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Entre líneas: Libertad de Expresión, ¿Todos pueden decir lo que creen o piensan?

Mtro. Jorge Luis Padilla Zamora · Jefe de Mercadotecnia y Comunicación Institucional, UNIVA La Piedad

“Es mi derecho, decir lo que pienso”, he escuchado tantas veces estas palabras y cada vez me resulta más preocupante el pensar en ello. “Todos tenemos derecho a la libertad de expresión”, en efecto, todos tenemos “derechos”, pero con ellos vienen las “obligaciones”; mismas que si no cumplimos cabalmente conllevan una “sanción”.

Tomando como referencia esta frase he de señalar, qué es la libertad de expresión y el contexto en el que fue promovida en nuestro país.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos de México, cita que: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa, sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley”.

El término “libertad de expresión”, tomó mayor relevancia cuando fue adherida a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Fue el presidente Miguel Alemán Valdés, quien instituyó el 7 de junio de 1951 que esa fecha se celebrara el Día de la Libertad de Expresión en nuestro país. Más adelante, en 1976, el presidente Luis Echeverría Álvarez, estableció que ese día se entregara, además, un reconocimiento, el Premio Nacional de Periodismo.

Debemos de dejar claro, luego de esta pequeña inducción, que si bien, es un derecho humano y un derecho legal el poder ejercer mi derecho a dar a conocer lo que creo o pienso; existe a la par un código moral paralelo que da equilibrio a la libertad para que no se vuelva libertinaje.

Los medios de comunicación de antaño, manejaban licencias de transmisión y locución, responsabilidad de difusión y una serie de protocolos para ser portavoces de lo que ocurre día a día en cualquier sector social; sin embargo, con la intromisión de las redes sociales y la explosión social de la inmediatez, hoy por hoy, todos aprovechan el uso de su derecho de a hablar, lo cual me parece correcto; lo que no concibo es que estos mismos personajes no se responsabilicen de todo aquello que dicen, no solo para su bien, sino por todo aquello que provocan en su entorno directo.

El poder decir lo que pensamos o creemos, no necesariamente es correcto o incorrecto, esto dependerá en mi humilde punto de vista en los siguientes puntos:

  • Contexto
  • Conocimiento del tema
  • Objetivo de Compartir la información
  • Empatía
  • Tiempo

Muchas veces nuestras, no tomamos en cuenta estos puntos y en vez de poder sumar a una causa o de crear conciencia, lo único que logramos es crear el caos y el desorden social. No necesariamente hablar en todo caso sea correcto si no sabes a dónde llevarán estas palabras.

La libertad de expresión debe de ponerse en práctica como “derecho” no como “capricho”; ya que muchos ciudadanos creen que si no se habla nadie los escucha; y no es cierto. Es preocupante que hoy en día todos tienen a un click de distancia el hacer un live o una publicación; que si bien han ayudado en ciertos casos, la mayor parte de las veces destruye más de lo que construye.

Estamos plagados de personajes que se hacen llamar “influencers” que hablan de todo y de nada, sacando de contexto mucha información que manejan dejando mal informada a la comunidad digital que los sigue. Volviéndose dioses vacíos de las redes sociales, ya que promueven conocimiento o puntos de vista, pobres en contenido, pero contundentes en palabras.

Y así mismo, tenemos estos nuevos “gurús” o “filósofos” actuales, que se atreven a hablar de cualquier tema y fijan posturas radicales; casi crucificando a aquella persona que piense lo contrario a ellos. Qué terror contar con personas así en nuestro entorno que llenan de ideas y praxis negativas a las masas porque ni siquiera pueden justificar, teológica, filosófica, ética o moralmente su actuar. Sin dejar de mencionar que un día piensan o divulgan una postura y al día siguiente sus acciones nos dicen que son todo lo contrario.

El hablar, el dar a conocer lo que pensamos, es correcto cuando sabemos de qué hablamos y cómo podemos llegar a una nueva idea del conocimiento, compartiendo con otras personas lo que es nuestra pobre percepción de la realidad. El hablar el dar a conocer nuestra libertad de expresión, conlleva ser responsables de todo aquello que decimos pero también de todo aquello que promovemos con nuestra forma de vida. Lo que salga de nuestra boca debe ser ejemplo de nuestra vida.

El comunicarnos se vuelve un acto hermoso, cuando se lleva a cabo de forma correcta, escuchando más de lo que hablamos. Por ello tenemos dos oídos y una sola boca. De igual forma, aquel que habla repite lo que sabe, aquel que escucha aprende algo nuevo.

La libertad de expresión, no solo es hablar, también es escuchar y aprender.

Cuando pongamos en práctica ese derecho humano y legal, hagámoslo con respeto y sobre todo con humildad; si lo llevamos de esta forma podremos ejercerlo con una maestría increíble y entonces podremos pronunciarnos libres de pensamiento y de palabra.

Seamos responsables de aquello que decimos y de aquello que callamos. Ya que nuestra palabra es lo único que nos da un valor como seres pensantes.

 

Fuente:

Día de la Libertad de Expresión en México | Banco del Bienestar, Sociedad Nacional de Crédito, Institución de Banca de Desarrollo | Gobierno | gob.mx (www.gob.mx)

Derechos: Libertad de Expresión | Comisión Nacional de los Derechos Humanos – México (cndh.org.mx)

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