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Un final de… ¿dos películas? La despedida de Peña Nieto

Por 8 noviembre, 2018noviembre 20th, 2019Convocatorias

Mtra. María Ana Rábago Agredano, Ciencias de la Comunicación, Lenguajes y Multimedia • Plantel Guadalajara

 

Sin necesidad de ser grandes analistas, podemos suponer que todo gobernante sueña pasar sus últimos 30 días en el poder recibiendo aplausos y agradecimientos por lo bien que realizó su tarea de gobierno, pero eso nunca ha ocurrido; sólo el tiempo y las comparaciones nos permiten visualizar quién lo hizo “menos mal”.

En el caso de Peña Nieto, ya no tiene la atención pues López Obrador, presidente electo, le ha robado los reflectores. Aunque tal vez ese “nado de muertito” le ha permitido al equipo del actual del gobierno federal, hacer maletas y en ellas ocultar acciones que los protejan de futuras consecuencias jurídicas, como la suspensión por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de que se investiguen las acusaciones de corrupción en Chihuahua, ligadas a funcionarios priístas.

En el equipaje también se llevan la esperanza de los mexicanos de conocer la verdad y observar castigos ejemplares de los casos Odebrecht y de los miles de desaparecidos, así como de la liberación de Elba Esther Gordillo; de la explicación clara del excesivo aumento de impuestos, de la gasolina y de los productos de la canasta básica, con dobles discursos que siempre enaltecían que los incrementos eran solo para los ricos.

En su valija personal, Enrique Peña Nieto se lleva su verdadera identidad, esa que nunca expuso genuinamente, pues siempre actuó papeles diferentes que le proponían sus equipos políticos o de comunicación y mercadotecnia. En su campaña fue el héroe de novela que las mexicanas (mayoría en el padrón electoral) quisieron; luego pretendieron darle el giro de estadista determinado cuando pagaron por colocarlo en la portada de la revista Times.

Todo se perdió al tratar de conjuntar al héroe de novela y gobernante serio para resolver la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, lo que no sucedió. De ahí, sus personajes fueron errantes, a ratos formales, a ratos cómicos, pero pocas veces cercano y muy posiblemente nunca auténtico.

Su última actuación del sexenio costó 15.8 millones de pesos, de acuerdo al informe investigado y publicado por la empresa mediática Animal Político (3 de noviembre 2018), donde se señala que este costo fue para la producción de videos y spots para el 6° informe de gobierno, cantidad que de acuerdo a la clasificación que da el Instituto Mexicano de Cinematografía, alcanzaría para producir dos películas originales de bajo presupuesto.

¿Creen que esta producción funcionará para reacomodar la identidad de Enrique Peña como un buen presidente?

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