Rosa Mercedes Lozano Gualan ∙ Estudiante de la Universidad UTEL, Ecuador
El aprendizaje se define como las formas en que un ser humano puede obtener información, además de modificar sus conductas y estructuras cognitivas (Camizán et al. (2021). Este proceso consiste en una reestructuración de las presentaciones y percepciones del entorno según la comprensión de las personas. Es, por lo tanto, un modo de abrirse al mundo, pero que va más allá de los saberes, si no que incluye además la transformación e incorporación de novedades que ayudan a la construcción del conocimiento. El aprendizaje ocurre por medio del intercambio y la interacción con el entorno (Girardo et al, (2022).
Según la teoría del aprendizaje significativo de Ausubel, el aprendizaje ocurre por medio de la relación que se establece entre el nuevo conocimiento y la estructura de cognitiva de la persona. También Vygotsky señala que el conocimiento se va construyendo a lo largo de la vida como resultado de los procesos sociales que lo originaron y el desarrollo de la personalidad (Nieva & Martínez, 2019). En la teoría de Kolb indica que el aprendizaje se compone de dos dimensiones: la percepción de la información y procesamiento de las mismas, las cuales se encuentran condicionadas por las experiencias vividas por el individuo. Por lo tanto, se existen diferentes estilos de aprendizaje, definidos como los métodos específicos que emplea cada persona para adquirir conocimientos (Loor & Alarcón, 2021).
Los diferentes estilos de aprendizaje surgen a partir de las experiencias de cada sujeto, además del modo que emplean para obtener y procesar la información. Dado que los estudiantes aprenden de diferentes formas, el docente tiene la responsabilidad de aplicar estrategias tanto individuales como grupales que fomenten el desarrollo individual y grupal de todos los alumnos. Estas deben estar orientadas a cubrir las necesidades de cada estilo de aprendizaje, para favorecer una enseñanza significativa (Alanyá et al (2021).
Los estilos de aprendizaje pueden ser identificados por medio de las características cognitivas, afectivas y fisiológicas, que ayudan a determinar la forma en que las personas obtienen, interactúan y responden a los estímulos del entorno en que aprenden (Esteves et al. (2022). Las diferentes formas de aprender se relacionan con el tipo de canal que utilice el estudiante para percibir la información, sea visual, auditivo o kinestésico, por lo tanto, la cantidad de información que el cerebro pueda retener dependerá de la didáctica que el docente implemente para estimular la mayor parte de la capacidad del alumno (Canchala et al. (2019).
Se pueden distinguir cuatro tipos de aprendizaje, el activo busca experiencias nuevas que les ofrezca la oportunidad de obtener conocimientos. El reflexivo se fundamenta en analizar las experiencias desde diferentes puntos de vista, anteponiendo la observación antes que la acción. El aprendizaje lógico se basa en proporcionar un enfoque lógico a los problemas, organizando los hechos de manera lógica. Por último, el pragmático está orientado hacia la experimentación y la comprobación de nuevas ideas (Arias et al. (2021).
Las investigaciones realizadas en el campo educativo han encontrado una relación significativa entre el estilo de aprendizaje y el rendimiento académico de los estudiantes, entendiendo este último como una valoración de los logros obtenidos por el estudiante a lo largo del curso, es una manera de poder medir el desempeño. Esto depende de diferentes factores donde se incluyen los hábitos de la persona como frecuencia de estudio y lectura, uso de Tv, celular, trabajo, el entorno familiar, ingresos económicos, ambiente comunitario, estrato socioeconómico, deporte, aspectos positivos y negativos de la comunidad, entre otros (Castrillón et al. (2020).
En la investigación de Estrada (2018) se determinó que comprender los estilos de aprendizaje ha servido para generar cambios importantes en la práctica educativa, permitiendo establecer que no existe una forma correcta o errónea de aprender, sino que cada persona puede emplear diferentes métodos para obtener conocimiento. En su estudio, la autora encontró que el estilo reflexivo era el más frecuente en los estudiantes que formaron parte de su muestra y que este a su vez estaba relacionado con el rendimiento académico.
Partiendo de estos antecedentes, presente un estudio que tiene como finalidad relacionar el estilo de aprendizaje de los estudiantes y su rendimiento académico en la asignatura de Ciencias. Dado que es una de las áreas de aprendizaje que suele ser más complejas para aprender, es necesario comprender de qué forma los alumnos comprenderían mejor los temas, con la finalidad de mejorar su rendimiento y trabajar en función de sus necesidades.
Se trata de un estudio no experimental, descriptivo y correlacional, se identificaron los principales estilos de aprendizaje y se correlacionaron con el rendimiento de los estudiantes para determinar el grado de asociación entre ambas variables. Asimismo, dado que se obtuvieron y manipularon datos numéricos, la investigación empleó un enfoque cuantitativo, para ello se emplearon métodos estadísticos que ayudaron a comprobar las hipótesis planteadas y cuantificar el efecto del estilo del aprendizaje en el rendimiento.
La población de estudio estuvo conformada por 10 estudiantes de bachillerato cursan la asignatura de Ciencias. Para la selección de la muestra se consideró a la totalidad de la población, dado se trató de un número pequeño, por lo tanto, se empleó un muestreo no aleatorio o por conveniencia, atendiendo a los siguientes criterios:
- Participación voluntaria
- Alumnos con asistencia regular a la asignatura
La recolección de datos consistió en aplicar como método de la encuesta con el propósito de identificar mediante un cuestionario sencillo los estilos de aprendizaje de los estudiantes. Este instrumento denominado Estilos de Aprendizaje Honey – Alonso, es autoadministrado, consta de 80 ítems, de los cuales los estudiantes marcaron con una X solo los que se relacionaban con su forma de aprender. Las puntuaciones permiten clasificar el aprendizaje en: activo, reflexivos, teórico y pragmático. Con relación al rendimiento, previa autorización de la institución, se revisaron los registros de los estudiantes para extraer información relacionada con su rendimiento académico. Los datos fueron manipulados, atendiendo los principios de confidencialidad y éticos, resguardando la información personal.
La información se registró una matriz de Excel que posteriormente fue analizada en el programa SPSS versión 22.0. Se determinaron los estadísticos descriptivos y la correlación se efectuó con la prueba de Spearman. Se estableció un nivel de confianza del 95 % para una significancia de 0,05, se consideró una correlación significativa a los valores <0,05 y las hipótesis planteadas fueron las siguientes:
Hipótesis nula (H0): los estilos de aprendizaje no se correlacionan con el rendimiento académico de los estudiantes de la asignatura de ciencias.
Hipótesis alterna (H1): los estilos de aprendizaje se correlacionan con el rendimiento académico de los estudiantes de la asignatura de ciencias.
Luego de evaluar los registros de calificaciones de los estudiantes, se determinó que el rango de rendimiento del alumnado oscilo entre los 7 y 9 puntos en la asignatura de Ciencias, con un promedio de 8 puntos. Como se indica en la figura 1 el 80 % de los alumnos tuvo un promedio de calificaciones de 8 puntos, el 10 % 9 y el 10 % 7.
Con relación al estilo de aprendizaje los más frecuentes fueron el reflexivo y activo con el 40 % y 50 % de los estudiantes, en menor proporción con un 10% se identificó el aprendizaje teórico. Estos resultados indicaron que la mitad de los estudiantes emplean un método de estudio basado en la proactividad y en la búsqueda de ampliar conocimientos por medio de la comprensión de nuevas ideas y temas. Asimismo, aplican las experiencias previas para la construcción del aprendizaje. Por otra parte, los estudiantes que emplean un estilo activo se caracterizan por participar de manera constante en las actividades académicas con la finalidad de generar nuevos conocimientos.
Para determinar la correlación entre el rendimiento académico de los estudiantes y el estilo de aprendizaje se calculó el coeficiente de Spearman rS=−0.387. Estos resultados indican que no existe una asociación estadísticamente significativa entre las variables. Por lo tanto, se infiere que el rendimiento de los estudiantes puede deberse a la influencia de otras variables como el tipo de método de enseñanza y los recursos empleados. En la figura 3 se muestra el gráfico de dispersión de datos en el que se observa que no existe linealidad en la correlación.
El análisis de los datos obtenidos revela que, en general, los estudiantes de la asignatura de Ciencias presentan un rendimiento académico promedio, con calificaciones que oscilan entre 7 y 9 puntos, y un promedio general de 8 puntos. Este resultado establece una base sobre la cual se puede evaluar la posible influencia de los estilos de aprendizaje en el desempeño académico.
En cuanto a los estilos de aprendizaje identificados, se observa que los más prevalentes son el reflexivo y el activo, con un 40 % y 50 % de los estudiantes, respectivamente. Estos hallazgos sugieren que la mitad de los alumnos tienden a utilizar enfoques de estudio basados en la reflexión y la búsqueda activa de conocimientos. Por otro lado, se destaca que el 10% de los estudiantes adopta un estilo teórico, indicando una diversidad en las estrategias de aprendizaje empleadas por la muestra.
Sin embargo, al correlacionar los estilos de aprendizaje con el rendimiento académico, se encuentra un coeficiente de Spearman (rS) de -0.387, indicando una correlación negativa moderada. Aunque este resultado no alcanza significancia estadística, sugiere una tendencia a que los estudiantes con estilos de aprendizaje más reflexivos o activos tienden a obtener calificaciones ligeramente más bajas. Es importante destacar que la falta de significancia estadística puede deberse a la influencia de otras variables, como el método de enseñanza y los recursos utilizados en el aula.
En conclusión, este estudio exploratorio no experimental buscaba analizar la relación entre los estilos de aprendizaje y el rendimiento académico en la asignatura de Ciencias. A pesar de que se identificaron estilos de aprendizaje predominantes entre los estudiantes, no se encontró una asociación estadísticamente significativa entre estos estilos y el rendimiento académico.
Se infiere que el rendimiento de los estudiantes en Ciencias puede estar influenciado por diversas variables no consideradas en este estudio, como la metodología de enseñanza, los recursos didácticos empleados y las características individuales de los alumnos. Futuras investigaciones podrían explorar estas variables adicionales para obtener una comprensión más completa de los factores que afectan el rendimiento académico en esta materia específica.
Considerando la falta de correlación estadísticamente significativa entre los estilos de aprendizaje y el rendimiento académico, se sugiere explorar y diversificar los métodos de enseñanza utilizados en la asignatura de Ciencias. Incorporar enfoques que se adapten a diferentes estilos de aprendizaje, esto podría favorecer una comprensión más profunda de los contenidos por parte de los estudiantes.
Además, la evaluación y adaptación de los recursos didácticos empleados en el aula podrían contribuir al rendimiento académico. Para ello se debe utilizar materiales que apelen a diferentes modalidades sensoriales (visual, auditiva, kinestésica) podría facilitar la asimilación de conceptos por parte de los estudiantes con diversos estilos de aprendizaje.
También se debería implementar programas que fomenten el desarrollo de habilidades de estudio, así se beneficiaría a los estudiantes, independientemente de su estilo de aprendizaje. Enfocarse en estrategias efectivas de lectura, organización y gestión del tiempo puede mejorar el rendimiento académico de manera general.
Establecer un sistema de monitoreo continuo del rendimiento académico, combinado con retroalimentación personalizada, permitirá identificar oportunidades de mejora para cada estudiante. Esta aproximación individualizada puede ser clave para superar posibles obstáculos que afectan el rendimiento.
Así mismo, fomentar la autorreflexión y la metacognición entre los estudiantes puede fortalecer sus habilidades para comprender y gestionar su propio proceso de aprendizaje. Esto les ayudará a identificar sus preferencias y estrategias efectivas, contribuyendo a un mejor rendimiento académico.
Dada la complejidad de los factores que influyen en el rendimiento académico, se sugiere realizar investigaciones adicionales que aborden variables no contempladas en este estudio, como la calidad de la interacción en el aula, la motivación intrínseca de los estudiantes y otros elementos contextuales que podrían tener impacto en los resultados académicos.
Referencias
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