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“Cuando la vulnerabilidad, ya se volvió otra cosa”

Ximena Hidalgo · Estudiante de Bachillerato, UNIVA Guadalajara

Cada año, alrededor de 703,000 personas mueren a causa del suicidio. 703,000 vidas que se apagaron sin poder decir “Me siento mejor”.

En muchas familias, la salud mental sigue siendo un tema tabú, algo de lo que se prefiere no hablar. Cuando se menciona, suele surgir un intenso debate entre las generaciones mayores y las más jóvenes. Los adultos a menudo expresan comentarios como: “A esa edad no deberían sentir ansiedad, ¿qué tanto tienen que hacer?” o “La depresión es solo un invento para justificar la pereza”.

Este tipo de afirmaciones alimenta el sentimiento de culpa y hace que uno dude de sí mismo. Sin embargo, también existen adultos que comprenden que no estamos buscando llamar la atención y que nos brindan apoyo incondicional mientras luchamos por salir del profundo hoyo que hemos cavado.

Aunque la depresión y la ansiedad son quizás las enfermedades mentales más discutidas, quiero centrarme también en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que incluyen la anorexia, bulimia y atracones. Desde muy jóvenes, a las mujeres se nos enseña a cumplir con ciertos estándares de apariencia. Aunque esto no siempre proviene de nuestras familias, los medios de comunicación—televisión, revistas, libros—juegan un papel crucial en cómo percibimos nuestro cuerpo, sin enseñarnos que no siempre podemos o debemos lucir de esa manera.

Lidiar con cualquier enfermedad mental es complicado por sí mismo. Esto se agrava cuando las personas a nuestro alrededor critican, diciendo cosas como “No pareces tener depresión o un TCA”. Pero estas condiciones no necesitan ser visibles para ser reales. No es necesario que alguien esté en cama durante días para que se reconozca su depresión, ni hay que esperar a verlo en un ataúd para aceptar que sufría.

Es fundamental entender que cada uno enfrenta sus problemas de manera diferente. Cada persona hace lo que puede para no hundirse, y lo que para algunos puede no parecer anorexia, para otros puede ser una manifestación severa de la misma.

Hoy en día, es común escuchar la frase “Está bien no estar bien”, y estoy completamente de acuerdo. Está bien no sentirse al 100 % un día, o incluso dos. Sin embargo, aunque debemos abrazar esa vulnerabilidad que nos recuerda que somos humanos, no debemos normalizarla ni dejar que controle nuestro día a día. Es crucial aprender a identificar cuándo esa vulnerabilidad ha trascendido y se ha convertido en un problema más serio.

También es importante recordar que, aunque cada uno vive su proceso de manera distinta, siempre habrá personas dispuestas a ayudar, aunque no siempre sean las que uno espera.

Hoy agradezco haberme quedado. Agradezco estar consciente de que no estoy sola en esta lucha. Agradezco que todo proceso lleva tiempo, y que, sea corto o largo, eventualmente tendrá un final.

Recuerda que no todo proceso es lineal; está bien tener caídas. Pero no está bien quedarse ahí y permitir que el problema te consuma.

Espero que, en los próximos años, al llegar septiembre¹, puedas agradecer haberte quedado.

¹ 10 de septiembre es el Día Internacional de la Prevención del Suicidio.

Comunicación Sistema UNIVA

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