SEDES
Colima Guadalajara Lagos de Moreno La Piedad León Puerto Vallarta Querétaro Tepic Uruapan Zamora Online
Bolsa de trabajo Bolsa de trabajo Portal de pago Online Biblioteca

English Assistance

SER TESTIGO EN TIEMPO DE CRISIS (Mt 23, 13-22)

En el evangelio que se nos propone hoy encontramos un tema de suma importancia para nosotros los creyentes, pues estamos llamados a manifestarlo siempre, nos referimos al testimonio, ser testigo es parte fundamental de la vida del cristiano sobre todo en estos tiempos en que parece que la religión católica es simplemente un menú más en el buffet de la pluralidad religiosa, de ahí que el testimonio claro, concreto y convencido hace que quien lo percibe identifique en quien lo vive como un punto de referencia.

En una sociedad como la nuestra llena de incertidumbre, amarguras, relativismo, desconfianza e inmadurez, el Evangelio nos propone un camino de fe que le devuelve la sal y la pimienta a la experiencia de vida, dando así un sentido y una motivación que ayudan a la persona a plantearse metas cada vez más altas y llenas de realización de la mano de Dios.

El relato evangélico parte del impacto que tiene el testimonio de vida, esto más que nunca nos es apremiante en estos momentos, en los que debido a la virtualidad y la saturación de la información nos vemos alejados de la fe y en algunos, casos separamos la fe de las obras que como creyentes estos llamados a realizar, así pues tenemos a aquellos que fervorosamente dedican varios momentos del día a escuchar reflexiones, rezan, ver las celebraciones eucarísticas, etc., pero que en el trato humano son bastante fríos e indiferentes.

Por eso, el Evangelio del día de hoy nos recuerda ese llamado de parte de Dios a ser coherentes con nuestro ser de cristianos, reconocer que todo compromiso, promesa o juramento, lo tiene a él por testigo, y que por tanto, no podemos desligarnos de la responsabilidad social que tenemos para hacer que el Reino de Dios se haga presente por medio de Cristo, pues, quien es el verdadero testigo es aquel que refleja la imagen de Cristo en cada acción que realiza, y es capaz de impregnar la realidad que lo rodea de la paz, la comprensión y el consuelo que solo Dios puede dar.

De ahí que el verdadero testigo, es decir, quien ha visto y está convencido de aquello que ha visto, no puede quedárselo para sí, sino que por un impulso natural surge en su interior el deseo de comunicarlo a los demás; no dejemos morir al prójimo, tendámosle la mano y démosle el verdadero valor a las cosas que nos rodean, para así centrar nuestra vida de fe en las cosas más importantes, volvamos nuestra prioridad el amar, para ser la clara imagen de ese Padre que nos ama por sobre todas las cosas.

Dejar un comentario.