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La importancia de las energías renovables en México

Dr. Francisco Ernesto Navarrete Báez • Profesor Investigador UNIVA

 

El 29 y 30 de octubre del presente año, se llevó a cabo en la UNIVA el 5º. Seminario sobre Energías Renovables, con la temática central de la Eficiencia de las Energías Renovables en México. Tema fundamental en la agenda nacional.

Este seminario ha sido auspiciado desde su inicio por el Servicio Alemán de Intercambio académico (DAAD). Y en donde participan expertos sobre este tema de México y Alemania, país pionero y líder en su aplicación; cuyos ponentes principalmente son, los denominados exalumnos de la DAAD que hicieron estudios sobre este tópico, y ahora son pertenecientes a distintas instituciones educativas del país. Además, contamos con la participación de gente avezada de nuestra Casa de Estudios y otras instituciones, así como de instancias gubernamentales que trabajan en su normativa. En total se expusieron 24 ponencias y con más de 30 coautorías.

La temática de las Energías Renovables es transcendental para el futuro de la humanidad y de nuestro planeta. Ya que cada día se incrementa la necesidad del uso de energías para poder hacer nuestras actividades diarias, pero el impacto ambiental, económico y social para generarlas es muy alto. Desde esta perspectiva la UNIVA, con una misión y visión hacia el bien común y el desarrollo sostenible, se planteó realizar este seminario para discutir, analizar, compartir y divulgar los avances hechos sobre el tema.

Pero ¿qué se entiende como energía renovable y cuál es la importancia hoy en día de su implementación? En forma general, se denomina energía renovable a la energía que se obtiene de fuentes naturales virtualmente inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen, o porque son capaces de regenerarse una y otra vez a través de medios naturales. Por lo tanto, son fuentes en que la energía disponible existe en cantidades ilimitadas, de modo que no se agotan a medida que se van utilizando. Modelos puntuales como el sol, el viento, las caídas de agua y la biomasa son ejemplos de fuentes de energía renovables.

Dos factores importantes que las distinguen como fuente energética son: la fuente natural, es decir, en donde no hay proceso de transformación directa de materiales, como es la combustión, y que la producción de la misma no va a depender de un recurso que pueda agotarse a mediano plazo. Y segundo, que su generación y uso no tendrán un impacto ambiental considerable.

Entre las energías renovables más comunes se cuentan la energía eólica, la geotérmica, la hidroeléctrica, la oceánica o mareomotriz, la solar, la undimotriz, la biomasa y los biocarburantes. Por cuestiones de espacio, no ahondaremos en qué consiste cada una, queda al lector profundizar en cada una de éstas.

Ahora bien, este planteamiento de promover el uso y consumo de energías renovables también va alineado al bien común universal, que actualmente, como naciones de un planeta único, los hemos reunido en los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) generados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el 2015, y en las cuales las naciones pertenecientes a este organismo nos comprometimos a cumplirlos hacia el año 2030.

Estos ODS son en total 17, que cuentan además con 169 indicadores y metas propias para su monitoreo. Para el estudio de energías renovables, nos enfocaremos principalmente en el ODS 7: Energías Asequibles y No Contaminantes, que con sus cinco metas busca el garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos. Y el ODS 11: Ciudades y Comunidades Sostenibles, que establece 10 metas y su objetivo es el asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.

La situación actual de la implementación de energías renovables como alternativa principal para la generación de la misma no es nada alentadora en el mundo, mucho menos en México. Aunque que en los últimos 20 años ha habido una revolución en cuanto a utilizar energías renovables como alternativa, por lo cual muchos países se han abocado a, primeramente, invertir en infraestructura y después reemplazar la anterior, por las distintas ofertas existentes anteriormente señaladas. Pero la realidad es que su alcance todavía está muy limitado. De acuerdo a la Agencia Internacional de Energía (IEA), en el año 2019, todavía la humanidad utilizaba el 80% de combustibles fósiles del total existente para realizar sus actividades cotidianas, como son el calentamiento de espacios, transporte y generador de energía. Del resto, el 20%, las energías renovables usadas se repartían entre el uso de energía nuclear, la biomasa tradicional y tan sólo 11% en energías renovables de las denominadas modernas, como son el viento, oceánica, hidráulica, solar, biomasa y geotérmica. Realmente todavía su impacto es mínimo. Actualmente en México, solamente el 8.6% del total de la energía proviene de fuentes renovables.

La inversión en infraestructura también no es muy grande, mucho menos en México, más ahora que la mayoría de los recursos y presupuestos disponibles se han re-direccionado para abatir el impacto de la pandemia generada por el Covid-19. Situación lógica y necesaria, por lo que su crecimiento en su desarrollo y generación está y estará muy limitado por los siguientes años.

Para México, el actual gobierno se ha decantado por la producción de energía, por seguir usando combustibles fósiles, principalmente el carbón y el gas natural, dejando de lado las políticas de fomento a las inversiones, tanto públicas como privadas, en infraestructura de energías renovables.

Desafortunadamente y profundizado por esta contingencia mundial de salud, el consumo de energías a través de las energías renovables no incrementará considerablemente en los próximos años, se calcula que para el año 2040 el planeta apenas generará el 40% del total, equiparadas con el volumen de carbón utilizada en ese tiempo, pero aún por abajo del uso del gas y del crudo. En México se calcula que llegaremos a un 27% del total. Un escenario muy desalentador.

Pero el desafío actual es que es necesario que cada ser humano piense de forma sostenible y sistemática el cómo usar adecuadamente la energía para uso personal. Pensándose como el originador del uso o mal uso de la misma. El reto es muy grande y no nos queda mucho tiempo como humanidad para que las consecuencias sean irrevertibles. Confiemos en cada pequeño esfuerzo que se hace en todos los niveles para crear así, una sinergia de gran dimensión que sea capaz de impactar positivamente.

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