Mtro. Juan Pablo Ruíz Huerta ∙ Docente UNIVA Online
Es bien sabido que nuestro sistema educativo en México ha mostrado muchas deficiencias a lo largo del tiempo. Es un sistema que, de manera arbitraria, cada 6 años, es modificado a capricho del Federal, sin previa autorización. Desde la implementación de la Reforma Integral de Educación Básica hasta la introducción de la Nueva Escuela Mexicana, se reconoce que varias reformas han aportado elementos novedosos y de gran valor académico. Sin embargo, es lamentablemente observar cómo estos aspectos destacables, terminan desvaneciéndose con cada cambio de sexenio.
En el pasado diciembre, los resultados de la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE) revelaron que nuestro país se posicionó en el lugar 51 de 81 posibles, es decir, una calificación literalmente reprobatoria. Este dato debería generar un fuerte llamado de atención para las autoridades educativas, pero como es tendencia en nuestro país, se muestran señales de alarma que apenas perduran uno o dos días para luego ser relegadas al cajón del olvido. Cuando se les cuestiona a las autoridades federales al respecto, las respuestas suelen desviarse por la tangente, señalando a la ultraderecha como la fuente de los ataques o desacreditando las pruebas con argumentos como la falta de confiabilidad.
Mi opinión es distinta, considero que la prueba PISA es un instrumento de medición muy confiable, y lo respaldo con mi experiencia diaria como docente. Aunque no estoy seguro de que exista un regazo educativo de 15 o 20 años, como mencionan algunos medios, sí constato la presencia de un importante rezago educativo. Hoy, puedo observar, por ejemplo, que jóvenes de preparatoria carecen de conocimientos básicos para resolver operaciones mentales sencillas. En experiencias a nivel licenciatura, me he encontrado con que no saben calcular un porcentaje o, más preocupante aún, me dicen que hay 10,000 metros en un kilómetro. Y ya mejor ni hablamos de las habilidades de lectura y escritura; lamentablemente la ortografía parece que es nula en la actualidad. Incluso, en alguna ocasión, un alumno me preguntó que quién era esa señora…
México enfrenta más problemas educativos en comparación con hace dos décadas, y esto se atribuye, en gran medida, a un sistema permisivo caracterizado por la falta de respeto hacia los docentes, aunado a que actualmente, las instituciones educativas parecen no estar tan enfocadas en la creación de aprendizajes significativos. Pero, hoy más que nunca, la prioridad debería ser la formación integral de jóvenes que puedan insertarse exitosamente al mundo laboral en un futuro cercano.
Tristemente, nuestra realidad revela que la gran mayoría de los estudiantes muestran un desinterés por la escuela. Estoy convencido de que, en muchos casos, desconocen tanto el qué como el porqué de sus estudios. Y, por otro lado, todos los profesores nos vamos quedando sin autonomía en todos los aspectos. Es desolador observar este panorama, sobre todo porque México tiene un enorme potencial y es rico en muchos ámbitos. Tanto tú, tus hijos, nietos como yo, merecemos un mejor sistema educativo. Como nación, deberíamos aspirar, al menos, a situarnos en el Top 10 a nivel mundial, pues contamos con docentes y directivos de gran valía. Sin embargo, como lo mencioné al principio, estas aspiraciones parecen estar destinadas al cajón del olvido, de la misma manera que sucedió con Tlatelolco, Acteal o Ayotzinapa. Tristemente, en la actualidad, la educación importa a muy pocos y beneficia a unos cuantos.
