En esta ocasión reflexionaremos dos puntos muy importantes del evangelio del día de hoy; el primero es ¿Reconoces a Jesús como Hijo de Dios? Y el segundo, la autoridad que da Jesús a Pedro, y así a todos sus sucesores hasta llegar al papa Francisco.
Jesús interesado en saber lo que la gente decía de Él, claro está, Jesús sabía bien la respuesta, sin embargo, intentaba conocer la verdadera intención de sus discípulos, deseaba conocer la fe de ellos. Aquí podemos reflexionar que Jesús conociendo los corazones de todos, realmente le interesaba que sus discípulos conocieran la verdad a través de la fe y la confianza en quien todo lo puede.
La respuesta de Pedro fue puntual y contundente, no dudó en responder: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, y Jesús al escuchar su respuesta, le respondió: que eso lo sabía porque Dios Padre se lo había revelado. Pedro, lleno de fragilidades como tú y como yo, pero con fe, mucha fe que le permitió reconocer a Cristo, una fe que después de negarlo por tres veces durante su pasión, fue la puerta de la misericordia de Dios, fue el pase por así decirlo de la confianza que Jesús depositaría en él para guiar a su Iglesia, para entregarle las llaves del cielo y de la tierra.
¿Y tú, quién dices que es Jesús? ¿Lo reconoces como tu Dios, como el Todo Poderoso, como el Hijo de Dios, como tu salvador?
Como segundo punto a reflexionar es la autoridad que Jesús confiere a Pedro, una afirmación directa y precisa de parte de Dios a su vicario, a quién hace las veces de…, Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. A través de la historia de la Iglesia, cada papa tiene la autoridad del mismo Jesucristo quien ha confiado a sus ovejas a un vicario, para su cuidado y pastoreo.
El papa es la máxima autoridad en la tierra de la Iglesia, una autoridad recibida por Jesús que nos enseña, nos acompaña, nos guía en las enseñanzas de Dios. Para entenderlo de una manera más fácil, es el representante de Dios sobre la tierra. Por tal razón debemos orar mucho por el papa, para que nos muestre el rostro de Cristo en las adversidades y seguir ganando almas a Dios en todo el mundo.