SEDES
Colima Guadalajara Lagos de Moreno La Piedad León Puerto Vallarta Querétaro Tepic Uruapan Zamora Online
Bolsa de trabajo Bolsa de trabajo Portal de pago Online Biblioteca

English Assistance

VIVIR O NO VIVIR (Juan 3, 31-36)

En este comentario de San Juan al diálogo de Jesús con Nicodemo, todo parece girar en torno a dos expresiones “de lo alto” y “dar testimonio”. En estas palabras, no fáciles de entender, se nos presenta un preciado resumen en torno a la persona de Cristo y a la salvación que de Él han de esperar sus seguidores. Es decir, nosotros. Creer o no creer, este es el dilema. Vivir o no vivir, este será el resultado.

Por un lado, el creer como acto de fe, trae consigo la garantía de obtener aquello que la esperanza cristiana nos aguarda, la victoria de un Cristo resucitado que viene a colmar nuestra vida de alegría y caridad cristiana.

Por otro lado, vivir con un verdadero estilo de vida cristiana, será el resultado de esa fe que profesamos. Es decir, no deberíamos permitirnos, por ejemplo, profesar un Dios que es misericordia, que sabemos nos perdona en toda ocasión, una y otra vez, y luego, en la praxis cristiana, ir condenando a los demás como haciendo las veces de un Dios contrario al que profesamos. Hipócritas y estafadores del Evangelio de Cristo, ese es el riesgo cuando nos aventuramos en separar, lo que creemos de lo que vivimos.

Este evangelio nos ha de conducir en nuestra vida de fe a integrar eso que decimos creer, es más, en irnos configurando en quien creemos, junto con nuestro modo particular de vivir. No somos perfectos, pero es de los esforzados el Reino de los Cielos.

Por eso en el vivir y en el creer como cristianos hemos de tener para ayudarnos una motivación. Esa motivación es Cristo, son los santos. Hombres y mujeres que han descubierto este arte de creer y vivir de manera consecuente a lo que profesan. Coherencia le llaman, esforzados de verdad.

Hoy también recordamos a san Luis María Grignion de Montfort, quien en su vida, a pesar de su modo particular de ser, de su personalidad primaria, iracunda en ocasiones, resentido por el proceder contrario de quienes lo rodeaban, supo configurar su vida conforme a Cristo. Su ayuda fue María. De ahí su tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María, donde deja plasmado que la Gracia de Dios no suprime, sino que eleva nuestra naturaleza humana para asemejarnos a Cristo, esto cuando estamos dispuestos a dar el siguiente paso de la mano de Él y con su ayuda.

Pidamos a Él, en quien creemos y de quien pedimos la gracia para ser y crecer como cristianos auténticos, y que a todos nos conceda vivir verdaderamente y creer en una misma dirección, la santidad como hijos de Dios.

Dejar un comentario.