Valeria Anahí Ramos Villegas • Alumna Mercadotecnia Integral
Este fenómeno se encuentra arraigado en lo más profundo de la sociedad actual, se vive en un ciclo que parece interminable de comprar y comprar, sin poder satisfacer las necesidades y deseos de cada individuo. ¿De quién es la culpa? ¿De la persona esclavizada por la abrumante publicidad?, ¿o de aquellas empresas que buscan utilidades exorbitantes?
Por el lado de las compañías, este fenómeno surge desde 1924, cuando se redujo la vida útil de los productos, lo cual se conoce como obsolescencia programada. La publicidad, desde luego, jugó un papel de suma importancia, ya que buscó sembrar la cultura de querer algo más nuevo y mejor, dejando a un lado la necesidad.
Para describirlo desde el punto de vista de la persona, es necesario utilizar el concepto utilidad total del consumidor, el cual es la satisfacción que se vive al adquirir toda la cesta de consumo. Este es el factor determinante, porque interviene el bombardeo de nuevos productos que brindan bienestar social y, de esta manera, se van agregando más y más bienes inútiles a la cesta, consiguiendo que el consumidor reincida en la compra cuantas veces sea necesario.
Estos patrones de consumo simplemente son insostenibles, y provocan la destrucción desde factores sociales hasta ambientales; su único afán es el de materializar los deseos vagos de tener más para ser más. A este punto no se trata de encontrar un culpable, sino un cambio en el pensamiento general acerca del daño que se provoca, más allá de lucir bien y estar a la moda.
Por todo lo anterior, no queda más que decir que para lograr un marketing honesto y fortalecer su práctica, se debe reducir ese rasgo cultural denominado consumismo, encargado del desgaste natural y económico del mundo, pues se ha sumergido en un ciclo vicioso de adquisición irracional, donde incluso algunos cínicos se llegan a mofar al respecto, ya que consideran la finitud de las cosas como una realidad irredimible, dispuesta para el mero desgaste.
El problema de muchas compañías es que únicamente buscan vender por vender, y no consideran el efecto que tienen en sus consumidores, no toman en cuenta la adicción a los productos y el daño que están causándoles. Es necesario que a través de darle un nuevo enfoque a la mercadotecnia, se busque crear una ética del consumo, para así, producir, publicitar, comercializar y comprar, sin dejar a un lado los efectos que esto conlleva.