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¿Cuál es el verdadero significado de una caminata espiritual?

Por Noé Esaú Garcia Valencia · Coordinador Académico de Ciencias Económico Administrativas, UNIVA Querétaro

En su dimensión antropológica la acción de caminar en las personas nos remite al despojo de nosotros mismos, es decir, salir de nuestro estatus actual con un objetivo específico a ser alcanzado: desafiarnos en muchos sentidos, sea para poner a prueba nuestra condición física, convivir con nuestras amistades, disfrutar de bellos momentos en la naturaleza, discernir y meditar sobre la vida o tal vez pagar una promesa por algún favor recibido.

Sea cual sea el motivo, la actitud del hombre es salir de sí mismo al encuentro de algo diferente. El hombre gusta de encuentros de toda especie. Encuentros con personas, con situaciones conocidas o desconocidas, encuentros en los cuales puede desafiarse a sí mismo y también encuentros en los que descubre cosas que jamás había imaginado vivir. Esa es la mística de una caminata espiritual.

Asumir los riesgos que conlleva la caminata es un signo de madurez espiritual. Independientemente de la situación física, emocional, profesional, afectiva o religiosa en la que nos encontremos, lo importante es caminar al encuentro de nosotros mismos, de los demás y en definitiva de Dios.

Todos los años la UNIVA realiza la caminata espiritual al Cerro del Cubilete, en el estado de Guanajuato, uniéndose en una sola voz y una sola alma a todos los planteles distribuidos a lo largo y ancho de la República mexicana para celebrar la Vida, en el marco extraordinario del Santuario de Cristo Rey. Esa celebración es también un encuentro de Gracia, el cual permite a toda la comunidad UNIVA unirse como Iglesia peregrina en busca de la Eterna Felicidad.

Para nuestra sociedad mexicana es cultural el hecho de participar desde muy pequeños en diferentes tipos de actividades que expresan una determinada religiosidad popular. Somos un pueblo creyente que vivimos nuestra fe de forma diversa. Nos gusta sentirnos escuchados y acompañados por Dios a través de la iglesia. Somos un pueblo eclesial. Vivimos nuestros encuentros por medio de gestos privados y manifestaciones públicas. Al mismo tiempo somos conscientes de que hay muchas formas de agradecer los dones recibidos, pero sabemos que Dios atiende la plegaria de sus hijos con cariño especial, porque Él mismo afirma: cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mt 18,20).

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