Andrea Aguilera Cabral • Alumna de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación
Como muchos sabemos, Instagram es una red social en donde su principal objetivo es que los usuarios puedan compartir fotografías y videos a sus amigos o followers mediante el uso de dispositivos móviles. Millones de personas comparten su día a día a través de la aplicación, convirtiéndola en un fenómeno digital y posicionándola en el número cuatro de las redes sociales de mayor impacto en el mercado mexicano, según el portal de Statista. Sin embargo, Instagram ha creado un efecto negativo en sus usuarios más jóvenes: la depresión y la ansiedad.
Un estudio realizado por el Child Mind Institute en 2017, demostró que los usuarios adolescentes y adultos jóvenes que pasan la mayor parte del tiempo en Instagram, y otras plataformas digitales, mostraron una tasa de depresión sustancialmente más alta (del 13 al 66 por ciento) que aquellos que pasan menos tiempo en su celular.
Actualmente, existen varios factores que detonan la depresión y la ansiedad en los jóvenes con el uso de las redes sociales, y es por el hecho de pasar mucho tiempo en ellas y distanciarse de la realidad, llevándolos a aislarse en sus relaciones sociales o familiares careciendo de cualquier interacción física.
Otro factor importante en esta problemática es la notable afectación sobre la imagen corporal de los adolescentes, especialmente en las mujeres. Es muy difícil lograr la auto aceptación cuando el único contenido que ven los jóvenes son imágenes de personas aparentando tener una vida perfecta, cuerpos esbeltos y musculosos con filtros que, comparten sus lujos con miles de seguidores y hacen que se vean inalcanzables, provocando así, que los jóvenes no se sientan identificados con aquello que aspiran ser o tener. De hecho, Instagram aparece en las encuestas como la plataforma que más lleva a los jóvenes a reportar una sentimiento de depresión, ansiedad y afectaciones; todo esto con efectos notables en su autoestima, tal como lo menciona un estudio realizado por el Royal Society for Public Health en Reino Unido.
Es importante conocer las consecuencias del uso excesivo de las redes sociales y establecer un balance entre las interacciones en línea y las del mundo real. También, hacer consciencia de a quién seguimos y por qué, ¿cómo interfiere este perfil o esta cuenta en mi salud mental? ¿qué me aporta o cómo me afecta? Son algunas preguntas que deberíamos hacernos más seguido y fomentar poco a poco, una manera equilibrada y positiva del uso de Instagram.