Mónica Valerio Villa y Miguel Ángel Ortega • Coordinación del Centro de Desarrollo Comunitario UNIVA Guadalajara
Diez años de esfuerzo merecen memoria institucional. El Centro de Desarrollo Comunitario de la Universidad del Valle de Atemajac (CEDEC), ha logrado mantenerse firme en su compromiso para apoyar en la consecución de profesionistas comprometidos, para lograr otras formas de convivencia social y medioambiental. Con una tarea que aún no termina, ha devenido entre aportaciones significativas, innovaciones, análisis, reflexiones y propuestas concretas. El caminar de este centro le ha llevado a trascender colaborativamente más allá de las propias fronteras. He aquí algunas claves que han sido sustantivas en su andar.
El pensamiento social cristiano como sustento vital. Este pensamiento, también conocido como Doctrina Social de la Iglesia, ha estado muy presente desde la conformación del CEDEC. Se trata de un referente clave para articular la acción social y medioambiental con la fe-razón. Un referente que favorece la existencia cristiana integrada de múltiples dimensiones, apuntando al desglose de la potencialidad humana (Populorum progressio), cuidando de la caridad en su genuino sentido (Caritas in veritate) y atendiendo la articulación con el todo de la creación (Laudato si´). Estudiar, pensar, dialogar, debatir y proponer ha sido el estilo en su configuración, intentando que suceda, en y desde los diversos escenarios, lo que se percibe como llamada: el respeto y la promoción de la dignidad humana con todo lo que le corresponde en su mundo.
Una planeación de la mano con la filosofía institucional. A lo largo de este caminar se han creado programas, proyectos y actividades que favorecen el aprendizaje en valores, así como la vivencia de nuevas experiencias significativas orientadas a despertar la conciencia en responsabilidad social y medioambiental. El compromiso con el bien común y la conciencia solidaria ha permitido una estructuración con base en programas que han llegado a institucionalizarse: Atiende una comunidad, Solidarios unidos, Sensibilización sociocultural, Aportando para el desarrollo, Participación con Instituciones y Centros de estudios y desarrollo en la Iglesia; todos ellos aportando a la consolidación del compromiso social universitario. Este caminar ha permitido aprender y descubrir cada vez con mayor conciencia que una simple actividad solidaria puede cambiar la vida de las personas, con la convicción de que la caridad deberá seguir incluyendo: a) la asistencia sin caer en el asistencialismo, b) la promoción sin descuidar el desarrollo integral, y c) la concienciación como instrumento de apoyo a la nueva evangelización. La diversidad de acciones ha contado con estrategias que permiten tejer desde la atención a realidades altamente vulnerables, donde los universitarios aprenden que es necesario involucrarse para avanzar hacia un mundo con mejores condiciones de vida para todos.
En el horizonte de una responsabilidad social, al participar colaborativamente y al responder socialmente en una historia que sigue urgida de conciencia y acción, se ha puesto sobre la mesa la importancia de continuar en la perspectiva de una responsabilidad social universitaria. En el presente siglo se vuelve altamente importante que las universidades impulsen a las sociedades hacia nuevas y mejores formas de convivencia entre los humanos y con el medio ambiente. Actualmente en clave de “alianzas estratégicas” se participa con la esperanza de que los trabajos en colaboración con los diversos organismos de la sociedad, tanto local como trasnacional, pensados longitudinalmente, puedan posibilitar las transformaciones que se requieren para hacer una realidad el “cuidado de la casa común”.