José Alejandro Domínguez Islas • Alumni de Preparatoria UNIVA Guadalajara
Hace dos años, en una entrevista para la revista Empire, se le preguntó al célebre director Martin Scorsese (Taxi Driver, The Irishman) su opinión respecto a las películas de Marvel, a lo que respondió: “No las veo. Lo he intentado, ¿sabes? Pero eso no es cine. Honestamente, lo más que puedo pensar de ellas, considerando lo bien hechas que están, y el buen trabajo que hacen los actores dadas las circunstancias, es en parques de diversiones. No es el cine de seres humanos tratando de transmitir experiencias psicológicas y emocionales a otros seres humanos”.
En su momento, he de reconocer que no simpatizaba con la opinión. Si bien, entendía de dónde venía su pensamiento, no podía aceptar que llamara a estas producciones como parques de diversiones, en los que solo te emocionabas y no se reconocieran los temas que varias cintas del género tenían. Me tomó una pandemia sin consumir películas de superhéroes, y un tráiler viral, para verlo desde otra perspectiva.
El avance de Spider-man: No Way Home conmocionó el internet después de revelar lo que ya estaba confirmado, el esperado regreso de Alfred Molina interpretando al Doctor Octopus, que ya había encarnado en Spider-man 2 dirigida por Sam Raimi. Con un vistazo a la bomba del Duende Verde de Spider-man, y los rayos de Electro de The Amazing Spider-man 2: Rise of Electro de la mano de Marc Webb, esto confirmaría la existencia del multiverso donde las tres distintas franquicias del personaje se mezclarían, a la espera (y deseo de los fanáticos) de que se confirme oficialmente el regreso de Tobey Maguire y Andrew Garfield para portar la máscara una vez más, en esta ocasión al lado de Tom Holland.
A pesar de que la tarea de un tráiler es generar esa emoción, plantear un poco de la historia, personajes y llenarlo de momentos sorprendentes, no pude dejar de pensar que el avance, y la existencia de la cinta en sí, es bastante manipuladora y tramposa.
No es sorpresa para ningún fanático del Universo Cinematográfico de Marvel, que después de la conclusión de la “saga del infinito” en Avengers: Endgame, las historias de los demás personajes tendrían que buscar nuevos rumbos y horizontes. El movimiento seguro, sería jugar con la idea de los universos alternos, el famoso multiverso. Si antes era innovador ver a personajes de distintas películas reunirse en un evento fílmico como fue aquella Avengers en 2012, ahora eso no basta, en tan poco tiempo se agotó la fórmula; había que buscar una nueva manera de mantener la montaña rusa emocionante, y aquí es donde entra nuestro amigable vecino.
La idea de ver a rostros conocidos aliándose (o peleando) con nuestros personajes favoritos siempre es emocionante, el problema resulta cuando pareciera que se abandona todo desarrollo emocional del personaje. La emoción de este avance no está en las consecuencias de un mundo donde todos saben que Peter Parker es Spider-man, esto solo será la excusa para que, por el error de un hechizo, se desate el multiverso y entren los villanos de antiguas adaptaciones del arácnido. Se deja de priorizar al propio protagonista por la nostalgia que provoca reunir a los personajes de cintas pasadas, reviviendo viejas glorias en vez de seguir proponiendo en el pequeño universo de Peter Parker en Nueva York y sus problemas.
El cine se ha estado construyendo a base de estudios cinematográficos preguntándose “¿Cuántos personajes podemos referenciar? ¿Qué es lo que les gustaría ver a los fanáticos?”, en vez de contar una historia con un estilo particular e introspectivo. Y esto no solo es propio de Marvel, aún la visión de cuatro horas de la Liga de la Justicia de Zack Snyder, peca de ser complaciente con los fanáticos de DC, en una trama excesivamente larga para lo que propone en realidad: otra batalla de los héroes todopoderosos contra un villano genérico sin motivación más allá de conquistar el planeta. Más de lo mismo.
Estamos lejos de ver de nuevo un Spider-man 2 de Sam Raimi, un The Dark Knight de Christopher Nolan, The Incredibles de Brad Bird, incluso un Man of Steel de Zack Snyder que aún con sus múltiples fallos, le reconozco que logra una visión distinta de lo que estos personajes podrían ser. Todas llevando a estas figuras mesiánicas a una exploración de lo que representa cargar con una ciudad en tus hombros, con lo que representa ser un héroe y un padre a la vez, lo que es ser una deidad entre humanos. Quizá la última gran película de esta temática sería Spider-man: Into the Spider-verse, la cinta animada de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, que además del estilo visual único, comprometía al protagonista, Miles Morales, en busca de ser su propia versión de Spider-man, en una versión fresca y única del personaje que usaba el multiverso como un recurso, y no como la excusa para realizar la cinta.
No estoy peleado con este tipo de cine. Hasta Black Widow, no me había perdido de ningún estreno de Marvel en cines durante los últimos años, pero reconozco que Martin Scorsese tenía un punto. Creo en la idea del cine como un todo, con múltiples posibilidades, enfoques y propósitos, no debería apegarse a solo un estilo, sin embargo, viendo la ruta que continúa Marvel (y gran parte de la industria) es que entiendo la postura del director, y uno mismo como audiencia comprende la clase de productos (llamándolos así porque suelen ser vendidos de tal forma) que las grandes compañías ofrecen, como simplemente una experiencia que carece de la profundidad con la que podría estar incluida.
Me parece triste, ya que mi pasión por el séptimo arte inició al ver muchas películas de superhéroes, historias que en la actualidad buscan verte más como un consumidor que aceptará cualquier crossover con tal de seguir viendo un multiverso, que lo que el cine de superhéroes podría también ser: historias de personas comunes enfrentadas a la idea de dejar todo, o ser aquel héroe y heroína que necesita el mundo. Me gusta pensar, que este último tono aún tiene lugar en una industria como esta, el tiempo dirá qué historias veremos en el futuro.
Sigo siendo entusiasta de los superhéroes, quizá ya menos que como hace unos años; veré Spider-man: No Way Home al generarme un morbo increíble, espero emocionarme y divertirme como la gran mayoría de las producciones de Marvel ha provocado en mí. Han apostado completamente por el entretenimiento, y en ese apartado el resultado es generalmente satisfactorio, pero me preocupa que dejen este desarrollo de personajes aún más relegados de lo que ya estaban, reduciendo sus películas a un mero espectáculo de referencias en el que lo que uno se lleva al terminar la película, es solo la emoción por formarse otra vez en la fila de la misma atracción con distinto título.