
Mtro. Francisco Meza Estrada · Especialista en Ciencias Políticas y Administración Pública, UNIVA León
En medio de la azarosa competencia electoral, uno de los pendientes que se mantiene álgido es la inseguridad y la violencia en nuestro país. Continúa manifestándose de diferentes formas y sigue dejando mal paradas a las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Algunos de estos eventos que nos dejan ver el desesperanzador rostro de la impunidad y la justicia son los siguientes:
Asesinato de Enríquez Vanderkam
Corrió como pólvora el asesinato del activista Adolfo Enríquez Vanderkam y a todos en León nos invadió el sentimiento de haber perdido algo.
Su labor social había permitido ubicar delincuentes, monitorear el nivel de violencia en la ciudad y ejercer presión sobre las autoridades. Su activismo siempre lo puso en riesgo y siempre estuvo expuesto. Por esa razón, la sociedad leonesa espontáneamente ha tenido diferentes muestras de consternación y solidaridad en la familia.
Su asesinato trascendió en todos los medios porque su labor se había ganado la confianza de los ciudadanos, lamentablemente más que de las propias autoridades.
Seguramente su memoria perdurará, pero como sociedad habrá que pensar en la forma de continuar con su lucha e ideales porque de las autoridades es más probable esperar discursos y eslóganes prefabricados.
Emboscada en Jalisco
En el mismo tema de la inseguridad, pero en otro nivel de violencia. La embosca de la que fue objeto la Guardia Nacional en la localidad de Teocaltiche, Jalisco es una muestra de la capacidad de fuerza de la delincuencia organizada. Es decir, se trató de camiones con un blindaje artesanal que enfrentaron a integrantes de la Guardia Nacional.
Estos integrantes se saben con la capacidad de repeler un enfrentamiento con corporaciones preparadas y equipadas. Esta situación no exclusiva de Jalisco, pues, se ha podido observar en varias entidades desde el sur del país hasta el norte.
Consecuencia de lo anterior, son los desplazados en Chiapas o la reaparición de autodefensas en Michoacán, que muestran la incapacidad de las autoridades por mantener el control de ciertos territorios.
43 periodistas asesinados
En lo que va del sexenio han sido asesinados 43 periodistas. En lo que va de este año se han registrado cinco homicidios. Apenas la semana pasada, el fotoperiodista Ismael Villagómez Tapia de Ciudad Juárez fue asesinado a balazos. Como todos sabemos, la mayor parte de estos crímenes siguen impunes.
No es una novedad que la actividad periodística se ha vuelto riesgosa cuando el crimen organizado se extiende en la sociedad y busca por diferentes medios hacer llegar ciertos mensajes.
Lo cierto es que las autoridades no han podido garantizar la seguridad de los comunicadores ni castigar a los culpables, aun cuando ha existido alternancia en el gobierno.
Pocas señales de esperanza
Con estas señales de la inseguridad de cada día hay pocas esperanzas de que la realidad pueda ser diferente en el corto plazo. Y las razones son evidentes:
- Las personas que llevan a cabo acciones concretas para luchar contra delincuencia desde la sociedad civil son muy vulnerables y las autoridades ni remotamente podrán hacer algunas de sus tareas.
- El crimen organizado cada vez muestra más su capacidad de armamento y control de territorios. Prácticamente, ya no hay asombro y eso es una mala noticia porque lo hemos venido normalizando.
- Actividades como el periodismo, que son fundamentales en la sociedad por la importancia de la información, no dejan de estar amenazadas y siguen costando vidas.
Así que al cierre del año 2023 y en pleno auge de la competencia electoral, es indispensable que como sociedad nos cuestionemos y que los políticos se preparen para ofrecer soluciones reales a la problemática de la inseguridad y la violencia.