
Dr. Fabián Acosta Rico · Docente Investigador, UNIVA Guadalajara
Vivimos en una sociedad moderna y, por ende, secular, o aparentemente alejada de lo religioso. Esta afirmación es solo parcialmente cierta. La simulación de lo sagrado nos invade a través de productos culturales derivados del esoterismo de masas. Hoy en día, una nueva religiosidad se está generalizando entre los jóvenes millennials, centennials y alfas, la cual no entiende las sacralidades tradicionales ni conserva la solemnidad de los antiguos rituales.
Los rituales postseculares de nuestra postmodernidad se insertan en esta nueva religiosidad, dirigida por laicos. Estas prácticas, más lúdicas que solemnes, adquieren cierto significado y trascendencia para sus seguidores. Un claro ejemplo lo encontramos en marzo de 2024, cuando 30 mil argentinos despidieron al fallecido Akira Toriyama, creador de Dragon Ball, con una Genkidama masiva en el Obelisco.
Muchos jóvenes creyentes sienten una verdadera fascinación por sagas de fantasía y ficción, vinculadas con este esoterismo de masas. Para el nuevo «homo religioso», la línea que separa este esoterismo de la religiosidad tradicional es, a menudo, difusa. Un caso ilustrativo es el de una pareja de León, Guanajuato, que, siguiendo sus inclinaciones frikis, decidió celebrar su boda con la temática de Los Caballeros del Zodiaco.
Calificar este suceso como una simple broma o extravagancia sería superficial. Que unos jóvenes consideraran buena idea disfrazarse para recibir un sacramento es, sin duda, un síntoma de la transformación que está experimentando la religiosidad contemporánea.
El sábado 5 de octubre, esta pareja decidió casarse por la Iglesia, un hecho relevante considerando que solo dos de cada diez matrimonios civiles terminan en el altar. El templo elegido fue el Expiatorio de León. Si tematizamos nuestras fiestas de cumpleaños, ¿por qué no una boda? La respuesta es simple: se trata de un sacramento, no de una celebración secular, lo cual exige cierta seriedad.
Este hecho no es único. En 2021, en Tlaxcala, una pareja protagonizó una boda temática aún más polémica, en la que recibieron la bendición nupcial de un sacerdote. El novio estaba vestido como un oficial nazi de la Wehrmacht, mientras la novia llevaba un atuendo inspirado en el que usó Eva Braun cuando se casó con Adolf Hitler.
En aquella ocasión, las redes sociales estallaron. El novio dio varias entrevistas justificando su excentricidad y respondiendo preguntas sobre sus posibles afinidades ideológicas. A veces, los periodistas tienden a preguntar lo obvio.
En el caso de los novios de León, las redes sociales también se llenaron de comentarios. El video de la boda, con los novios y su cortejo disfrazados de personajes de Los Caballeros del Zodiaco, se volvió viral en TikTok. El desfile de «Atena», «Ikki» y «caballeros dorados» de papel metálico parecía más una pasarela de cosplay que una ceremonia religiosa.
Como suele ocurrir en esta torre de Babel llamada redes sociales, algunos usuarios criticaron la ocurrencia, mientras que otros la celebraron e incluso pidieron más bodas temáticas. Un usuario compartió un video mostrando la decoración del salón y el pastel de la boda.
En una boda convencional, las invitaciones suelen especificar ropa formal o de gala, pero aquí se pedía a los invitados caracterizarse como personajes de un anime de los años ochenta. Para algunos, alquilar un disfraz no es complicado, pero hacer un buen cosplay requiere destreza, tiempo, dinero y algunos tutoriales de YouTube. Muchos internautas felicitaron a los amigos de la pareja que decidieron asistir disfrazados, señalando que esos son los verdaderos amigos.
Otro aspecto que generó debate fue que la Iglesia permitiera realizar una boda tematizada dentro del templo. ¡Y vaya sorpresa! Muchos internautas elogiaron a las autoridades católicas por permitir una boda con tales particularidades.
Sin embargo, la Iglesia no tardó en corregir el rumbo. La Arquidiócesis de León emitió un comunicado instruyendo a los sacerdotes a no celebrar matrimonios si los novios no visten con dignidad. De no haberse tomado esta medida, más parejas habrían seguido el ejemplo, convirtiendo sus bodas en convenciones de cómics, con novios disfrazados de personajes de Marvel, Star Wars, Dragon Ball, Naruto, DC Comics, Castlevania, princesas de Disney o incluso furros con peludos disfraces. La influencia del esoterismo de masas sobre los católicos postmodernos podría haber desbordado el control de la Iglesia.
El arzobispo de León, Jaime Calderón, fue claro con sus sacerdotes: no permitir que se repita una boda como la del Expiatorio. No más novios disfrazados. En un comunicado oficial, el Arzobispado afirmó:
«No se permitirá en adelante ninguna situación que dañe o falte a la integridad de la fe y la dignidad de los sacramentos. Si llegara a presentarse el caso, pido a mis hermanos sacerdotes suspender la celebración.»
Estamos ante un verdadero choque generacional que enfrenta dos imaginarios religiosos disímiles. Los nuevos católicos, a quienes llamo «multifacéticos», han sido formados no solo por la televisión y el cine, como sus padres de la Generación X, sino también por los nuevos metarrelatos de ficción. El arzobispo de León fue categórico en este punto:
«Los sacramentos no son ficción ni algo imaginario; son realidades que deben interpretar todo el ser de la persona que los recibe y celebra. Por eso se pide a los novios que vayan vestidos con dignidad, al igual que todos los asistentes a la celebración de los sacramentos.»
¿Habrá arzobispos más liberales que permitan a sus sacerdotes celebrar bodas tematizadas? Con certeza, pasarán muchos años antes de que veamos a una princesa Zelda casarse con un Link en una iglesia católica.