Dra. Leslie Becerril Serna · Docente Investigadora, UNIVA Guadalajara
El cáncer de mama sigue siendo una de las principales causas de muerte en mujeres en México. Esto ocurre a pesar de que nuestra población, en general, cuenta con factores reproductivos y estilos de vida considerados “protectores”, como embarazos a edad temprana, mayor tiempo de lactancia, menor uso de anticonceptivos, y menor consumo de sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco. Sin embargo, factores como el sobrepeso y la obesidad, vinculados a hábitos poco saludables, representan riesgos adicionales que se han incrementado con la modernización.
La probabilidad de desarrollar cáncer invasor varía con la edad. Según el reporte de Torres Arreola L. y Vladislavovna, las estadísticas son las siguientes:
- Entre 30 y 39 años: 0.4 %
- Entre 40 y 49 años: 1.5 %
- Entre 50 y 59 años: 2.8 %
- Entre 60 y 69 años: 3.6 %
Ante este panorama, la investigación, la biotecnología y la industria farmacéutica han trabajado de manera conjunta para reducir estas cifras. La terapia contra el cáncer ha experimentado avances significativos en los últimos años, brindando esperanza en la prevención, el diagnóstico y la remisión de la enfermedad.
En el ámbito de la imagenología, se están desarrollando nuevos estudios enfocados en la detección del cáncer de mama. Algunos ya se emplean en casos específicos, mientras que otros permanecen en etapa de evaluación. Entre estas técnicas se encuentran:
- Gammagrafía mamaria: Una herramienta de imagenología molecular.
- Mamografía por emisión de positrones (PEM): Un estudio nuclear molecular.
- Tomografía de impedancia eléctrica (EIT): Técnica no invasiva y libre de radiación.
- Elastografía: Método que mide las características elásticas del tejido mamario.
Aunque prometedores, estos estudios requieren tiempo para demostrar su eficacia y determinar si superan a las herramientas actuales.
Tratamientos del cáncer de seno
Hace 15 o 20 años, las opciones terapéuticas se limitaban principalmente a la quimioterapia con agentes citostáticos, diseñados para detener o ralentizar el crecimiento de las células cancerosas. Sin embargo, los avances en tratamientos han abierto la puerta a nuevas terapias dirigidas, enfocadas en objetivos específicos como proteínas o receptores presentes en las células tumorales.
Las primeras de estas terapias fueron los anticuerpos monoclonales, administrados por vía intravenosa. Más recientemente, hemos presenciado el desarrollo de una familia de terapias dirigidas orales, como los inhibidores enzimáticos, que bloquean la acción de proteínas clave en el desarrollo del cáncer.
Otras estrategias incluyen:
- Técnicas quirúrgicas para la extracción de tejido afectado.
- Radioterapia, que ha mejorado los tratamientos locales con una mayor tolerancia tanto inmediata como a largo plazo.
- Programas de cribado y diagnóstico precoz del cáncer de mama.
Las nuevas terapias han transformado el tratamiento del cáncer, pero aún queda mucho por descubrir.
En el campo de la investigación, la colaboración entre clínicos y científicos ha sido fundamental para los logros alcanzados. Este enfoque ha dado lugar a la oncología translacional, un modelo que integra la investigación clínica, básica y epidemiológica para reducir la incidencia y la mortalidad del cáncer.
Finalmente, aunque hemos avanzado significativamente, todavía nos enfrentamos a grandes desafíos. Los cambios recientes en el tratamiento del cáncer han traído esperanza para los pacientes y nuevos retos para médicos e investigadores. Se espera que, en un futuro cercano, se incrementen las opciones terapéuticas, lo que conducirá a una mejora notable en la supervivencia. Al mismo tiempo, como individuos, debemos asumir la responsabilidad de prevenir este mal a través de hábitos saludables.
