Mtra. Laura O. Robles Sahagún • Coordinadora de Alumni y Bolsa de Trabajo UNIVA Guadalajara
En las organizaciones es común que se hable de su filosofía, que son todas aquellos principios y creencias que guían sus decisiones y todos sus integrantes las toman como base para la realización de sus actividades, de igual manera son las bases sobre las que se construyen sus productos y sus relaciones. Está constituida por la misión, la visión y los valores y se plasma en un documento para hacerlo del conocimiento de todos los colaboradores.
Por su parte, los valores son considerados la base más importante para generar un ambiente de armonía ya que son las cualidades y virtudes que permiten trabajar en un ambiente pacífico, agradable, respetuoso y eficaz, con lo cual, la productividad se incrementa. Sin embargo, es importante considerar que, si no se estructura la forma en la que se pondrán en práctica, podrán tener un efecto contrario al que se pretende.
Los valores no deben ser impuestos, no son de carácter obligatorio, pero sí se requiere de un proceso de motivación para ponerlos en práctica y es mucho mejor cuando el propio equipo de trabajo decide cuáles son los valores que se emplearán. Si esto se logra, los directivos o supervisores no requieren utilizar técnicas restrictivas o impositivas para que todos hagan su trabajo de la mejor manera, lo cual contribuye a un ambiente laboral armónico.
Para que una organización determine sus valores, es necesario que se adentre en la deontología, esa ciencia que trata el conjunto de deberes y principios éticos que conciernen a cada profesión o ámbito laboral. A partir de ello, es conocer el significado y la trascendencia de cada uno de los valores que se quiere incluir en la filosofía y por supuesto, deben ser acordes y alineados con la misión institucional.
Los valores no son palabras bonitas solo por utilizarlas, son esas cualidades que describirán a las empresas, a sus colaboradores y a sus productos o servicios. Determinarlos no es cuestión de una sesión y posteriormente obligar a su cumplimiento.
Para lograr que los valores sean realmente una cualidad intrínseca de la organización, se requiere que los reclutadores detecten en sus entrevistas y procesos, si el candidato a ingresar cuenta con valores similares a los de la organización. Una vez estando dentro de esta, se recomienda que se realicen acciones que fomenten su reforzamiento.
La mejor manera de transmitir los valores es con el ejemplo, por ello, desde los consejos directivos, los gerentes, supervisores y todo aquel que tenga la responsabilidad de liderar equipos, serán los primeros en ponerlos en práctica, de una manera natural y nunca forzada. La buena convivencia y la alta productividad surgen desde los valores, así de grande es su importancia.
Publicado en La Crónica de Hoy Jalisco del viernes, 20 de agosto de 2021.