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Comunicación Sistema UNIVA

El Adviento como identidad

Por Convocatorias Sin comentarios

Dr. Fernando Sánchez Martínez • Docente de Ciencias Sociales y Humanidades UNIVA

 

En la actualidad, la cuestión de la identidad tiene un papel preponderante en las relaciones sociales. Ello implica un entramado de posturas e ideas que se manifiestan continuamente en las redes sociales, en el imaginario social que marca tendencias. De ahí que la identidad tenga una importancia en el desarrollo de los pueblos, no solamente por sus características culturales y sociales, sino desde el individuo, la identidad le permite pertenecer a un contexto determinado en el cual se desenvuelve, se relaciona y esto le proporciona un crecimiento social, psicológico, educativo y especialmente religioso.

Desde esta perspectiva es que la identidad cristiano-católica en la actualidad, cobra una importancia capital ante las manifestaciones de la sociedad posmoderna, ya que incluso algunos teóricos de distintos enfoques llegan a hablar de una identidad cristiana en tiempos de poscristiandad, entendiendo esta situación como aquello que en otros tiempos se podía manifestar en las actitudes de las vidas cristianas, el día de hoy, tienden a desaparecer o a dejar de cobrar importancia para la vida de muchos creyentes o bautizados en general, o para decirlo de otro modo, para hacerse comprender, la identidad cristiana tal vez tenga que buscar nuevas formas de diálogo y manifestación, ya que “el problema nunca es sólo la identidad cristiana, sino la identidad cristiana de alguien. Y cada época, cada misterio personal forma parte también de la configuración cristiana” (González Faus, 1980).

Es aquí donde este segundo domingo de Adviento, sirve de anclaje identitario para las diversas manifestaciones de vida cristiana, especialmente de dos formas; la primera, consiste en la preparación moral de la persona para recibir a Jesús y reconocerle, ya que nos sale al encuentro especialmente en los desprotegidos o rechazados por la sociedad, el migrante, el homosexual, los pobres, los desplazados, los golpeados por el destino, aquellos que como sociedad hemos hecho a un lado o ni siquiera hemos reparado en ellos por su condición económica e incluso política. La segunda manera está fundada en la esperanza de que al final de los tiempos Jesús volverá, lo que conocemos como el juicio final, el cual es un juicio en el amor, es la espera de la felicidad eterna, la cual el hombre solo puede encontrarla en su Creador.

Por lo que el Adviento es una excelente oportunidad de preparar el camino hacia una identidad cristiana centrada en la dignidad de la persona, que nos lleve a reconocer a Jesús en los más desprotegidos y rechazados por la sociedad, donde avancemos juntos hacia un mejor presente, ya que “nadie puede pelar la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante” (FT, 8), y el Adviento es un herramental litúrgico por demás adecuado.

 

Referencias

 

 

Recomposición Corporal

Por Convocatorias Sin comentarios

Daniela Hernández Velázquez • Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

El peso siempre ha sido uno de los principales indicadores de salud y una herramienta para medir nuestro progreso. Sin embargo, debemos saber que hay otros indicadores más importantes, ya que el peso mide únicamente, la masa total. Esa masa está compuesta por grasa corporal, masa muscular, agua, masa ósea, entre otros.

Nuestra apariencia física depende principalmente de nuestros porcentajes de grasa corporal y masa muscular. Disminuyendo nuestro porcentaje de grasa, se puede ayudar a prevenir cientos de enfermedades, reduciendo la inflamación celular y mejorando nuestra masa muscular, lo que ayuda a fortalecer el sistema inmune y mejorar nuestro metabolismo.

Pongamos un ejemplo: Tenemos 2 personas de sexo femenino que pesan 65 kilogramos (kg) y ambas miden 1.60 metros, visualmente la primera es más delgada y se pueden ver sus músculos tonificados, ya que tiene 14% de grasa corporal. La segunda persona se ve más robusta, pero tiene un 30% de grasa. A niveles de composición se considera más sano la persona con menor porcentaje de grasa, aunque ambos pesen 65 kg. Para mejorar esto de una manera equitativa utilizamos la recomposición corporal.

La recomposición corporal es un método en el que podemos reducir nuestro porcentaje de grasa y construir masa muscular al mismo tiempo. Cabe destacar que no es posible a grandes cantidades y esta etapa es a largo plazo.

Ciertamente para ganar masa muscular se debe estar en un superávit calórico y para perder grasa corporal, habría que estar en un déficit calórico. Para poder lograr este “recomp” se deben de utilizar ciertas estrategias y hay personas a las que se les facilita más.

Durante esta etapa se deben consumir las calorías basales y si existe un sobrepeso se debe hacer un déficit calórico no mayor al 20%, con un incremento en la ingesta proteíca y evitando alimentos procesados.

La actividad física debe ser constante y combinando entrenamientos de resistencia con progresión de cargas y ejercicio cardiovascular de baja intensidad prolongado, para así, no comprometer la recuperación.

Cómo en cualquier etapa, el descanso suficiente es importante para una recuperación efectiva. Dormir suficiente impide que el cortisol aumente y que la testosterona baje.

Por último, este método es una herramienta que se debe ajustar a los objetivos de cada individuo, tomando en cuenta el tiempo que lleva con un plan alimenticio y sus necesidades fisiológicas.

 

Referencias

  • García Almeida, JM. (2020, septiembre 21). A new nutritional approach. Assessment of the patient’s nutritional status: function and body composition. Nutricion Hospitalaria, 35, 1-14.
  • Schoenfeld, B. The MAX muscle plan (2012).

El ITER: innovación tecnológica vs participación ciudadana

Por Convocatorias Sin comentarios

Dra. Irma Livier de Regil Sánchez • Jefa de Investigación UNIVA Guadalajara

Ing. Ana Isabel Tendero Navarro • Estudiante de la Universidad de Salamanca, España

 

Uno suele enterarse de los acontecimientos del mundo mediante los noticieros, informativos u otros medios, pero hay sucesos que nos pasan de lado, consecuentemente hay una carencia de atención y seguimiento; en este tenor, resulta interesante la noticia del considerable avance del proyecto científico técnico llamado ITER. Dando continuidad a la videocolumna UNIVA sobre la “Ambivalencia tecnológica”, que invita a la reflexión acerca de la responsabilidad social sobre las aplicaciones de los resultados de la ciencia, el desarrollo tecnológico y su uso como elemento central de la innovación [1], en esta ocasión hablaremos del International Thermonuclear Experimental Reactor – ITER por sus siglas. El ITER, es un proyecto que intenta poner en práctica la generación de energía a través de la fusión nuclear, un prototipo funcional del reactor atómico tipo tokamak utilizado en una fase todavía experimental [2]. La idea del presente reactor nació en Rusia en los años 70, pero su costosa financiación hizo que hasta 1986, EE.UU. y la Unión Europea (UE) se unieran inicialmente al proyecto y que definitivamente hasta el año 2006, se firmara de manera oficial la forma de compartir gastos y la construcción de éste por todos los países participantes: Rusia, EE.UU., UE, China, Corea, India y Japón [3]. Es la máquina más grande hecha para demostrar la viabilidad de la fusión como una fuente de energía limpia, libre de carbono y a gran escala, basada en el mismo principio de la energía solar y estelar, pero extrapolado a un enfoque comercial, donde en el núcleo tokamak se producirán descargas de plasma de larga duración. Es por esto que se convierte en una de las propuestas de valor más prometedoras, pudiendo crear en un futuro centrales eléctricas de fusión, con gran potencial energético capaz de abastecer a toda la población mundial, y supuestamente, de una forma limpia y segura. De acuerdo con esta información, conjunto a la que se presenta en su sitio web [2], quedan claros los beneficios de dicho desarrollo tecnológico, pero ¿Conocemos la envergadura y las dimensiones de este proyecto realmente? ¿Qué riesgos conlleva esta innovación? ¿Qué significa para el resto de países no involucrados en su construcción? ¿Qué significa para la sociedad en general? ¿Tenemos herramientas suficientes que nos eduquen a conformar un criterio riguroso respecto del proyecto? A lo largo de este artículo, se pretende contestar a estas preguntas, las cuales resultan estar entrelazadas, convergiendo la ciencia con otros factores e intereses sociales, económicos y políticos.

Este proyecto innovador de tal envergadura, dado el tiempo de su trayectoria tecnológica -cerca de cuatro décadas ya-, se le pueden atribuir diversos conceptos de producción científico-tecnológica, los cuales han ido cambiando y ampliando dimensiones, sobre todo en el actual siglo XXI. De acuerdo con la bibliografía y a los autores que han caracterizado los diferentes conceptos de producción de la ciencia, el ITER definitivamente es un proyecto megacientífico en torno a la generación de energía a partir de elementos nucleares radiactivos, como fue el proyecto Manhattan. Aproximadamente, a mitad del siglo XX, este tipo de propósitos permean el concepto de ciencia, yendo más allá de la “simple ciencia”, y por tanto surgen conceptualizaciones nuevas, hablamos de Gran Ciencia, según Solla Price [4] o de Transciencia, según Weinberg [5], ya que este fenómeno a gran escala de la ciencia, necesita redefinirse, ya que sobrepasa los valores mertonianos de la época y los límites establecidos por la comunidad científica. Además, uno de los rasgos que definen esta Gran Ciencia, es la participación con gobiernos con fines interesados y particulares, estas interrelaciones entre diferentes entidades y actores, sugieren generar políticas y marcos legislativos que favorecen y allanan el terreno para el desarrollo tecnológico del núcleo atómico. Así, el asunto apunta a ser Ciencia Gubernamental, concepto que define John Bernal, ampliando las dimensiones de la macrociencia o Gran Ciencia [6], ya que la iniciativa de los diferentes gobiernos participantes -China, Unión Europea, India, Japón, Corea, Rusia, EE.UU. y un reciente acuerdo de cooperación con Canadá-, en conjunto con la industria y otros actores, se interrelacionan para hacer ciencia, obteniendo un resultado de impacto mundial. Sin embargo, esta conceptualización de la ciencia queda un poco obsoleta, al día de hoy, el proyecto ITER está ubicado dentro de las dimensiones que alberga el concepto de tecnociencia, que postula Javier Echeverría [7]. Sería así un proyecto tecnocientífico porque, (1) surge de la necesidad inminente frente a la problemática del calentamiento global, del agotamiento de los recursos naturales y de la dependencia de la humanidad hacia estos; (2) por tanto es capaz de cambiar la situación actual, o lo que es lo mismo, transformar la realidad tal y como la percibimos, es una innovación proactiva. (3) Por este motivo, la política pública global toma el protagonismo como agente innovador, e integra tanto a la ciencia como a la tecnología dentro del sistema económico, involucra a los diferentes actores sociales, públicos y privados (gobierno, centros de investigación e industria), provoca una colaboración trasnacional y multidisciplinaria. (4) El proyecto está concebido desde su origen con fines estratégicos -la resolución de problema e impacto socio-económico-ambiental-, que, ante la sociedad mundial, será redefinido interesadamente como: la producción de una energía limpia y asequible que reduce el impacto negativo al medioambiente.

Este planteamiento desconfiado no viene de una actitud de rechazo o negativa de la innovación o de la tecnociencia, más bien surge del proceso de apropiación del conocimiento e información existente del proyecto ITER, a fin de construir una actitud crítica y científica respecto del mismo. Es, por tanto, en la búsqueda de los posibles riesgos que puede implicar obtener energía de fusión nuclear, donde resulta escasa la bibliografía existente. Son justamente las disciplinas activistas de la ciencia, tecnología y sociedad (CTS), y no las académicas, como, por ejemplo, las divulgadas por las organizaciones medioambientales, la información que ha hecho posible investigar en torno a los riesgos, y poder contrastar las diferentes perspectivas tanto epistemológicas como ideológicas. La información recabada por los ecologistas que atañe a los riesgos de dicho tipo de energía, resulta nada optimista, la cual intenta, dicho fríamente, desmantelar el mito de que el mencionado proyecto generará una energía limpia. El argumento que presentan está basado en la radioactividad de elementos como el tritio, el núcleo de este y del deuterio -no radioactivo-, los cuales son utilizados para conseguir la energía necesaria para el reactor [8]. Por tanto, sí que resulta extraño y llama la atención este proceso de ocultamiento de información, que contrapone los argumentos de la energía limpia, frente a la radioactividad de los elementos usados para la fabricación de la misma, lo que nos lleva a cuestionar el porqué.

Otras de las cuestiones, denuncian la falta de consideración de la postura del resto de la sociedad global, en cuanto a las decisiones sobre la ejecución de un proyecto de tal magnitud. La realidad en la praxis es, un sistema mundial democrático, donde son 194 los países soberanos reconocidos por la ONU – incluidos los involucrados en el proyecto -, los que plantan cara ante los posibles riesgos, o dicho de otra manera, los encargados de responder a los costos no económicos de la experimentación, aunque vista la actitud, todo apunta a que «esperan» que no los haya, en caso contrario la visión positiva de innovación que generalmente existe en las sociedades de países generalmente desarrollados, retrocedería a la postura peyorativa de la ciencia de mediados del siglo XX. Esta conducta particular que favorece la I+D del ITER, independientemente de la opinión ciudadana, liga tanto el concepto anterior de Transciencia, al ser imposible garantizar el éxito y las consecuencias de la aplicación práctica de un prototipo en experimentación de tal magnitud; el carente estudio de los fenómenos sociales alrededor del proyecto y la presencia de una sobrevaloración del mismo por parte de la comunidad científica, concretamente, de quienes lo iniciaron. Como con el concepto de Ciencia Reguladora que postula Sheila Jasanoff [9,10], que refiere a la inminente situación de riesgo, la aparente falta de consideración de los efectos más allá de los puramente económicos y ambientales, donde los gobiernos de las potencias mundiales han determinado los fines prácticos de la ciencia, ajustados a sus intereses políticos en el marco de sus agencias gubernamentales. En definitiva, cada agente social que participa tiene un determinado interés particular, que directa e indirectamente parecen converger en el resultado final: hacer creer al resto de la población mundial, la conveniencia del desarrollo e innovación del proyecto ITER. En esta tesitura, expertos e ingenieros involucrados, generan y entregan informes que no son de dominio público, informando a la sociedad mundial lo positivo y omitiendo mencionar lo negativo, que evidentemente debe existir por la naturaleza del proyecto. De este modo, las agencias gubernamentales de estos países inversores, dictan las pautas, las vigilan y controlan, es decir, marcan las reglas del juego, que en el caso de que se valide el funcionamiento del prototipo, conducirá al establecimiento de nuevas reglas, políticas y regulaciones que afectarán, no solo a sus países, sino a todos en el globo terráqueo. A “ciencia” cierta, no se sabe si se oculta información sobre el riesgo de la radioactividad, pero lo que, sí sugiere ser seguro, es la posible repercusión social que pueda generar a la millonaria inversión, el no contar con la opinión favorable y el soporte que actualmente tiene. Pues, porque como bien sugiere Silvio Funtowicz “actualmente hay un aumento de la consciencia en la sociedad sobre el rol de la incertidumbre en la ciencia, así como en sus aplicaciones” [11], y un proyecto como es el ITER u otros que nacen a partir de éste, pero, con financiación privada como General Fusion (Canadá), Helion Energy, Tri Alpha Energy, Industrial Heat (Estados Unidos), o Tokamak Energy (Inglaterra) [12], podrían perder relevancia y la esperanza depositada dentro de los grupos sociales en cuanto a la actual actividad de investigación científica y desarrollo tecnológico (I+D) en términos ambientales.

Por este motivo, es sensato como sociedad, poner en tela de juicio dicho proyecto, es decir, construir una opinión crítica capaz de apreciar la existencia de un «cóctel» de gobiernos y empresas de diferentes países – potencias mundiales la mayoría-, con una intensa inversión, durante décadas, de dinero y recurso humano, que recluta a los mejores expertos y especialistas. Este último agente humano es el único capaz de construir la máquina, pero también de evaluar y valorar su impacto, lo que resulta grave, ya que las mismas instituciones son juez y participantes, y por una parte invierten en la ejecución del proyecto, pero por otra, valoran el riesgo y la incertidumbre de la trayectoria tecnológica del artefacto y su innovación. El resultado pone de manifiesto una peligrosa tecnocracia, capaz de influenciarse por el determinismo tecnocientífico derivado del principio de autoridad que aún se conserva en parte de la comunidad científica. Esta actitud camicace parece poner en peligro a la humanidad en general, a costa de los intereses de unos cuantos, además de que no resulta justo, en un sistema soberano global, conformado por 194 países -como se ha indicado al principio de este párrafo -, que el único agente involucrado en el juicio y desarrollo de una innovación de tal calibre, sea la voz de los tecnócratas. Los conceptos de tecnocracia y democracia, no resultan compatibles si se llevan a cabo al unísono, más bien se excluyen y se repelen. Por tanto, no solo es importante desarrollar una actitud crítica de la sociedad respecto al avance tecnocientífico y su transformación de la realidad, sino que, esta opinión es legítima y vinculada al carácter soberano de una participación democrática, y es sinónimo de la importancia de la adquisición de cultura científica por parte de la sociedad.

Dentro de la esfera científica, el mensaje de Silvio Funtowicz que postula en la idea de Ciencia Postnormal, sobre la existencia de diferentes opiniones dentro de la comunidad científica es esperanzador pues, no todos los científicos y tecno-científicos van a una sola voz, ahora se cuestionan los unos a los otros [11,13]. El autor consecuentemente, atiende al concepto de Sociedad de riesgo de Beck [14], basándose en el contexto que conforma el rápido avance de la I+D+I, el desarrollo de nuevos sistemas de innovación y su interacción con la sociedad, esta dinámica ha ido generado un estado de incertidumbre en el contexto mundial actual, debido a la falta de transparencia en los datos, la falta de recursos para afrontar estas constelaciones tecnológicas, la falta de herramientas y conocimiento de nuevas tecnologías o por el momento temporal que nos encontramos. Funtowicz, propone para gestionar dicha incertidumbre, la unión y participación de todos los actores comprometidos, involucrados, que sufren, ya sea las consecuencias del indiscriminado desarrollo, como las derivadas de la aplicación en términos de innovación. Estos agentes están capacitados – respecto de sus diferentes niveles –, para participar en el proceso de decisión, desde sus diversos roles; si ellos logran redefinir el problema, no eliminarán la incertidumbre, pero sí podrían mejorar la calidad de la misma [11]. El carácter esperanzador de este comunicado, es comprometer a la sociedad en la reflexión y valoración de los riesgos de la aplicación de la ciencia y la ejecución de megaproyectos tecno-científicos como el ITER y no ser simples actores pasivos ante estos. La consigna es privilegiar la democracia en las decisiones del campo tecno-científico que afectan al planeta, y este propósito no es posible sin una cultura científica de la ciudadanía que construya el juicio individual del ciudadano.

Sin embargo, otra perspectiva que se baraja dentro de la presente investigación surge al observar que no es suficiente que la sociedad se involucre en las decisiones, lo que puede parecer imposible, si no se establecen mecanismos que lo permitan, desde las posiciones de poder, es decir, de las jerarquías superiores y de sus intereses. Finalmente, estos mecanismos sugieren estar teñidos con un carácter provechoso y restan valor a la propuesta de participación democrática ciudadana. Una perspectiva teórica para observar este fenómeno, podría ser la teoría del poder de Foucault que entra en la corriente estructuralista de la sociología. En su libro «Los intelectuales y el poder» habla del entramado de poderes, incluyendo el de los «simples mortales», donde interactúan unos y otros, pero quienes tienen el conocimiento, no intentan sublevarse ante el resto, sino que usan este encauzándolo hacia un destino, sin decir el cómo se llegará a él, y es justo ahí donde estriba su poder [15]. Puede sonar a algo como: “el fin, justifica los medios”; nos encuadran en el problema, nos venden un objetivo, en este caso sería el #7 que aparece en la agenda al 2030 de desarrollo sostenible: “Energía asequible y no contaminante” [16]; finalmente, se los compramos, por tanto, es permisible que hagan lo que tengan que hacer para lograrlo. A modo de analogía, es similar a cuando a un niño pequeño hace berrinche porque no quiere vestir el atuendo que su madre ha elegido para él, en consecuencia, ella opta por dejar sobre su cama tres mudas para que él elija la que quiera, así, brinda al niño la satisfacción de haber elegido – lo que sería su nivel de poder como hijo – aunque en realidad, fue el actor en posición superior – la autoridad, es decir, nivel de poder como madre – quien eligió por él.

Con esto, sin afán de destruir lo esperanzador que pueda resultar el mensaje de Funtowicz, parece injusto que, desde un nivel jerárquico superior se “otorgue” la posibilidad de participación a la sociedad en la toma de decisión. Ya que, un nivel de poder superior que plantea al inferior un abanico de posibilidades de las cuales elegir y así mostrar a la ciudadanía que también tiene su nivel de poder, es una manera de conveniente actuación en políticas públicas y sugieren expresar cierta demagogia para callar a las masas. Por tanto, se manifiesta que el involucramiento de los posibles afectados no debe surgir por cortés “invitación” de quienes han decidido por ellos, debe emanar desde ellos, y la reducción de incertidumbre debe ser el resultado de la preparación, estudio y conocimiento alterno que ellos generen, para que se les confiera poder en un mismo nivel y capacidad para cuestionar. A esta apropiación, digamos del corpus científico, necesario para juzgar el desarrollo, uso y aplicación de la ciencia, se ha referido durante el texto presente como cultura científica, concepto que actualmente es utilizado en torno a la medición del conocimiento científico ciudadano para conformar una actitud crítica y rigurosa, en un marco de ciencia democrática y participativa gracias a las diferentes maneras de aprendizaje y educación. Sin embargo, eso es otro asunto, ya que el sistema educativo también está en manos del mismo poder, y si todos tuviésemos las mismas oportunidades y recursos para formarnos, tendríamos un conocimiento heterárquico en cuanto al nivel, o lo que es lo mismo una cultura científica equitativa, aunque no en especialidad. Por ende, sea por interés o no, cuando son los mismos los que deciden y los que la reglamentan, se produce un fenómeno adoctrinador. En definitiva, la convergencia de la educación con la ciencia, la política y la economía, desde una perspectiva de sociedad de riesgo, donde es legítimo un marco legal y judicial, apunta a ser complicada una regulación ética e igualitaria, capaz de abarcar todas las limitaciones que puedan derivarse de la regularización y normatividad académica, especialmente las consecuencias adoctrinadoras.

¿Cómo regular o cómo normativizar, ya sea para uso académico o para uso innovador, dentro de la economía capitalista para: el proceso de desarrollo tecnológico, la actividad científica, el recurso educativo o un proyecto de tal magnitud como el ITER? La respuesta suena utópica cuando lo dejamos únicamente en manos de la educación, pero se trata de algo esencial el favorecer un proceso de enseñanza-aprendizaje desde los niveles más elementales con valores éticos para vivir en colectividad. De tal modo, que en el futuro los profesionales, científicos y tecnólogos, se desenvuelvan en su trabajo con “buenas prácticas”; aunque siempre habrá algún factor incontrolable, pues en el presente todo es aleatorio y la realidad es impredecible. Por esto, compartimos con Funtowicz, que, si bien no es posible acabar con la incertidumbre, es posible reducirla, y factores como una buena educación universal y accesible para todos bajo un marco ético, puede equiparar los niveles de poder, por lo menos a nivel de conocimiento, que ante proyectos como el ITER son fundamentales.

Quizás por lo pronto, podríamos pasar de lo que sería un monopolio a un oligopolio, como primer avance de la verdad y el conocimiento, promoviendo desde nuestra postura occidental privilegiada, la pluralidad de opiniones y concepciones en la base de una práctica ética. Aun así, existe también el factor de la competitividad en el libre mercado del capitalismo, que abre espacios de innovación donde solo uno puede ganar, en este caso, si pasamos de monopolio a oligopolio, estaríamos frente a un «holding» de los mismos de siempre, que continuarían estableciendo las bases reguladoras. La clave, podría estar, según las autoras del artículo, en una sociedad consciente de los daños que acarrea un sistema centralista y mediante la procuración y adquisición de las herramientas adecuadas, las cuales, pueden provocar un cambio. Insistimos en el rol de una educación sin carácter adoctrinador, que es justamente, tal y como percibimos la manera de adquirir conocimiento actualmente. Hay que comprender, que el conocimiento no es un dogma, por ello debemos aprender de la flexibilidad relativa de la «verdad», comprendiendo la generalidad y el carácter poliédrico de la epistemología del conocimiento, y no simplificando la información a un concepto único académico. Tal vez, desde esta perspectiva tolerante, sensata y consciente derivada del paradigma educativo, a largo plazo también lo haga el paradigma económico y consecuentemente, el tecnológico que nos envuelve.

En conclusión, de lograrse los objetivos de este megaproyecto tecno-científico del ITER con fines de innovación a largo plazo, bajo el dominio de potencias económicas y del conocimiento, con alto impacto en el mundo, pero que, por su costo, será complejo de reproducir en ciertos países. En consecuencia, generará grandes beneficios económicos y ambientales, a unos cuantos, sin embargo, los beneficios sociales no serán iguales para todos. Ya que, incrementará aún más la brecha tecnológica y la desigualdad, eso sin mencionar que, guste o no, esos beneficios son a costa del riesgo, no solo de quienes se involucraron en el proyecto, sino de todos los que estamos montados en la casa común llamada planeta… Si es ciencia gubernamental, transciencia, ciencia reguladora, tecnociencia, qué más da cómo llamarle a este tipo de producción científico-tecnológica, si lo que nos ha de ocupar como sociedad es pasar de ser simples agentes pasivos, observadores y receptivos, a ser agentes activos, con conocimiento, capacidad y autoridad para cuestionar a la ciencia, a la tecnología y a la innovación. En definitiva, es necesario fomentar la cultura científica en el agente no experto, en nuestro caso sería la ciudadanía, para establecer debates enriquecedores entre comunidad científica y sociedad, para una I+D más realista, empática, participativa y sostenible. Así, mediante la apropiación del conocimiento, desde diferentes niveles de complejidad, y, con una educación no adoctrinadora, se consiga acercar a una realidad que rompa con el modelo centralista neoliberal económico, transitando a un nuevo paradigma tanto educativo como tecnológico y educativo menos competitivo y de cooperación.

 

Referencias

[1]           I. L. de Regil, “Ambivalencia tecnológica – Dra. Irma Livier de Regil Sánchez · Jefa de Investigación UNIVA,” Guadalajara, Mexico, 2020. https://www.youtube.com/watch?v=_xZ3Tnl5N18.

[2]           I. Comunity, “¿Qué es ITER?,” Francia, 2020. https://www.iter.org/fr/proj/inafewlines.

[3]           U. N. A. Estrella and E. N. La, “Iter una estrella en la tierra,” pp. 18–20, 1975.

[4]           /DEREK J. DE SOLLAPRICE;TR. JOSE MARIA LOPEZ PINERO, HACIA UNA CIENCIA DE LA CIENCIA. .

[5]           A. M. Weinberg, “Impact of large-scale science on the United States,” Science (80-. )., vol. 134, no. 3473, 1961, doi: 10.1126/science.134.3473.161.

[6]           J. D. (1954/1957. Bernal, Historia social de la ciencia, vol. II: Laciencia en nuestro tiempo., Ediciones. Mexico, DF, 1960.

[7]           J. Echeverría, “De la filosofía de la ciencia a la filosofía de las tecno-ciencias e innovaciones From the philosophy of science to the philosophy of technosciences and innovations,” Rev. CTS, no, vol. 28, pp. 105–114, 2015.

[8]           Ecologistas en acción, “El ITER: una fantasía de alta tecnología peligrosa y cara,” Ecologistas en acción. 2005, [Online]. Available: http://www.ecologistasenaccion.org/article2412.html.

[9]           S. Jasanoff, Risk management and political culture: a comparative study of science in the policy context, no. 12. 1986.

[10]        S. Jasanoff, “Procedural choices in regulatory science,” Technol. Soc., vol. 17, no. 3, 1995, doi: 10.1016/0160-791X(95)00011-F.

[11]        S. J. L. L. Funtowicz, “Seminario Cultura Científica y Medioambiente,” UNED, España. https://www.youtube.com/watch?v=llEaRZy0EHI.

[12]        “Villoro Publico Vs Privado.” .

[13]        S. Funtowicz and J. Ravetz, “2000-Funtowicz-Y-Ravetz-La-Ciencia-Posnormal.Pdf.” 2000.

[14]        L. Clarke and U. Beck, “Risk Society: Towards a New Modernity.,” Soc. Forces, vol. 73, no. 1, 1994, doi: 10.2307/2579937.

[15]        M. Foucault, “Los Intelectuales y el Poder,” Guaraguao, vol. 22, no. 20, 2006.

[16]        ACNUR, “ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU,” ONU, 2017. https://eacnur.org/es/actualidad/noticias/entidades-publicas/ods-objetivos-de-desarrollo-sostenible-de-la-onu?&tc_alt=47342&n_o_pst=n_o_pst&n_okw=_b__c_52693938160&gclid=Cj0KCQiA8dH-BRD_ARIsAC24uma3IF57NtiwGhwGAFcaTay4R_1bGBVrdT5tWSd38rv7Ur0ZuOnQScoaAvDyEALw_wcB.

Aprendizajes y posibilidades

Por Convocatorias Sin comentarios

Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

Hace un año todos nos deseábamos un feliz 2020. Nuestros deseos se cumplieron sólo en parte, pero para todos ha sido un año de aprendizajes inesperados y posibilidades descubiertas.

Estamos tratando de aprender y asimilar que todavía no tenemos la garantía de la salud y de la vida asegurada, y que probablemente un semejante ideal debe ser sustituido para siempre por la conciencia de lo imprevisible.

Lo imprevisible tiene que ver con la maravillosa variedad del cosmos y sus incontables mutaciones que acaban escapando a todo cálculo humano, superando a la ciencia en su rigor y a la filosofía en su especulación una y otra vez.

Nos hemos dado cuenta de que no hay hábito que no se rompa cuando se pone en grave riesgo la vida, y que la jerarquía de nuestros valores, tantas veces alterada en los tiempos normales, puede restablecerse con inusitada prontitud cuando las circunstancias cambian drásticamente. Ni los casinos, ni los antros, ni los estadios eran insustituibles.

Ahora sabemos mejor lo que significa ser parte de un país que no ha podido invertir suficientemente en la ciencia y en la tecnología, si bien tenemos la posibilidad de comprar la vacuna que otros países están produciendo, lo cual ya es una ventaja, aunque haya que hacer “cola” para alcanzar el beneficio.

Curiosamente, lo que no pudo prevenir ni remediar en automático la medicina, lo pudo paliar la tecnología de la información tanto alertando al planeta entero, como haciendo el papel tutorial que va guiando en el sinuoso sendero de la epidemia.

Por lo mismo, la perniciosa pandemia del COVID, trajo la útil pandemia del trabajo, el estudio, el esparcimiento, el comercio, la vida religiosa, y las comunicaciones “en línea”, sin la cual el desastre sería mucho mayor. No dejamos de observar que estas valiosas herramientas las hemos también recibido de las sociedades que apuestan más al cultivo de la ciencia que a la fundación de partidos y guerras de políticos.

La generalización de las clases en línea, privaron al magisterio de algunos estados, de una de sus armas favoritas, la suspensión de clases, el paro de actividades, pero volvieron a mostrar la enorme desigualdad tecnológica que existe en México, ya que no todos los niños viven en lugares donde el acceso a internet sea viable, ni disponen de los insumos indispensables para acceder a estos recursos.

Nunca habrá suficientes palabras para destacar el heroísmo de los trabajadores de la salud: afanadores, choferes, trabajadores sociales, guardias, cocineros, lavanderos, camilleros, enfermeros, médicos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que han vivido estos meses justo inmersos en el espacio en el cual nadie elegiría estar.

Un escenario crítico global, como el que hemos estado viviendo, ha mostrado igualmente la diversidad de estados mentales que se da en la humanidad y que se ha derramado por las redes sociales. Todas las patologías, los tremendismos, los negacionistas, las figuraciones apocalípticas, los oportunismos, los incontables mensajes del “más allá”, las confabulaciones mundiales maliciadas, los extremismos, abonando sobre las imaginaciones fértiles y las inteligencias débiles.

Un universo de aprendizajes y oportunidades que no debemos dejar de analizar, aprovechando cuanto sea realmente valioso y desechando la increíble cantidad de paja que se ha revuelto con el trigo.

Alumnos de UNIVA Guadalajara obtienen primer lugar en el Premio a la Creatividad 2020

Por Noticias Sin comentarios

El pasado jueves 10 de diciembre, se realizó la ceremonia virtual del Premio a la Creatividad 2020, evento organizado por las Radiodifusoras y Televisoras de Occidente (RATO) y la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT).

En el evento transmitido en vivo mediante redes sociales, se dio a conocer que la Universidad del Valle de Atemajac obtuvo el primer lugar en la categoría Universitaria, gracias a la campaña 360 «Ningún like vale tu seguridad».

Dicha campaña fue realizada por los alumnos Catalina Barba, María Fernanda Martínez, Lucía Güemez, Salvador Camarena y Julio Herrera; estudiantes de Publicidad, Comunicación y Animación, Arte Digital y Multimedia, pertenecientes al Departamento de Comunicación, Lenguajes y Multimedia.

A la ceremonia acudió el Mtro. Iván Amaya, coordinador de Vinculación de dicho departamento; quien recibió el reconocimiento en físico. La campaña ganadora será difundida en radio, televisión y en las redes sociales asociadas a la RATO.

Gracias a este tipo de eventos, la UNIVA continúa demostrando, a través del talento, la creatividad y la disciplina de sus alumnos, la gran calidad académica, profesional y humana que día a día busca transmitir a la comunidad.

Los alienígenas como seres extradimensionales y falsos dioses a la luz de la obra de Salvador Freixedo

Por Convocatorias Sin comentarios

Dr. Fabián Acosta Rico • Docente-Investigador UNIVA

 

Una variante a la tesis de Sitchin sobre la verdadera identidad de los dioses nos la ofrece quien fuera en vida uno de los más afamados ufólogos de habla hispana, Salvador Freixedo. Su estudio del fenómeno ovni lo llevó a dejar el sacerdocio católico y a renunciar a la Compañía de Jesús. Freixedo afirma que los dioses de la antigüedad eran en realidad extraterrestres; nada nuevo hay en esta afirmación; pero, va más allá cuando asegura que dichos seres han dominado a la humanidad y lo siguen haciendo. Las religiones fueron creadas por ellos con la perversa intensión de someter a los seres humanos; así que nuestro autor propone una suerte de escepticismo, que no necesariamente habría de derivar en ateísmo, que nos ponga en guardia y nos libere de estos tiranos secretos a cuyos caprichos voluntariamente y de forma inconsciente, la mayoría de las veces, nos sometemos.

Igual que Daniken y Gerhard R. Steinhäuser, y en un tono más alarmista, le niega su estatus de Dios todo poderoso y universal al Yahvé del antiguo testamento. Como sus colegas, se atreve a decir que el Dios de la Biblia es uno entre muchos dioses, equiparable a Zeus o a Odín y, en términos más monoteístas y teológicos, pasaría a ser un ángel de mayor rango y poder (Freixedo, 1984, pág. 10). Para haber sido presbítero y religioso de la Iglesia católica, Freixedo resulta demasiado crítico con la fe cristiana. Califica al dios cristiano de usurpador:

… el dios cristiano de que se nos habla en el Pentateuco, también existió, pero no es el padre bueno que él quiso hacernos creer, y mucho menos es el Dios Universal, Creador de todo el Cosmos. Es simplemente un suplantador más, que al igual que muchos otros semejantes a él, pretendió hacerse pasar por la Gran Energía Inteligente creadora de todo el Universo (Freixedo, 1984, pág. 5).

El engaño de las falsas divinidades lo concretan valiéndose de elegidos. Como se mencionó líneas atrás, todas las religiones son un timo además de perniciosas. Los superhombres que las crearon distan de ser verdaderos iluminados. Para Freixedo personajes como Buda, Zoroastro, Mahoma… no tendrían nuestra veneración y gratitud si supiéramos que nacieron o fueron escogidos y preparados para instaurar cultos mediante los cuales los conversos y creyentes caen en la manipulación y control de las falsas divinidades. Seres como Krishna, Quetzalcóatl, Viracocha e incluso el propio Jesucristo mostraron una apariencia humana; pero, los dones extraordinarios que los hicieron destacar obligan a considerar que en su naturaleza tuvieron una participación de los “dioses”; serían seres híbridos (humanos-dioses) creados intencionalmente por las falsas divinidades para cumplir con una determinada misión en este planeta.

En esta teologal teoría conspirativa, como se puede ver, los místicos, profetas y santos del ayer y del hoy participan de un montado engaño. Sus orquestadores, las que nuestro autor califica de falsas divinidades, no necesariamente provienen de otro planeta. Sin precisar ni dar mayores argumentos, Freixedo, sostiene que son de la tierra y, por tanto, en nuestra clasificación quedarían catalogados como suprahumanos terrestres no sagrados posthumanos. Por sensacionalista que suene, serían seres extradimensionales y guías malévolos que se han hecho pasar a lo largo de miles de años por dioses; y sabiéndose adaptar a nuevos tiempos y al cambio de mentalidad casi planetaria ahora se manifiestan como extraterrestres. Esta camaleónica capacidad se la deben, a su naturaleza sutil; tienen cuerpo, pero este es de naturaleza electromagnética.

Como ya lo dije, para Freixedo, muchos de ellos por no decir la mayoría, son de este planeta, aunque algunos vienen de fuera y están aquí solamente de tránsito (Freixedo, 1984, pág. 8). Vistos de esta manera, empataría esta descripción, mutatis mutandis, con la hecha por otro de los grandes gurús de las nuevas espiritualidades, Carlos Castaneda, quien, en varios de sus libros, pero en especial en el Arte de ensoñar (2006) describe a unas creaturas de naturaleza psíquica a los que llama seres inorgánicos; ellos nos consumen o viven de nuestra energía vital y muchos brujos y nahuales comercian psíquicamente con ellos conocimientos y poder.

Entendemos que las religiones presentan grandes diferencias doctrinales y entre algunas de ellas persiste la rivalidad y el antagonismo a pesar de que todas en teoría predican el amor y la espiritualidad. La explicación a todo lo anterior, la da el autor de Defendámonos de nuestros dioses, afirmando que entre estos seres extradimensionales hay también una gran diversidad: “los dioses no pertenecen a la misma clase genérica de seres, y entre algunos de ellos es muy posible que haya tanta diferencia como hay entre nosotros y un mamífero desarrollado” (Freixedo, 1984, pág. 7).

Tal y como lo explican los mitos, entre estos seres privan las rencillas y los desencuentros tal como ocurrió entre Yahvé y Lucifer. Sin intentar hacer una apología luciferina del “ángel caído”, Freixedo explica que su verdadera maldad reside en haberse revelado contra su superior; pero, dicha insubordinación no lo convierten en la encarnación del mal ni en el príncipe de las tinieblas. El desenlace del conflicto que lo colocó como el vencido lo convirtió, según nuestro autor, en el malo. Si los dioses o ángeles no son tan divinos como pensamos y comparten con nosotros muchos de nuestros defectos; es casi entendible que Luzbel: “trate de tomar venganza de su vencedor y la mejor manera de hacerlo es tratando de restarle súbditos y de deshacer de toda la obra que aquel haya pretendido hacer entre los hombres” (Freixedo, 1984, pág. 10).

Si diferentes dioses han creado distintas religiones y si entre ellos no hay concordia ni entendimiento esto explica por qué entre los cultos y en las religiones reina la hostilidad: esta sería en esencia transferida o aprendida.

Para Freixedo la credulidad de los hombres antiguos ante la manifestación o epifanías de los dioses resulta hasta cierto grado aceptable dado lo rudimentaria que resultaba su cultura y grado de entendimiento. Más hoy los alcances científicos y tecnológicos de nuestra civilización nos deberían poner más alertas contra la interferencia de estos seres sutiles que de manera oculta nos han controlado. Pero, como se mencionó líneas atrás, para esta teoría conspirativa, nuestros amos, los antiguos dioses han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y reaparecen ahora en platillos voladores; los que antes se manifestaban como divinidades superiores o inferiores como las hadas, los gnomos, los duendes… ahora se presentan como hombrecillos grises de ojos avellanados o como seres con apariencia de reptil:

Hoy no tenemos absolutamente ninguna duda de que lo que los antiguos llamaban «los dioses» —y los enmarcaban en todo un complejo sistema de creencias y ritos— es exactamente lo mismo que los modernos denominamos con el genérico término de «fenómeno ovni», cuando éste se entiende en toda su amplitud y profundidad (Freixedo, 1984, pág. 22).

Generalmente la ufología conduce a un neopoliteísmo seudocientificista por denominarlo de alguna manera; el caso de Freixedo sus teorías acerca de los verdaderos dioses derivan en un gnosticismo que denuncia al supuesto falso dios, casi demiúrgico y propone reverenciar a un dios impersonal inabarcable e incomprensible enunciado no por la teología, sino por la metafísica más depurada de cualquier atisbo de antropomorfismo (Freixedo, 1984, pág. 24). Habría que precisar también que los gnosticismos, tanto antiguos como actuales, proponen una divinización del hombre a través de superación de la condición humana mediante ciertas prácticas ascéticas y espirituales. Para Freixedo podemos aspirar a subir varios peldaños en la escala de nuestra condición material y espiritual; pero, jamás llegaremos a ser dioses simplemente porque somos de naturalezas distintas y seguimos por tanto rutas evolutivas distintas.

Este deslindarse de los dioses para reconocer a la verdadera divinidad también es propuesto por el ya mencionado Steinhäuser. Advierte sobre no caer en la adoración de los nuevos dioses ahora desenmascarados como astronautas de la antigüedad o como entidades extradimensionales. Se antoja necesario hacer un repaso de toda la historia antigua y sobre todo de los pasajes más míticos o legendarios y hacer el deslinde de lo que pudieron ser únicamente encuentros cercanos del tercer tipo; dejando al descubierto y debidamente cernidas las experiencias verdaderamente espirituales con el Dios absoluto y universal.

Para el autor de Retorno a los dioses la ruta hoy vigente hacía una nueva espiritualidad nos la traza el exponencial entendimiento que hemos logrado de la realidad a la luz de las nuevas teorías de la física relativista, las cuales hacen hincapié en que hay más dimensiones de las que podemos percibir; comprensión y dominio, pudiendo hacer factibles los viajes interplanetarios o los desplazamientos en el tiempo ya sea hacía el pasado (como en la novela el Caballo de Troya) o rumbo al futuro.

Steinhäuser en sus muchas especulaciones también deja abierta la posibilidad de que los supuestos visitantes del espacio exterior sean en realidad crononautas de nuestro mundo o de otros muy distantes al planeta tierra. Como veremos en futuras entregas; el negarle al Dios de los monoteísmos y con Él a los dioses de las tradiciones religiosas su condición sagrada de creadores de los seres humanos y de la naturaleza, fue sólo el primer paso hacía una secularización antropocéntrica que como segundo acto explayó otras concepciones seudorreligiosas que le dan la batuta del destino y la dirección del mundo no a Dios ni a la Providencia, sino a otras entidades suprahumanas tanto celestes o terrestres que aparecen en las neomitologías conspirativas con nombres como los iluminatis, reptilianos o pleyadianos.

 

El rápido tránsito de la vida

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Mtro. Miguel Camarena Agudo • Encargado de corrección y estilo del Sistema UNIVA

 

 

Así que, de momento, nada de adiós muchachos

Me duermo en los entierros de mi generación

Cada noche me invento

Todavía me emborracho

Tan joven y tan viejo, like a Rolling Stone.

Joaquín Sabina

 

Cuando era niño me daba la impresión de que el tiempo pasaba lento, como un auto atascado en el lodo. El verano o la Navidad recién sucedían y me embargaba una especie de nostalgia. Desde luego, después de una gran felicidad hay una gran tristeza, después de un gran amor hay un gran sufrimiento, después de un gran placer hay un gran dolor. Condición sine qua non para darnos cuenta de que la vida tiene esos matices, relieves o dimensiones, sin los cuales tendríamos una existencia plana.

Pero, en fin, el tiempo en esa edad de la vagancia tenía un ritmo semilento en el que todo transcurría con tranquilidad. Para mi fortuna o desgracia, como sucede en la vida de barrio, convivía con personas más grandes de edad, eran de alguna u otra manera los mensajeros del futuro o de la vida más allá de la etapa que estaba viviendo. Sus crónicas, relatos o simplemente anécdotas, me hacían querer crecer más rápido, volverme uno de ellos lo antes posible. Sus aventuras, exageradas, dicho sea de paso, me llenaban de una ansiedad y hasta cierto punto de una insatisfacción por lo que me ocurría a mí. Quería conocer ese mundo cuanto antes y como un explorador realizar esas expediciones a las que ellos ya se habían embarcado. Quería crecer y ser uno de ellos.

Con el paso de los años irremediablemente fui creciendo y dando cuenta de esas regiones de la existencia humana que tanto anhelé: el maravilloso paraíso del amor de las mujeres, el viaje con los amigos, las fiestas de fin de semana, los conciertos, las resacas de los domingos. Muchas cosas más fueron sucediendo y no siempre placenteras, pero sí llenas de aprendizajes. La etapa de la secundaria a la preparatoria fue un lapso de tiempo muy significativo, la literatura, la música, el cine, la pintura, complementaron aquello que en la calle y en la escuela aprendía de mis pares y no tan pares. Por ellos aprendí que el arte se paladea cuando a la vida no le ocurre nada. Debo reconocer que corrí con buena fortuna de tener, hasta la fecha, muchos de esos amigos, los cuales tienen y mantienen la maravillosa cualidad de ser unos crápulas locuaces, pero no idiotas. Sí, fue una buena época, de mucha diversión, de autoconocimiento, de nacimiento; fue tan buena que se me escurrió de entre las manos con la velocidad del agua.

En la adolescencia, sin darme cuenta, encontré la fórmula de la felicidad y hasta la fecha a mis ya casi cuarenta años de andar por este mundo, la sigo aplicando en la medida de lo posible. El único problema es la velocidad con que se sigue escurriendo, a diferencia de cuando era un niño, pues hoy los días me resultan horas y los meses días. No sé cómo pasó todo, cómo llegué hasta aquí. He perdido y encontrado, he dejado y me han dejado. Hoy me doy cuenta de la gran verdad contenida en ese lugar común de que la vida es un sueño, es cierto, se va rápido créanme. Mi padre no hace mucho cumplió 65 años y estando en su celebración de cumpleaños le pregunté sobre qué pensaba acerca de la vida y me dijo que para él la vida era un instante. Escuchar eso me impresionó en demasía. De la misma manera que me impresionó leer un texto de Enrique Krauze donde él cuenta lo que le respondió Octavio Paz una semana antes de que morir a su pregunta de si, ¿quería algo? o, si ¿se le ofrecía algo?, a lo que el poeta enojado y desde su silla de ruedas le contestó – ¡vivir, vivir! -.

Otros lugares comunes para terminar: la vida es corta. Y a lo mucho es un conjunto de instantes o momentos todos efímeros, muchos sublimes e inefables. Somos presente y recuerdo a la vez. Y por eso pienso que estamos obligados a vivir y a convivir, de tal manera que infundamos o nos infundan el exacerbado deseo de vivir.

 

Al principio yo no entendía nada, pero ahora lo entiendo. Entiendo lo que dices, entiendo lo que mi papá entendió. Que en la vida te vas a cruzar con un montón de pendejos que no entienden nada, que no saben lo que hay detrás de las cosas, el mundo sólido pues. Que no importa qué pase, siempre que tengas eso, que puedas ver lo que hay detrás de las cosas. Lo único que no te pueden quitar es ese sentimiento… Ahora sé de qué sentimiento hablas. Mi papá decía que, si el mundo era una estación de trenes y la gente los pasajeros, los poetas no son los que van y vienen, sino los que se quedan en la estación viendo los trenes partir.

 

                                                                                                                           Fragmento de la película “Güeros”

 

 

Alimentación consciente

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María José Gómez • Pasante de la Licenciatura en Nutrición

 

A lo largo de la vida siempre se le ha dado gran importancia a lo que se come. Se habla de múltiples dietas y métodos para lograr el peso y la figura deseada. Conforme va evolucionando la vida cada vez salen más dietas de moda y más remedios milagrosos para lograr ese cuerpo que tanto se anhela y se ve en todas las revistas de moda y en las redes sociales. La alimentación y la imagen se han vuelto una presión social, más allá del estado de salud y perdiendo el valor de la alimentación consciente.

El término alimentación consciente o mindful-eating es una práctica que cada vez va quedando más arraigada en el día a día de las personas. Esta práctica tiene como objetivo el tener una relación sana y completamente mental con la comida. Esto quiere decir que, más allá del plan de alimentación que se esté practicando es importante ser consciente de las emociones y sensaciones fisiológicas alrededor de la comida.

Hoy en día ya no se está consciente de lo que se come, ni de cuando ni donde se realiza esta práctica. A pesar de que la actividad de comer es una necesidad fisiológica, en la sociedad se ha vuelto un acto meramente rutinario. Se come de pie, en cualquier lado, solo con el fin de saciar una necesidad, sin la consciencia del carácter emocional que conlleva.

El objetivo que tiene la práctica de la alimentación consciente es sincronizar mente y cuerpo con la realidad, estar conscientes y presentes, observando y prestando atención a toda sensación interna. Esta práctica comienza desde el momento de la compra de los alimentos, la preparación y la ingesta. Pretende ser reflexivo y hacer una conexión interna del por qué se elige algún alimento o por qué se desea comer en ese momento, si se habla de la presencia de una necesidad fisiológica o si hay un sentimiento o emoción que está llevando a ese actuar.

También es necesario darle la importancia necesaria a la comida, ser conscientes de la textura, cantidad y sabor de cada uno de los alimentos. Evitar cualquier tipo de distractor como es la televisión o el celular. Darle el tiempo y espacio al recibir los alimentos y tener presente lo que se está sintiendo al momento de comer.

Esta práctica puede no sólo ayudar a cumplir las metas nutricionales, sino lograr un completo cambio de hábitos.

 

La Iglesia en el mundo actual: A 55 años de la Gaudium et Spes

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Mtro. Jorge Iván García Morando • Coordinador de Proyectos Sociales y Religiosos 

 

“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo”, estas son las palabras con las que inicia la Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II Gaudium et Spes o Sobre la Iglesia en el mundo actual y que no dejan de tener fuerza a 55 años de distancia, sobre todo, cuando se trata de entender la relación que media entre la Iglesia, el mundo y nuestra comunidad actual, además de que está en íntima relación con la nueva encíclica del papa Francisco Fratelli tutti.

Por la dignidad humana

Te has preguntado, ¿cuál es la situación del hombre en el mundo actual? ¿por qué nos parece estar en un tejido social carente de fraternidad, solidaridad o amistad social? Considerando que no se puede leer los signos de los tiempos sin el escrutinio e interpretación a luz del Evangelio, o bien, como dice el papa Francisco, <<entender una forma de vida con sabor a Evangelio>>. El poner al ser humano en su sentido propio de dignidad humana, nos lleva a comprender el trasfondo antropológico que la Gaudium et Spes valora como centro y proyecto de vida, de ahí que <<no hay nada verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón>>, no sólo en su sentido teórico, sino en una perspectiva existencial, porque considerar la historia del hombre es entender la historia de la Iglesia misma. Vivir los gozos y las esperanzas es discernir que la salvación no está dirigida a individuos asilados sino a la humanidad entera, por eso la Iglesia ha emprendido un diálogo profundo con el mundo, siguiendo la pedagogía del buen samaritano y haciendo eco de las palabras del papa Francisco en Fratelli tutti: “Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos, sólo falta el deseo gratuito, puro y simple de querer ser pueblo, de ser constantes e incansables en la labor de incluir, de integrar, de levantar al caído”, que, en otras palabras, el sentido de la dignidad humana surge de la consideración del hombre creado a <<imagen y semejanza de Dios>> (Gen 1,26), así como Juan Pablo II en su carta encíclica Evangelium Vitae nos lo recuerda en tanto que el Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona como el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio.

Por la solidaridad en un mundo abierto

La visión de la Iglesia en el mundo actual es de compromiso y responsabilidad pastoral para promover la dignidad humana, el desarrollo integral de la persona y la insistencia por el discernimiento moral y teológico, es decir, que no podemos desarrollarnos ni encontrarnos plenamente si no es mediante la entrega plena y sincera consigo mismo y los demás, entendiendo que, nuestras condiciones de vida hoy nos han arrojado a un tipo de sociedad cerrada y elitista, olvidándonos de nuestra acción cristiana en las periferias existenciales, aquellas periferias que están cerca de nosotros, en los barrios, en el centro de la ciudad, o bien, en nuestra familia, por ello el papa Francisco retoma el valor de la solidaridad como virtud moral y actitud social que es fruto de la conversión personal: “volvamos a promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad, y así caminaremos juntos hacia un crecimiento genuino e integral”.

 

Involución política

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Pbro. Lic. Armando González Escoto • Director de Publicaciones del Sistema UNIVA

 

En un periodo de cincuenta años la política en México ha pasado por el idealismo socialista de los años sesenta, por el idealismo partidista de los años noventa, y por el idealismo democrático de los primeros años del presente siglo, para llegar finalmente a una profunda crisis de lo que es y debe ser la función pública y el ejercicio político.

El socialismo muchas veces pro comunista de la primera etapa, generó líderes muy honestos y comprometidos que realmente buscaban un cambio radical que beneficiara a sectores de la población cada vez más marginados del otrora “milagro mexicano”.

El idealismo partidista posterior a 1970 seguía creyendo que la solución a los problemas del país era un cambio radical de partido, es decir, que un partido distinto o nuevo era la única posibilidad que tenía México, ante el fracaso de los movimientos estudiantiles y guerrilleros precedentes, disueltos con plata o con plomo.

La rapidez con que todo otro partido, nuevo o viejo, se corrompía, puso el acento en lograr entonces una sociedad democrática y participativa, capaz de sujetar tanto a los partidos como a los gobiernos emanados de ellos, llegando incluso a establecer las candidaturas independientes.

En las tres etapas mencionadas fue el sistema político mexicano el responsable de sofocar el entusiasmo y la esperanza de un país distinto, un país de compromiso con los sectores más vulnerables, de libertades y oportunidades leales para los partidos, cuando todavía se creía en los partidos, o de un país donde crecimiento y desarrollo finalmente se conciliarán en una sociedad democrática y participativa, más por el empuje de la gente que de los políticos.

Es verdad que en cierto modo, el actual gobierno federal podría representar la posibilidad de hacer realidad algunos de los postulados anhelados en esas tres etapas que hemos vivido, pero luego de tantos años de idealismos frustrados resulta difícil creerlo, aún si millones de mexicanos tradicionalmente desprotegidos, hoy por primera vez en la historia reciben ayudas económicas contantes y sonantes, sin las cuales la actual crisis económica mundial estaría siendo para ellos mucho más agresiva y explosiva de lo que ya es.

En cambio, el futuro político de la nación se está volviendo no incierto, sino certeramente regresivo, siendo sus síntomas, por una parte, la manera en que los medios de comunicación están siendo reprimidos o comprados, marginados al ostracismo los líderes de opinión, y promovidos solamente quienes apoyan a los nuevos políticos futuristas.

Otro síntoma igualmente penoso es el surgimiento de políticos a los que nuevamente sólo les interesa la conquista del poder, pero carecen de planteamientos sociales, económicos y morales sinceros que diseñen metas realizables en beneficio de todos, metas sobre todo de carácter democrático que ayuden a la sociedad a superar su enajenación política, puerta de todo abuso y permisividad.

Hoy día resulta evidente y preocupante el que estemos oscilando todo el tiempo entre la dictadura y la anarquía, y que nadie diga nada, pues incluso célebres analistas se han puesto al servicio o de los millonarios o de los partidos, pero ya no al servicio de la comunidad y, sobre todo, al servicio de la verdad y la justicia.

 

Publicado en El Informador del domingo 6 de diciembre de 2020