Mtro. Miguel Angel Ortega Núñez · Coordinador del Centro de Desarrollo Comunitario CEDEC, UNIVA Guadalajara
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hicieron su aparición con carácter de urgentes en el 2015, con el ánimo de que las naciones del mundo entero (por lo menos las adscritas a la ONU) los consideraran de suma importancia en sus políticas de gobierno, y no sólo eso, sino, también, para que continuaran los esfuerzos de los investigadores, académicos, empresarios y la sociedad civil, en favor de la consecución de un desarrollo que no trajera consigo tantas atrocidades como las que se tienen, en lo social y en lo medioambiental.
Los ODS representan un avance más en el proceso de comprensión de que “todo en el mundo importa”. Por muchos años y algunos siglos se pensó que el progreso (y con ello el desarrollo) tenía que ver solamente con la acumulación de capital, sin importar cómo se lograra. Casi siempre a expensas de los demás, explotándoles, utilizándoles y desechándoles; y con mayor razón a la naturaleza que alberga a la humanidad, abusando de sus recursos sin menoscabo de su deterioro y extinción, alcanzando prácticamente escenarios apocalípticos para muchos pobladores en el mundo.
Los ODS representan también el deseo de cambiar el mundo. De transformar las formas de convivencia entre los humanos y hacia el medio ambiente. Estos ODS no son la novedad en ese sentido de cambiar el mundo, forman parte de una evolución del programa de las naciones unidas para el desarrollo (PNUD), con el que se ha logrado evaluar y mostrar a través de indicadores el desarrollo humano en el planeta. Los ODS vinieron a suplir de una manera más integral, con un enfoque de mayor cobertura, a los objetivos del nuevo milenio, que a su vez representaron un avance en el sentido del nuevo desarrollo llamado sostenible. ¿Qué pasará con los ODS en el 2030? ¿Cuánto de estos objetivos se habrán logrado? ¿Cuántos se reformularán y cuantos nuevos aparecerán? Sin duda alguna, los esfuerzos realizados, por todos los sectores, para comprender la importancia del desarrollo sostenible marcará la diferencia entre la vida apocalíptica o la vida en esperanza.
