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Mtro. Daniel Meza Real · Coordinador de Calidad Académica, Corporativo UNIVA

 

Transcurría el año de 1963, la pequeña Madonna Louise Ciccone de apenas 5 años, dibujaba tranquila sobre una pequeña mesa en el centro de la sala de su casa, en la comunidad de Bay City, Michigan; desde hacía tiempo el lugar se sentía solo y vacío a pesar de que en él vivían la pequeña niña, sus padres y sus 7 hermanos.

Sin que pudiera notar su débil presencia, su madre, terminalmente enferma, la observaba desde el otro lado de la habitación y con una voz apenas audible le preguntó -¿nena qué dibujas?- sin levantar la mirada la niña solo respondió –es algo que soñé mami-. Con el brazo estirado la madre le pidió que le mostrara el dibujo y ante la mirada de asombro la niña explicó –Es una corona, soñé que era una reina y que todos me miraban y me aplaudían.

Como si ese momento hubiera sido una predicción de aquella niña, con el legado más impresionante de ventas de discos, así como de premios y reconocimientos, rompiendo las marcas de los músicos más importantes de la historia, efectivamente se convirtió en la soberana de la música, en la estrella más brillante del firmamento, en la artista más influyente de toda una era, simplemente en la reina del pop.

A sus escasos 17, años Madonna era curiosamente conocida por tener notas ejemplares en la Rochester Adams High School, así como una habilidad nata para dar volteretas y saltos en el equipo de porristas.

Contrario a lo que quería su padre, con quien vivía desde que su madre murió, aceptó una beca de danza en la Universidad de Michigan, tomando el consejo de su profesor de ballet Christopher Flynn, siguió su carrera como artista.

Era una adolescente impetuosa que desde niña demostró que tenía una fuerza que la llevaba a lograr cualquier meta, ya fuera una nota excelente en cualquiera de sus materias o simplemente el hecho de vivir el día a día sin la figura de su madre.

En 1977 la joven artista estaba decidida a tomar el camino hacia sus sueños y ese, afortunadamente o desgraciadamente, estaba fuera de Bay City, así que dejó la escuela y se mudó a Nueva York con sólo 35 dólares y una maleta llena de sueños y metas por cumplir.

Inmediatamente, consiguió dos empleos, uno para alimentar su cuerpo como empleada de una tienda de donas y el otro que alimentaba su espíritu como bailarina en grupos de danza contemporánea.

Todo parecía fluir con naturalidad y ella estaba convencida de que a pesar de lo que decía la gente, la gran manzana no iba a poder vencer a la fuerte chica de Michigan; sin embargo, esa fortaleza se puso a prueba una noche en que salía de un ensayo, por razones que no son vitales explicar pasaba de la hora en la que habitualmente regresaba a casa, caminaba tranquila por las oscuras calles del barrio en el que vivía y aunque recorría cada noche el mismo camino, ese día había algo diferente, se sentía una intranquilidad en el silencio, sin saber por qué, su corazón latía más rápido de lo normal y aunque su orgullo no le permitía aceptarlo realmente, tenía miedo. De repente, justo al pasar por un callejón escuchó desde la oscuridad dos risas tan macabras que parecían haber salido directamente desde la penumbra del infierno; dos hombres salieron rápidamente y la sujetaron fuertemente; aunque ella gritó, la gente en sus ventanas prefería ensordecerse como si de la más cruel manera le dijeran: bienvenida al mundo real. Fue obligada a hacer una felación y a partir de ese momento supo que era vulnerable, pero que eso no la iba a hacer caer.

La vida en Nueva York era realmente complicada, amaba lo que hacía, sin embargo, se trataba de una ciudad en la que era caro poder sobrevivir si se vivía para alcanzar un sueño y eso la llevó a aceptar todo tipo de empleos que iban desde restaurantes, coreógrafa e incluso en algún momento tuvo que posar desnuda para un artista de la fotografía, quien le pagó 25 dólares por toda una sesión.

Todo esfuerzo tiene grandes beneficios y en 1979 pudo integrarse en el grupo de bailarinas de la gira mundial de la entonces estrella de la música disco, Patrick Hernández quien volvía loco al mundo con su clásico “Born to be alive”.

Esto marcó el inicio de su carrera musical y no porque haya brillado en la gira, realmente pasó desapercibida entre las demás bailarinas, pero ahí conoció a Dan Gilroy, un músico con el que decidió formar Breakfast Club, una banda en la que ella cantaba, tocaba la guitarra y la batería.

Madonna descubrió que podía hacer mucho más que sólo bailar y encontró que el proyecto de Gilroy no le alcanzaba para llenar sus ambiciones; dejó la banda y conoció al que sería su novio, el baterista Stephen Bray, con quien formó la banda Emmy and the Emmys.

Su rítmica música, mezclada con la energía y talento de su vocalista, llamaron la atención del DJ y productor Mark Kamins, quien arregló un encuentro entre Madonna y Seymour Stein, fundador de la discográfica Sire Records.

Después de dos años de aquel encuentro, los sencillos “Everybody” y “Burning Up”, se colocaban en el número tres de la lista Hot Dance Club de Billboard.

Con este éxito decidió lanzarse a las grandes ligas y en poco tiempo debutó con un primer álbum con el que literalmente se presentaba al mundo, este llevó su nombre y fue el primero de una lista innumerable de éxitos.

Conforme avanzaba la década de los 80, los éxitos mundiales la convirtieron poco a poco en un ídolo, su particular apariencia provocadora con tintes de “niña mala” comenzó a ser emulada por las adolescentes de la época, lo cual era indiscutiblemente un medidor aún más fidedigno que cualquier análisis para saber el nivel de fama que estaba adquiriendo.

La lista Billboard puede ser una de las más inestables en el mundo de la música, un día un artista puede llegar al número uno, pero al día siguiente es rebasado por otro. Madonna conquistó la lista con su segundo álbum “Like a Virgin”, no sólo llegando al número 1, sino manteniéndose en el mismo durante 6 semanas consecutivas.

Esta y cualquier otro tipo de popularidad estratosférica desgraciadamente tiene dos caras y así como era vista e idolatrada por millones en el mundo, también llamó la atención de algunas organizaciones familiares y religiosas, quienes se quejaron de que la canción homónima al álbum y su video promovían las relaciones sexuales prematrimoniales y socavaban los valores familiares por lo que debían ser censurados.

Justo cuando la polémica no podía estar en su punto más vivo llegó la presentación de los MTV Music Awards, todos esperaban con ansia la presentación de Madonna y justo como estaba previsto salió al escenario a cantar adornada con un vestido de novia, nada que sorprendiera demasiado, dado que era un acto común en sus presentaciones, sin embargo, de un minuto a otro Madonna sintió que su performance se estaba volviendo demasiado ordinario, algo que ella nunca en su vida podría soportar, así que justo en el momento cúspide de la canción se tiró al piso y comenzó a realizar todo tipo de movimientos sensuales mientras Freddy su manager le gritaba -¡¿qué haces?! Por Dios traes puesto un vestido de novia.

Madonna le demostró al mundo que no había nada ni nadie que pudiera reprimirla y decirle cómo se debía comportar y que si para ser ella misma tenía que escandalizar al mundo entero, lo haría sin tapujos.

A pesar de esto, el álbum fue certificado con Disco de Diamante después de vender más de 25 millones de copias en todo el mundo.

Para el año 1989, ya había grabado 4 discos, había participado en 4 películas, tanto como actriz como músico, tenía más de 75 millones de discos vendidos, una petición de veto directa del papa, el reconocimiento a la artista de la década, 11 premios Billboard, por ser el top de ventas en Estados Unidos y en el Reino Unido, así como un Grammy por el mejor video musical de formato largo.

Estaba en la cima y comenzaba a coronarse con el título de la soberana del pop, pero tanta fama y éxito trajeron a su vida un viejo fantasma.

Una mañana muy temprano, fue despertada bruscamente por el teléfono que no dejaba de sonar; extrañada, se levantó sin darle mucha importancia, se sirvió un café, encendió el televisor y harta del escándalo del aparato, se dispuso a contestar; del otro lado del auricular gritaba desesperado Freddy -¿En qué estabas pensando?

Madonna consternada le preguntó de qué hablaba, pero antes de que pudiera responderle quedó atónita al ver como en un noticiero presentaban la portada de una revista para adultos con las fotos de una mujer, 10 años más joven, que luchaba por un sueño y que aceptó 25 dólares por una sesión al desnudo.

El escándalo no pasó a mayores y ella, más allá de arrepentirse o buscar excusas sobre el asunto, simplemente lo aclaró y se mantuvo firme en una decisión que tomó en una circunstancia específica. Aun así, aquellas fotos se vendieron en una suma de aproximadamente 100,000 dólares.

Madonna era la imagen de la sensualidad y la rebeldía, sin embargo, era esa sólo la fachada de una mujer que en realidad se caracterizaba por ser increíblemente inteligente y con una voluntad y temple que la hacían lograr cualquier meta.

En los primeros años de la década de los 90 fundó, junto con Time Warner, “Maverick”, una empresa de entretenimiento conformada por una compañía discográfica (Maverick Records), una productora de cine (Maverick Films) y varias divisiones asociadas a publicaciones musicales, televisión, libros y mercadotecnia.

Madonna sufría poco a poco un cambio drástico, ahora con su nuevo disco “Bedtime Stories”, se mostraba una mujer más madura y con una imagen suave, lo que la acercó al público en general y le permitió mostrar un rostro que era tan vulnerable como humano.

En la vida se experimentan momentos que te van formando como persona, que te marcan en el camino, pero hubo uno que le dio la vuelta totalmente al mundo de la artista: la maternidad.

El 14 de octubre de 1996 nació Lourdes Maria Ciccone Leon, y justo después de esto un cambio que se venía preparando desde algunos años atrás llegó a la cúspide. Se internó en el misticismo oriental y la Cábala e incluso algunos años más tarde se cambiaría el nombre a Esther debido a su nueva filosofía adquirida.

Toda esta nueva mentalidad se plasmó en un nuevo disco y todos estaban expectantes de ver materializado en su música a la nueva Madonna.

Tal y como se esperaba, dos años más tarde “Ray of Light”, su séptimo álbum, mostró un total cambio en el arte de la cantante, descrito como una “obra maestra del pop” y siendo galardonado con 4 Grammy y la aparición en la lista de los mejores 500 álbumes de todos los tiempos, aparte de, claro está, la venta de más de 20 millones de copias alrededor del mundo.

El nuevo milenio llegó con más y más éxitos. Ahora en el año 2003 contaba ya con 9 discos, todos con un éxito rotundo; Madonna ahora ya no se presentaba como la adolescente provocadora y rebelde, se podía ver en el escenario y en su música a una verdadera reina. No obstante, su esencia era la misma y no iba a desaprovechar ni una sola oportunidad para mostrarle al mundo que la Madonna que todos conocían seguía ahí.

De nuevo, en los MTV Video Music Awards, a la mitad de la presentación de su nuevo sencillo “Hollywood”,  besó a Britney Spears, quien figuraba como la princesa del pop, en los labios, lo cual no sólo causó un frenesí en los medios de comunicación, sino que también le mostró al mundo que nadie le podía competir y que sería por siempre la indiscutida Reina del Pop.

A partir de ese momento y durante los siguientes años, Madonna nunca demostró querer tomar el camino de bajada de la cúspide, cuando parecía que lo tenía todo y que ya no había nada que pudiera ganar, lanzó en el 2005 “Confessions on a Dance Floor” y el sencillo “Hung Up”, parte del disco que logró posicionarse como número uno, con un record de 45 países, lo que le otorgó su merecido lugar en las páginas del libro de los Record Guinnes.

Después de un disco más, “Hard Candy”, la cantante terminó la década de los 2000 como la artista con más sencillos vendidos en Estados Unidos y la más vista en todo el Reino Unido.

Han pasado casi 40 años desde el día en que aquella adolescente llegaba entusiasmada a la ciudad de Nueva York persiguiendo un sueño, y ahora al ver a la reina moverse alrededor del escenario, revolucionando la música de nueva cuenta y provocando el ímpetu de las nuevas generaciones, el mundo puede saber que no hay mayor fuente de la juventud que el ser quien eres para alcanzar tus sueños y que muy pocos realmente alcanzan esa trascendencia.

 

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