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Calentamiento Global

Mtro. Alejandro Garza Galicia, Profesor–Investigador Ciencias Exactas e Ingenierías • Plantel UNIVA Guadalajara

Una vez que arrancó la revolución industrial a mediados del siglo XVIII, grandes avances tecnológicos vinieron a transformar la economía y la sociedad, la explotación de los recursos naturales en grandes cantidades provocaron la demanda para satisfacer las necesidades de la época, la máquina de vapor impulsó la movilidad en los ferrocarriles y los barcos, el cambio del uso de la fuerza de los animales por los primeros combustibles hicieron que se formara una nueva sociedad que para fines del siglo XIX veía una electrificación de las ciudades.

Durante el siglo XX la historia mostró la aparición de grandes avances, desde la fabricación en serie del automóvil, el surgimiento de la aviación civil, el florecimiento de la industria petroquímica, la fabricación de utensilios a partir del plástico, la evolución de las comunicaciones que comienzan a unir ciudades, países, personas y continentes, así como el desarrollo de la industria militar que permitió la aparición de avances sustanciales. De esta forma, es que llegamos a la era moderna con la aparición de la primera computadora de escritorio, el teléfono celular, la creación del internet, los robots, nuevos materiales e incluso de compuestos que se hacen molécula a molécula con el uso de la nanotecnología. Este inicio del siglo XXI confirma los grandes inventos y las nuevas formas de vida, ya sea desde viajar cada vez más rápido hasta los revolucionarios tratamientos en la ciencia médica. Sin embargo, toda esta historia tiene un sombrío reflejo, una serie de afectaciones en la naturaleza y la vida humana, que se ponen de manifiesto con el incremento generalizado de la temperatura del planeta, un fenómeno conocido como calentamiento global.

El incremento de la temperatura en los cuerpos provoca una serie de alteraciones físicas, químicas y/o biológicas. En la tierra, vista como un sistema termodinámico, existen conversiones de energía pasiva a energía activa para satisfacer las necesidades de esta nueva sociedad, por ejemplo, la transformación de los combustibles fósiles es aprovechada en una aplica gama de procesos industriales como el cultivo de alimentos, la producción de ganado, la transportación, la producción de energía eléctrica o meramente, la elaboración de productos. La Agencia Internacional de Energía menciona que en la actualidad, se consumen alrededor de 85 billones de kilowatts, una cantidad enorme de energía que además, se incrementa día a día. Un aspecto fundamental es que más del 85% de esta cantidad es producida a partir de fuentes derivadas del petróleo, lo que provoca el aumento de gases tóxicos malignos para la salud humana y que en conjunto, forma una capa estratificada en la atmósfera dando origen al efecto invernadero.

Los gases aparecen al producirse por la combustión de los llamados fósiles, suben a las capas de la troposfera y se estratifican, es decir se estacionan, no se mueven y forman una capa tenue que provoca que los rayos del sol entren y no consigan salir; esto es lo que incrementa la temperatura del globo terráqueo. Los científicos han venido registrando este incremento y presentando los resultados en los organismos internacionales, el más reciente, el Acuerdo de París, es un protocolo ambiental que representa un esfuerzo conjunto de 125 países para reducir la temperatura global 2°C por encima del nivel en que se encontraba durante la época pre-industrial, sin embargo, este esfuerzo no ha fructificado ya que los reportes indican que sigue subiendo la temperatura global y las políticas energéticas siguen orientadas a la explotación de los hidrocarburos en una gran parte de las naciones. Recientemente, los Estados Unidos de Norteamérica, firmaron su salida del acuerdo, con lo que se provoca un desequilibrio en la política ambiental internacional, ya que otros países podrían seguir este ejemplo. El impacto de las acciones a favor del medio ambiente pueden verse disminuidas, así como los fondos financieros que son aportados por los demás países desarrollados.

El panorama para el medio ambiente y sus recursos no vislumbra grandes avances por todas las políticas que pretenden seguir utilizando fósiles y seguir deteniendo la transformación a sistemas energéticos de producción limpia. México por su parte esta adherido al Acuerdo de París, sin embargo, las reformas energéticas federales que se han planteado recientemente, poco estimulan el uso de las energías limpias para desarrollar grandes proyectos de infraestructura en materia de energía, por lo pronto la iniciativa privada ha comenzado en el impulso de proyectos energéticos a base de energía solar y eólica, en gran parte para autoabastecimiento, pero es insuficiente ya que los efectos se ven cada vez más acentuados en la naturaleza y la aparición de más y nuevas enfermedades.

El incremento en la demanda de energía por parte los sectores residenciales, comerciales e industriales, ha generado que el calentamiento global propicie el efecto más recrudecido que enfrentará la humanidad, el “cambio climático” una serie de alteraciones en los perfiles térmicos de todo el planeta, que a la vez, causa el desequilibrio de los ciclos naturales a nivel físico, químico y biológico, ya sea con el derretimiento de los polos, las alteraciones del pH de los mares o presentándose con la alteración de los ciclos reproductivos de todo el mundo microscópico, como bacterias, virus, entre otros. Sin duda, ya no podemos revertir todas las consecuencias que enfrentamos en la actualidad, como lo indica el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, estamos en una era en donde tendremos que adaptarnos y establecer los mecanismos para reducir la vulnerabilidad de los grupos desvalidos y promover la explotación de los recursos de una manera sustentable. La humanidad debe de entender que el respeto a los procesos naturales será la clave para convivir en armonía y recuperar el equilibrio biológico de nuestro planeta.