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El envejecimiento poblacional en México: La tragedia de nuestro éxito

Dr. Santiago Alfaro Barbosa • Traumatólogo y cirujano ortopedista. Investigador en temas de osteoartritis y envejecimiento.

 

El envejecimiento demográfico está alcanzando a México y este fenómeno, afecta de manera directa todo el panorama epidemiológico y social del país. Las causas de este envejecimiento son varias y replican lo sucedido ya desde décadas previas en países desarrollados.

Los expertos identifican cuatro etapas de envejecimiento poblacional1, con una primera fase que se mantuvo desde la antigüedad hasta nuestros tiempos, en que la esperanza de vida era baja, con una tasa de mortalidad alta que provocaba un crecimiento poblacional lento.

En la segunda fase, la mejoría de las condiciones de vida (como el acceso al agua potable y la alimentación, así como la difusión de conocimientos que provocan un mejor estado de salud) aunada a una persistencia en la tasa de natalidad, llevó a un crecimiento poblacional explosivo. México vivió esta fase después de la Revolución Mexicana, con un territorio extenso y recursos disponibles, pasamos de 16 millones de habitantes en 1930 a 35 millones, treinta años después, en 1960. Poco después de 1980, se vuelve a duplicar la población por arriba de los 70 millones de habitantes, lo que comienza a prender los focos rojos, para iniciar con campañas de control poblacional y planificación familiar, entrando a una tercera fase, en la que se logra disminuir las tasas de natalidad, pero la inercia del crecimiento poblacional continúa.

En este momento, con 126 millones de habitantes según el último censo de 2020, México está entrando a la cuarta etapa, en la que las tasas de natalidad y mortalidad están a punto de alcanzarse.

La dificultad que tenemos enfrente es el envejecimiento poblacional. Actualmente ya nos estamos convirtiendo en un país con un porcentaje alto de personas mayores, y esto tiene que ver con el éxito que hemos tenido en el desarrollo nacional. Sin embargo, los retos son muchos. El gran bono demográfico de los años setenta nos llevó a tener a la mayoría de la población en edad laboral, pero para 2030, se duplicará el número de dependientes2.

Estamos viviendo una etapa de enormes dificultades, con una insuficiencia crónica, pero agudizándose en los rubros de seguridad social, de servicios de salud y de servicios sociales para las enfermedades que afectan a nuestra población y que irán en incremento, con las previsibles necesidades de proveer cuidados para los adultos mayores que, evidentemente, ya habrán dejado atrás sus años más productivos.

Nuestra generación (yo nací en 1979) en lo general, ya no tiene acceso a una jubilación. Tendremos, a modo de parche, un sistema de pensiones, que no es lo mismo. La jubilación permitía que, quienes cumplían los requisitos y que de cualquier manera eran pocos, llegaran a gozar del 100% de su sueldo al último año de servicio. La pensión que podríamos alcanzar por medio AFORES, en cambio (les invito a utilizar cualquier calculadora de retiro) difícilmente llegará al 15% de tu sueldo. Y esto, claro, es para trabajadores formales.

Aquí es el momento donde debemos pensar en que, llegando a cierta edad, no tendremos los ingresos económicos que gozamos en la adultez y además habremos de hacer frente a una serie de nuevos gastos relacionados con nuestros cuidados. A diferencia de otros países donde esto ha sucedido, el nuestro no es un país en el que aspiremos a gozar de una seguridad social al menos suficiente, ya no digamos ideal. El FMI, por impopular que nos parezca su opinión, retrata una realidad latinoamericana lo suficientemente difícil como para prever una tragedia regional3.

Como colectividad, esto nos obliga a formar recursos humanos en los cuidados para el adulto mayor, como médicos, enfermeras, fisioterapeutas, gerontólogos, cuidadores, pero sin una infraestructura suficiente, formarlos no significaría nada.

No trato de convencer a nadie de adquirir un producto financiero por cuenta propia, lo cual nunca estaría de más, si es que puedes con el triple gasto que significa ganar lo suficiente para mantenerte en el presente, aportar para los cuidados de las personas a tu cargo (como podrían ser tus hijos o tus padres) y además ahorrar para el futuro, solo hago evidente el desasosiego y las terribles consecuencias que sufrirán las personas que se encuentren llegando a la vejez al mismo tiempo que yo y otros tantos millones de personas en el país.

Como individuo, las circunstancias actuales son un llamado directo a la búsqueda personal de recursos, contraviniendo cualquier conveniencia moral. Piénsalo. Si tú conoces algún jubilado (con la Ley antigua, la del 73), en su mayoría no se trata de un privilegiado. Su pensión, lo más probable, es que a duras penas le alcance para cubrir los gastos más elementales y esto, asumiendo que no padezca alguna enfermedad que provoque un gasto catastrófico. Ahora contrasta la situación económica que tendrás tú en comparación a la de ese jubilado actual. ¿Eres dueño de tu casa? Cuando llegues a esa edad, ¿al menos podrás disponer de la venta de ella para sufragar algunos gastos? ¿De cuáles recursos personales dispones para hacer frente a este enorme reto?

Con todas las dificultades que tuvieron nuestros actuales adultos mayores, estamos ante el ocaso de lo que hasta la fecha es probablemente la generación más exitosa desde el punto de vista económico en la historia de la humanidad, lo que parece que se avecina son varias décadas de una dolorosa realidad. ¿Se les ocurre algún estímulo más intenso para el individualismo que la falta de recursos a los individuos en necesidad? ¿Qué podemos hacer para evitar este escenario? ¿Es acaso posible o solo seremos testigos dolientes de esta trágica transición?

 

Si a nuestro lector le interesa profundizar en el tema, comparto las siguientes referencias:

(1) Pederzini, C. (2010) Envejecimiento demográfico en México. Principales causas y características. Gerontología y nutrición del adulto mayor. Mc Graw Hill. p 35 – 45.

(2) González, C. A. (2010) Demografía del envejecimiento: argumentos, problemas, temas no cubiertos y horizontes de investigación en México. Envejecimiento humano: Una visión transdisciplinaria. Secretaria de Salud. Instituto de Geriatría. Gobierno Federal. México. p 295 – 304.

(3) https://www.imf.org/en/Publications/Departmental-Papers-Policy-

Papers/Issues/2018/04/16/Growing-Pains-Is-Latin-American-Prepared-for-

Population-Aging-45382

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