Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se fundó en 1959 con el fin de brindar apoyo financiero diverso a proyectos de desarrollo en los países del continente americano; al igual que la Organización de Estados Americanos (OEA), tiene su sede en la ciudad de Washington, por razones no geográficas, sino “estratégicas”.
En sus sesenta años de historia ha tenido cuatro presidentes latinoamericanos y ahora, por primera vez, tiene un presidente estadounidense. Fue el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, quien propuso al candidato, un hombre de todas las confianzas del presidente Trump. La elección fue muy significativa, ya que solamente había un candidato, el de Trump, mismo que ganó, si bien se abstuvieron de votar varios países.
La tradición marcaba que ningún norteamericano fuese presidente de este organismo ante el temor de que esto politizara las funciones del BID, y los apoyos financiaran se otorgasen solamente a los gobiernos que secunden las políticas de Estados Unidos. Por lo pronto, entre las encomiendas del nuevo presidente está bloquear la inversión china en Latinoamérica ¿por qué?
En el año 2010 la inversión china en América Latina no superaba los cuarenta mil millones de dólares, para el 2017 este monto había subido a los doscientos cuarenta mil millones de dólares, principalmente en los sectores de transporte y energía, ¿cómo explicarse este cambio de horizontes en la búsqueda latinoamericana de inversión y financiamiento?
Hay dos razones fundamentales: el bajo costo y la ausencia de condicionamientos políticos, es decir, China no condiciona su inversión al sometimiento ideológico o político, no impone a nadie ni su ideología, ni sus valores, ni exige alianzas para favorecer bloques de ningún tipo, se mueve y se mantiene estrictamente en el terreno económico y lo hace con base a beneficios mutuos entre acreedor y deudor, de ahí que China sea en este momento la principal fuente de financiamiento de proyectos para el desarrollo regional en nuestro continente, por encima del Banco Mundial, y, desde luego, por encima del BID.
El agiotista viejo y mañoso ve de pronto amenazado su estupendo negocio que le ha dado tanto poder ¿qué debe hacer? Sabotear al nuevo competidor valiéndose de todos los recursos disponibles, legales o ilegales, para lo cual, entre otras cosas, requiere de un buen operador.
El nuevo operador de Trump es Mauricio Claver, quien ya era su asesor en los asuntos Latinoamericanos; ahora, como presidente del BID le seguirá prestando sus valiosos servicios.
El gran agiotista ha dejado de guardar las apariencias, al fin y al cabo, Estados Unidos es el país que más recursos aporta al BID ¿por qué no cobrarse el servicio de una vez por todas? Por otro lado, mantener estratégicamente a los países latinoamericanos en la crónica dependencia económica y política, ha sido un recurso exitoso, lo demuestra el listado de países que de inmediato declararon su adhesión incondicional al candidato norteamericano. Argentina se opuso, con mucha dignidad y poco dinero, México osciló, pero junto con Chile y otras naciones reclamaba la postergación de la elección para mejores tiempos. Al final ganó el país más totalitario del continente, urgido de peones para continuar su guerra con China.
Publicado en El Informador del domingo 20 de septiembre de 2020.