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Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Todo comenzó en 2005, cuando tres jóvenes estadounidenses, crearon en la web un espacio para que cada quién hiciera sus propios programas de televisión, es decir, sus videos, y los subiera para la vista de todos; de por sí “Youtube” significaría, en lenguaje coloquial, “tu tele”. Un año después la empresa valía 1,600 millones de dólares, que pagó Google para quedarse con la iniciativa.

Muy pronto a quienes hacían videos para subirlos a las redes se les llamó, en español castizo, “youtuberos”, y todavía más pronto muchos comenzaron a hacer negocio con este trabajo. Los iniciales videos de amigos en fiestas o excursiones pronto dieron paso a programas, documentales y noticieros domésticos, pero también a inversiones especialmente hechas para generar programas con todo tipo de intenciones políticas y sin el menor escrúpulo a la hora de divulgar “falsas noticias” con todos los recursos para que parecieran verdaderas. En ocasiones “todos los recursos” se redujeron a los mínimos posibles siempre y cuando sirvieran para esparcir cuantas ocurrencias viniesen a la mente del productor y, sobre todo, del patrocinador.

Hoy día en Youtube podemos encontrar producciones especialmente destinadas a desprestigiar a tal o cual país, algunos de éstos, se dedican a desprestigiar cuanto tenga que ver con China, otros se la toman en contra de tales o cuales personajes públicos o privados, sea para favorecer a éste en contra de aquél, o justificar todo tipo de acontecimientos, si son simpatizantes, o minimizarlos y devaluarlos si son oponentes.

Hay programas donde aparece un par de jóvenes diciendo mentiras del tamaño del planeta con una firmeza impresionante, o comentaristas aislados haciendo lo mismo.

La vastedad y sobre todo la variedad en el grado de veracidad de los programas que se pueden ver en Youtube, convierte este sitio en un verdadero terreno minado, en un jardín donde se mezcla lo real con lo aparente, las frutas de plástico y los paisajes inexistentes, con los escenarios reales y las frutas comestibles. Si en el pasado la falta de información y el reducido acceso a la educación hizo a la gente aceptar que no lo sabía todo, hoy debemos aceptar que creemos saber todo, pero no podemos estar seguros de nada, ya que en todas las redes informativas circulan más los intereses que la búsqueda de la verdad.

Pero además de las manipulaciones políticas y comerciales de este recurso, existe el mundo de los aficionados que no solamente buscan la fama de tener muchos seguidores, sino también la ganancia. En efecto, desde el momento en que tener seguidores en Youtube significa obtener dinero, lo de menos será el modo que emplees para lograrlo; por cada seguidor que le da “clic” a la campanilla, la empresa obtiene un peso, del cual da veinte centavos al youtubero, así que el reto es hablar de lo que sea, en especial de lo que resulte más escandaloso, con tal de obtener miles de seguidores, y ver cada mes los resultados en la cuenta bancaria.

Que de este manejo puedan derivarse consecuencias desastrosas para personas, instituciones y países, o es lo de menos o es justo lo que se pretendía.

Publicado en El Informador del domingo 25 de octubre de 2020

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