que impone la condición humana, para después volverse el más leal de sus protectores? ¿El legislador le ha entregado abogado un papel indispensable, para vencer los retos sociales que exige el momento histórico? ¿El legislador ha precipitado nuestro país a una estructura normativa que exige la honestidad intelectual del abogado, y su compromiso de creer en un mundo mejor?
Dedicatoria
A nuestros alumnos de la Escuela de Derecho; los que han estado; los que están; los que vendrán.
Lic. Sergio Juvenal Picón González