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Cuando el alumno supera al maestro

Mtra. Laura O. Robles Sahagún · Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo, UNIVA Guadalajara

 

Personalmente, considero que uno de los mayores logros de los profesores, es ver que sus alumnos crecen, se desarrollan y tienen éxitos, a tal grado que se convierten en colegas y superan retos que los mismos docentes no hicieron.

En múltiples ocasiones he comentado que los egresados son el examen de titulación de las instituciones de educación media y superior; son ellos quienes demuestran en el campo laboral los conocimientos, las habilidades y destrezas que se les enseñaron en el aula, así como los valores que tanto en casa como en la escuela se les fomentaron.

Ver a los estudiantes convertidos en profesionales, ganando premios, dando discursos, charlas, conferencias, siendo líderes, grandes empresarios, mostrando sus descubrimientos o sus invenciones, debe llenar de orgullo a cualquier profesor y, es más, verlos ganando mucho dinero, también ¿por qué no?

Pero formar grandes profesionales es labor de profesores y profesoras bien preparados, con mucho ímpetu, aquellos que siempre están a la vanguardia y que se atreven a llevar a sus estudiantes a otras dimensiones del conocimiento, que les desarrollan el discernimiento, el poder de análisis y que les enseñan el mundo real, ese en donde compiten los mejores.

Las universidades son el campo de entrenamiento en el que a los estudiantes se les ponen almohadillas para que no duelan los golpes, que se les enseña a caer para no lastimarse, a pintar sin salirse de la línea y a hacer círculos perfectos. Al salir de las aulas, los jóvenes encuentran bajos salarios, nulas prestaciones y un mundo en el que unos se comen a otros, sin tiempo a recordar cómo se tenían que caer, en el que los golpes duelen y enseñan y, desafortunadamente, muchos se quedan en el suelo o mejor cambian de área de trabajo.

Por ello, ver los éxitos de quienes se han atrevido, han puesto su conocimiento y habilidades al 100 o al 200 % al servicio de ellos mismos para salir adelante, es un verdadero privilegio. Verlos enfocados en lograr sus metas, sus objetivos de vida y tener perspectivas laborales muy claras, es un lujo.

Aquellos profesores, a los que fácilmente se les rebasa, que no tienen la ilusión y el gusto de ver triunfar a sus estudiantes, no deberían tener cabida en las aulas, estas requieren catedráticos sabios, inteligentes, retadores, que, con amor, paciencia y alegría, enseñan a sus alumnos a librar obstáculos y a ser punta de lanza en lo que hagan. De esos maestros estamos ávidos, porque el mundo laboral cada día es más complejo y saturado.

Ver, egresados felices, es el mejor regalo, el mayor logro.

 

Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del 25 de marzo de 2023.

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