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Mtro. Francisco Meza Estrada • Coordinador de la Licenciatura en Derecho UNIVA León

 

Este 1 de julio se cumplen 3 años de la victoria electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador. Una fecha con relevancia política para el país. Seguramente podremos escuchar un discurso por parte del presidente o algún tipo de informe. También tendremos una revisión por parte de sus opositores y un amplio análisis.

Será muy particular este aniversario porque se encontrará justamente a la mitad del camino de su sexenio. Lo es porque ya se puede revisar lo conseguido, en lo que se ha fallado y lo que falta por hacer en la segunda mitad. Uno de esos pendientes es quién le seguirá en la presidencia y las conjeturas sobre los posibles candidatos. Como señala el analista Leonardo Curzio, se encuentra en el otoño de su presidencia, después vendrá el invierno y eso le implica ciertas exigencias.

Este sexenio es muy complejo de analizar porque no admite término medio: se rechaza hasta el odio de todo lo que hace o se acepta, en ocasiones, hasta exaltar todo lo que dice y decide. Esta dificultad provoca que cualquier análisis que procure cierto equilibrio termine por ser rechazado.

La primera mitad

Como ya se ha analizado, López Obrador consigue ganar la presidencia en parte por el amplio rechazo a los recientes gobiernos emanados de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional. De esta forma, se esperaba del nuevo presidente un cambio de forma y de fondo en el ejercicio del poder en México.

Es evidente que vino un cambio de forma por la propia personalidad del presidente, su círculo más cercano de colaboradores y una amplia lista de personalidades que llegaron a la vida pública del país. Esto ha provocado una división de opiniones, pero sin duda, significó un cambio en la forma de hacer política.

En cuanto al fondo, en varias áreas se dio un giro drástico, como ocurrió en: educación, vida laboral y sindicatos, salud, programas sociales, economía, energía, proyectos de infraestructura, por mencionar algunos. También modificó las relaciones entre los Poderes de la Unión, los gobiernos de los estados, llevando a centralizar algunas acciones, sobre todo, en salud, seguridad y apoyos sociales.

Sin duda, la primera mitad estuvo marcada, en otras cosas, por el desarrollo de la pandemia del COVID-19 que afectó seriamente la salud y la vida de miles de mexicanos y, además, la economía del país.

En todo lo anterior, el presidente y sus simpatizantes defienden a capa y espada, que su gobierno ha tenido logros históricos y estuvo a la altura de las circunstancias de la pandemia. En cambio, sus detractores, señalan que el país vive un retroceso y fue desastrosa su actuación ante la emergencia del COVID-19.

La segunda mitad

En la segunda parte del sexenio es seguro que algunos aspectos no van a cambiar, por ejemplo: la narrativa de su gobierno, sus conferencias matutinas, su posicionamiento sobre ciertos temas vitales de la agenda pública y la estrategia de polarización.

En esta última, la estrategia de mantener la política por encima de todo se mantendrá con la Primer Consulta Popular sobre los expresidentes, el próximo año con la Revocación de Mandato y ya el 2023 se irá perfilando la elección presidencial. Con estos pendientes el presidente llevará la discusión a la arena donde saca más provecho: conmigo o contra mí.

También está la discusión de las Reformas Constitucionales ya anunciadas por el presidente: en 2021 la reforma de la CFE, en el 2022 la reforma electoral y en el 2023 la reforma sobre la Guardia Nacional. Como son modificaciones que requieren la mayoría calificada, tendremos que esperar a ver la estrategia para conformarla.

Además, existen cambios en su gabinete en dos áreas muy importantes: Hacienda y Función Pública. En la primera, llegaría Rogelio Ramírez de la O que sería un perfil completamente distinto al de Arturo Herrera. El desafío no es menor considerando que el presidente aseguró no incrementar los impuestos cuando existe la necesidad de más recursos. A la Secretaría de la Función Pública, llega Roberto Salcedo para continuar con una de las principales banderas del sexenio: el combate a la corrupción.

También en esta segunda parte, se espera una recuperación económica y la conclusión de un proceso de vacunación que sea el fin de la pandemia que azotó durante más de un año a nuestro país. Se dice fácil, pero es muy complicado. Viene una recuperación como rebote, pero el país necesita un crecimiento mayor a eso y respecto a la vacunación, se requiere que toda la población esté inoculada para regresar a la normalidad escolar y de muchas otras actividades.

Con la segunda parte viene la sucesión presidencial

Podemos decir que al presidente le quedan dos años de cierto protagonismo político, porque en el tercero se estará hablando más de su posible sucesor o sucesora. Su partido se ha convertido en el más votado en México y eso provocará muchas disputas a su interior.

También la oposición buscará posicionarse, desde antes, como alternativa a su gobierno. Veremos su comportamiento como coalición legislativa junto con los gobiernos estatales que mantienen.

Los próximos tres años no serán menos intensos. El presidente con este aniversario, dejará entrever la forma en la que inicia esta segunda parte.

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