
Dra. Leslie Becerril Serna · Docente Investigadora, UNIVA Guadalajara
Hoy en día, hablar de salud mental es cada vez menos un tema tabú. Afortunadamente, es más común que las personas se preocupen no solo por su bienestar físico, sino también por su salud mental. 30
Los principales problemas de salud mental, como el distrés, el síndrome de burnout y la ansiedad, suelen generarse en los entornos laborales debido a múltiples factores. Entre ellos se encuentran: jornadas de trabajo excesivas, falta de recursos, inestabilidad financiera de algunas empresas, condiciones físicas deficientes en los espacios de trabajo, discriminación o exclusión, largos trayectos entre el trabajo y el hogar sin servicios de transporte accesibles, tráfico, falta de oportunidades de promoción, mala comunicación o relaciones conflictivas con jefes y compañeros, carencia de prestaciones, y un desequilibrio entre la vida personal y el trabajo, entre otras muchas causas que afectan, especialmente, a los países de América Latina.
De acuerdo con encuestas, el 60 % de la población mundial se encuentra trabajando. En México, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2023 había 60.7 millones de personas laborando. Sin embargo, a pesar de que la Ley Federal del Trabajo establece un límite de 48 horas laborales semanales, en 2019 se reportó que más de 10.3 millones de personas excedían este límite. De ese grupo, 5.1 millones trabajaban más de 11.2 horas diarias, lo que equivale a 56 horas semanales considerando una jornada laboral de seis días.
Así, los entornos laborales son donde pasamos gran parte de nuestra vida, desarrollando habilidades a cambio de un ingreso que nos permita llevar una vida digna y saludable, tanto física como emocionalmente. No obstante, el 15 % de la población gasta sus recursos y tiempo libre en tratamientos para enfermedades crónicas derivadas del estrés laboral. De hecho, la OMS reporta que México ocupa el primer lugar en casos de estrés laboral, por encima de países como China (73 %) y Estados Unidos (59 %).
Estas preocupantes cifras no solo afectan a los trabajadores, sino también a los empleadores, ya que la baja productividad, el aumento del ausentismo y los costos médicos derivados del estrés impactan directamente en las empresas. Se estima que cada año se pierden 12,000 millones de días de trabajo a causa de la depresión y la ansiedad laboral. Esto no solo tiene repercusiones económicas, sino también efectos negativos en las relaciones familiares y personales.
¿Cómo y quién puede ayudarnos?
Es urgente tomar medidas que prevengan los riesgos asociados a una mala salud mental en el trabajo. En primer lugar, de manera individual, es importante eliminar el estigma, ser más conscientes y autocríticos sobre nuestro estado mental, fomentar la prevención y el monitoreo entre nosotros mismos como agentes de cambio. Aprender a identificar los principales factores desencadenantes en nuestro entorno laboral, alentar a los colegas a buscar ayuda, aprender a delegar, organizar mejor nuestras agendas, procrastinar menos, establecer límites, y adoptar técnicas de relajación como el mindfulness o la relajación progresiva de Jacobson puede ser de gran ayuda.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ofrece un test para evaluar si existen síntomas de estrés laboral. A continuación, algunos ítems del test que permiten evaluar el nivel de estrés, en una escala del 1 al 6. Sumando los valores, una puntuación de 12 indicaría ausencia de estrés, mientras que de 60 a 72 señalaría un nivel de estrés alto y grave.
Test de estrés laboral: Para cada ítem, elige un número del 1 al 6 (1=Nunca, 2=Casi nunca, 3=Pocas veces, 4=Algunas veces, 5=Relativamente frecuente, 6= Muy frecuentemente).
- Imposibilidad de conciliar el sueño
- Jaquecas y dolores de cabeza
- Indigestión o molestias gastrointestinales
- Sensación de cansancio extremo o agotamiento
- Tendencia a comer, beber o fumar más de lo habitual
- Disminución del interés sexual
- Respiración entrecortada o sensación de ahogo
- Disminución del apetito
- Temblores musculares (como tics nerviosos o parpadeos)
- Pinchazos o sensaciones dolorosas en distintas partes del cuerpo
- Tentación de no levantarse por la mañana
- Sudoración excesiva o palpitaciones
Esta primera valoración, junto con la evaluación de un médico, permite diagnosticar trastornos de salud mental relacionados con el trabajo, como la ansiedad o el burnout. El IMSS puede otorgar una incapacidad temporal por estrés laboral, que puede durar hasta tres meses, durante los cuales el trabajador recibe su salario completo. Además, el IMSS ofrece capacitación en línea para identificar el síndrome de burnout y brinda orientación médica telefónica en salud mental, donde psicólogos y psiquiatras brindan atención y asesoramiento.
Aunque no contamos con las condiciones laborales de Dinamarca, sí podemos aspirar a un sistema de salud que ofrezca prevención y apoyo en estos casos dentro de la salud pública. No cabe duda de que esta no es una responsabilidad unilateral; debe ser un esfuerzo conjunto entre gobierno, empleadores y empleados, como menciona el Dr. Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Todas las personas tienen derecho a trabajar en un entorno saludable.
Por su parte, los empleadores, además de proporcionar las condiciones, políticas y prestaciones necesarias para promover una buena salud mental, podrían implementar más estrategias como capacitaciones, campañas y programas para prevenir la ansiedad, el estrés y la depresión laboral. Medidas como horarios flexibles, metas alcanzables, una hora destinada al ejercicio, modalidades híbridas de trabajo, planes de carrera personalizados, redes de apoyo, y espacios de intercambio de opiniones podrían fomentar relaciones laborales más sanas.
Finalmente, debemos recordar que el estrés, en su justa medida, es una experiencia natural. Pero cuando se vuelve crónico y excesivo, tiene un alto costo, y solo tenemos una vida para cuidar.