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El rigor contra el fraude académico

Mtra. Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo, UNIVA Guadalajara

 

El fraude, como sabemos y como lo indica la RAE, es una acción contraria a la verdad y a la rectitud, sin embargo, también dice que perjudica a la persona contra quien se comete. En el tema que abordaremos en este espacio quien se perjudica mayormente es la persona misma que lo comete; en efecto, estamos hablando del fraude académico.

Los acordeones, las manos con las palabras clave escritas con pluma (que si sudaba la mano, de nada servía), las piernas con leyendas por debajo de la falda, copiar al compañero, robar exámenes y hasta venderlos con las respuestas, ahora, el uso de los dispositivos electrónicos, el envío de respuestas por whatsapp, captura de pantallas de pruebas o ejercicios, el pasarse las contraseñas, han sido prácticas cotidianas en las aulas, tanto físicas como virtuales y en México, es muy común celebrar que los estudiantes logren su cometido, se convierten en héroes del engaño.

La Universidad de Alcalá, en su Informe de fraude académico elaborado en el 2018, señala como fraude académico una frase de los autores Pérez y Manchado que a la letra dice: cualquier comportamiento no lícito de un estudiante universitario, en torno a trabajos o exámenes escritos, realizados para superar una asignatura, entonces para que sea lícito, debe existir normativa o leyes que lo señalen como tal, porque si no se prohíbe, se permite.

En México, estamos en pañales en ese tema, las universidades de prestigio sí cuentan con códigos de ética, reglamentos internos y capacitación en torno a la prevención de fraudes académicos, estudiando sus causas y señalando las sanciones respectivas. Y no, no solamente se trata de plagio, se trata de la afectación directa en la falta de aprendizaje de la teoría y la práctica.

¿Se imaginan ponerse en manos de alguien que consideramos que es profesional pero que durante sus días de estudio solo se dedicó a copiar, a sobornar para que lo pasaran o hacer trampa? En el fraude académico hay varios actores que intervienen para que este se pueda dar: el alumnado, el profesorado y el cuerpo administrativo y directivo de las instituciones.

Un alumno que hace trampa, comete fraude; el profesor que se hace de la vista gorda, comete fraude, el administrativo que se presta para modificar calificaciones, abrir plataformas para que se entreguen de forma tardía trabajos o a cualquier situación irregular, comete fraude; los directivos que no promueven reglamentos, no sancionan o son omisos, son fraudulentos. Los padres de familia que no promueven la ética, los valores y la disciplina, son cómplices.

Las repercusiones de las acciones que hemos mencionado, afectan al estudiante principalmente en su ejercicio profesional y en su reputación, a la institución y a la sociedad en general. Los profesores que temen denunciar o corregir porque los estudiantes o sus papás se les enfrentarán, no deberían estar en las aulas porque son autoridad para enseñar y para guiar y no lo están ejerciendo como tal. Ser más rígidos no está mal. La rigidez no es sinónimo de agresión, sino de alguien que se ajusta a lo que debe ser, todo está en la forma de ponerlo en práctica.

Si una institución es estricta en sus modelos de aprendizaje, su filosofía, sus protocolos de estudio, será generadora de profesionales con valores, con un alto grado de preparación y con grandes posibilidades de éxito.

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del 29 de julio de 2023.

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