Nadia Durán Padilla, Sophia Esparza Bracamontes y Belén Vallejo Cabezas · Estudiantes de la Licenciatura de Médico Cirujano, UNIVA Guadalajara
¿Alguna vez han reflexionado sobre cuánto tiempo lleva la mujer participando en el ámbito de la medicina? La presencia femenina en esta práctica se remonta a tiempos antiguos, concretamente en el Egipto de 1500 a.C., donde algunas mujeres aprendían el «arte de la medicina» en la Escuela Real.
Hoy en día, las mujeres que han elegido esta noble profesión enfrentan una serie de desafíos que van más allá de lo académico. Al ingresar al mundo laboral, se topan con prejuicios que menosprecian su capacidad, asociados con estereotipos de sentimentalidad y empatía, los cuales pueden minar sus valores, principios y aspiraciones profesionales.
Históricamente, la medicina ha sido vista como un dominio masculino. Sin embargo, es innegable que las mujeres han avanzado enormemente, ocupando cada vez más posiciones de liderazgo tanto en hospitales como en el ámbito académico. A pesar de estos logros, sigue existiendo una discriminación sutil y a menudo disfrazada.
A nivel mundial, el porcentaje de mujeres que estudian medicina ha pasado del 6 % a casi el 50 % en las últimas dos décadas. Sin embargo, son pocas las que alcanzan cargos de alta responsabilidad y toma de decisiones. Esto se debe a barreras sociales, culturales y personales, que hacen que la discriminación de género persista de manera indirecta.
La discriminación hacia las médicas no es un fenómeno reciente. Un claro ejemplo es la historia de Rosalind Franklin, una científica brillante cuyo descubrimiento de la estructura del ADN fue fundamental para la biología. A pesar de la importancia de su hallazgo, sus logros fueron minimizados y eclipsados por colegas masculinos que se atribuyeron el crédito.
El caso de Franklin es un recordatorio de cómo los prejuicios de género pueden obstaculizar el reconocimiento del trabajo de las mujeres y perpetuar desigualdades. Tristemente, este patrón se ha repetido a lo largo de la historia y, aún hoy, muchas médicas enfrentan desafíos similares.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial y la UNESCO, aunque las mujeres han alcanzado niveles educativos superiores, su participación en diversos sectores sigue mostrando niveles de desigualdad, especialmente en el campo de la salud, donde las plazas suelen ser ocupadas por hombres, relegando a las mujeres a puestos menores. En 2022, en México, se realizó un estudio a 250 cirujanas sobre la discriminación en su especialidad, con resultados reveladores:
En el ámbito laboral, 102 cirujanas (69.8 %) ejercen su especialidad, y de ellas, 36 (24.6 %) en alta especialidad. Solo 8 (5 %) ocupan puestos directivos, como directora, subdirectora médica o jefe de servicio, enseñanza o investigación. A pesar de que 118 (80.8 %) realizan los mismos procedimientos que sus colegas varones, 28 (19.2 %) siguen siendo excluidas de algunos procedimientos. La práctica privada está menos accesible para ellas, lo cual repercute en que sus ingresos económicos sean inferiores a los de sus colegas hombres.
La especialidad de cirugía se ha considerado tradicionalmente como un «campo para hombres» debido a sus extensas jornadas laborales, que muchas veces resultan incompatibles con una vida familiar y social plena.
La percepción de discriminación entre médicas, estudiantes y especialistas muestra la necesidad de cambios profundos en las conductas del personal de salud. Estos son cambios sociales y culturales que tomarán tiempo, pero que son esenciales para lograr que las médicas sean vistas y tratadas como iguales a sus pares varones.
Soluciones:
En ocasiones, pedir respeto a través del diálogo puede ser el primer paso, aunque entendemos que esto no siempre resulta sencillo o efectivo.
Otra forma de avanzar es mediante la creación de protocolos que garanticen la equidad laboral, recordando que las mujeres tienen los mismos derechos y capacidades que sus colegas masculinos; de hecho, hay estudios que demuestran que somos capaces de igualar e incluso superar estas expectativas.
Como podemos ver, a pesar de los grandes avances logrados por las mujeres en la medicina, aún enfrentan barreras invisibles que frenan su desarrollo profesional y mantienen prejuicios de género. Transformar esta realidad requerirá tiempo y una reestructuración cultural profunda y sostenida, con el objetivo de construir un sector de salud más justo y equitativo para todos.
Referencias:
Sanchez I., Lopez E., Barradas M., Cuellar C., Barido M., Esacmilla A. (2024). Discriminaion de la cirujana en el ejercicio de su profesion. 09/11/2024 de https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2444-054X2024000200228