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México lindo y… ¿racista?

Abraham Alejandro Flores Hermosillo • Producción de Medios Audiovisuales

 

«Una niña de nombre Cielo comentó que, al decir su nombre en clase, su maestro le preguntó que “cuándo había visto un cielo tan negro”, porque ella es morena»

-Testimonio de entrevistadora de la ENADIS 2017

 

A lo largo de la historia, la humanidad se ha encontrado con distintos fenómenos interpersonales y psicológicos que han dictado el rumbo de sociedades enteras, estas manifestaciones que fungen como un parteaguas pueden ir desde avances tecnológicos hasta la invención de medicamentos para combatir enfermedades, que anteriormente acababan fácilmente con la vida humana, a través de la evolución médica y tecnológica nos hemos garantizado llevar vidas más dignas. Nos hemos dado cuenta de que a través de la solidaridad nuestra vida se ha vuelto más significante. Más longeva. Procesos más complejos caen en nuestras manos y de ellos pende la vitalidad y expansión de la raza humana.

Si nos enfocamos el trasfondo nos daremos cuenta de que otra pieza clave que ha marcado el rumbo de la humanidad es el concepto mismo de ideología, ésta puede definirse como un conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época de índole cultural, religioso o político (RAE). Las corrientes de pensamientos pueden ser dañinas o benignas, pero sin importar si son una u otra, siempre definen un porvenir. Cada individuo adopta una. La ideología puede volverse en poco tiempo una masa, es decir, una ideología de masas o una corriente de pensamiento adoptada por diversos grupos sociales. El elegir una no necesariamente tiene que ver con convicciones personales, en muchas ocasiones el ser individual elige o adopta ciertas creencias por el simple hecho de que le dijeron que así era la verdad de las cosas desde su círculo familiar y/o social, esto de igual manera puede ocurrir en el aspecto laboral, pero vamos a enfocarnos en los dos primeros. 

La familia y la sociedad tienen el peso mayor a la hora de transmitir dogmas y valores, hacen esto con cada persona desde que son jóvenes, esto se vuelve sencillo debido a que un individuo en etapa de crecimiento no ha desarrollado aún la capacidad de cuestionarse o de reconocer sus convicciones personales. El inconveniente que surge a través de este método de difusión de creencias es que no siempre la idea que se está inculcando es precisa o certera, en muchas ocasiones éstas se encuentran lejos de lo que realmente es la verdad; esto precisamente se convierte en la antesala de lo que tiende a convertirse un conflicto mayor a nivel global, un problema que visto de manera individual podría no significar mucho, pero cuando se observa a gran escala repercute en el rumbo de naciones y pone en riesgo la integridad del individuo en sociedad.

Las consecuencias que surgen a raíz de las formas de pensar destructivas son muchas. Estos procesos alteran la mente del individuo a un estado mental que se encuentra en constante ofensiva hacia lo que es distinto o lo que él podría considerar erróneo. Son estos comportamientos los que dan lugar a fenómenos que todos conocemos como lo es el racismo y la exclusión.

Racismo es definido como exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que se convive (RAE)…

… Y México, nuestro lindo país, sufre un grave problema de ello.

A lo largo de nuestras tierras, miles de personas son discriminadas día con día debido a su color de piel, su género, creencias e incluso al lugar de donde son originarios. En la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2017) realizada en México, más de la mitad de la población (53.8%) de 18 años y más ha percibido discriminación y racismo respecto a su apariencia, las categorías agrupadas para definir apariencia fueron tono de piel, peso, altura o forma de vestir.

De la misma manera, más de la mitad de las mujeres del rango de edad ya mencionado (57.1%) que se ocuparon en los últimos años como trabajadoras remuneradas del hogar consideran que se les respeta poco o nada sus derechos. Asimismo, manteniéndonos en el mismo rango (18 años y más), se concluyó que las razones por las que no se le rentaría un cuarto a algún posible inquilino sería por: ser extranjero (39.1%), ser joven (38.6%), ser una persona trans (36.4%), tener VIH o SIDA (35.9) o ser gay o lesbiana (32.3%).

Evidentemente, y como ya lo habrán imaginado, no, con los datos anteriores no estamos ni cerca de entender la magnitud del panorama general, en teoría, los datos arrojados anteriormente son solo un vistazo al problema que como mexicanos todos tenemos entre manos. Es importante destacar que esta discriminación también es impulsada por el dialecto que hablan algunas personas, es decir, por hacer uso de lenguas indígenas que en algún momento fueron la principal fuente de comunicación de nuestros antepasados. Al menos al 42.6% de la población indígena en general (y entre ellos la población afrodescendiente) que en el último año solicitó información sobre algún trámite, servicio o programa de gobierno, le negaron la información o no les explicaron. En el rango de edad de 12 a 29 años una cuarta parte (24.2%) de los hombres indígenas declaro ser discriminado por algún motivo o rasgo especifico, mientras que en las mujeres fue igual con una diferencia de .5% más de discriminación (24.7).

Sí, el mexicano promedio también discrimina día con día a las personas que por necesidad requieren emigrar en busca de un estilo de vida más sustentable, nuestros compatriotas no toleran a este tipo de personas, se les ve como criminales y usualmente no se les brinda la oportunidad de ser aceptados en la sociedad. En la Encuesta Nacional de la Población Refugiada en México indica que mucho más de la mitad de la población migrante que radica en nuestra nación (74%) depende para vivir de empleos eventuales y sin contrato, sin certezas de nada. Asimismo, se indica que la mayoría de estas personas refugiadas y migrantes viven en ambientes hostiles y forman parte latente en los números de discriminación y racismo mencionados en párrafos anteriores.

Hasta el día de hoy, no existe un argumento sólido al cual aferrarse para hacer valida este tipo de violencia hacia este tipo de grupos o personas, sin embargo, la gente sigue ejerciendo este tipo de vicios a través del lenguaje día con día, sin cuestionarse el porqué lo hacen o por qué consideran inferior o menos a alguien solamente por lucir o hacer cosas diferentes.

Este es el dilema al que nos enfrentamos; a la ausencia de autocrítica que tenemos como ciudadanos mexicanos, hacemos y repetimos cierto tipo de cosas que vemos que los demás han hecho o dicho, pero muchas veces no somos conscientes de la ideología que esto encierra detrás. En gran parte de los casos las personas que ponen este ejemplo corresponden a las figuras paternas o familiares cercanos, como abuelos, padres o hermanos. Lamentablemente las personas que consideramos amigos también tienden a ejercer esta influencia racista sobre nosotros, en realidad, a través de nuestros círculos de amistades es donde más estamos propensos a normalizar prácticas y lenguaje racista.

Es necesario hacer énfasis que parte de este fenómeno se debe también a la dominación cultural que otros países ejercen sobre el nuestro, todos los días jóvenes y adultos mexicanos consumen cantidades exorbitantes de publicidad internacional. Publicidad que está regida en gran medida por estereotipos del ciudadano americano (estadounidense), estos estereotipos presentan a un individuo específico con facciones específicas de una clase social específica, que en la gran mayoría de los casos esta es una mujer u hombre blanco de clase social media alta y de una ciudadanía estadounidense o europea, moviéndose en una gran metrópoli regida por marcas e infraestructuras específicas.

Y puesto que ya se ha colocado sobre la mesa el tema del país vecino, Estados Unidos, no pasemos por alto que esta otra nación a lo largo de su historia siempre ha tenido problemas graves y grandes respecto al tema del racismo. Estados Unidos, para variar, también es una sociedad sumamente racista. En uno de los más recientes informes de la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés) publicado en 2018, EE. UU. presentó un incremento de 182% en términos de discriminación racial. La propaganda respecto a la supremacía blanca aumentó de 241 casos que se encontraron en el 2017 a 1,187 que se comprobaron en el 2018, esto es un aumento de cuatro veces más de los casos en tan solo 12 meses.

México ha cultivado dentro de sí una cultura sumamente superficial que ha engendrado un grave problema de racismo, machismo y clasismo. Las oportunidades no son iguales para todos por motivos tan absurdos como el color de piel, el género, el lugar de origen o la clase social.

Países como nuestro vecino nos han infectado en gran medida de sus males. Hemos aprendido a ser racistas viendo a los demás ejercer estas prácticas, y como si de un virus letal se tratase se han estado expandiendo estas ideas destructivas a lo largo de nuestras tierras. Una persona contagia a otra y la otra a otra, y así sucesivamente hasta que llegamos al punto de estar en una “pandemia ideológica”, insostenible para nuestro país y que desgraciadamente sigue en aumento también a nivel mundial. El problema aquí es que en este caso no podemos generar una vacuna para que alguien deje de ejercer actitudes discriminatorias, no, simplemente no es posible. No es tan fácil.

Como mexicanos, como individuos y como humanos sólo nos queda abrazar como si de una vacuna se tratase el ejercicio de la autocrítica y la solidaridad todos los días y de ser posible en todos los actos que llevemos a cabo. Aprender a ser crítico contigo mismo es un acto crucial para llevar nuestra consciencia al siguiente nivel.

Hoy sólo me queda hacer la invitación a ti como lector, y a mí como la persona que escribe, de cuestionarnos todo en todo momento. De no dejarnos llevar por las prácticas habituales solo porque “así soy yo” o porque “todo el mundo lo hace”. De ver más allá de lo aparente y abrir nuestra mente a lo que es distinto, y darse cuenta de que no porque sea distinto necesariamente es ofensivo. De ver a todos como iguales sin importar si son de un color u otro, de un género u otro o de una clase social u otra. Porque todos somos valiosos como entes únicos, pero que juntos, valemos más.

 

Pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
Porfirio Díaz

 

El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.

Simone de Beauvoir

                 

 

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