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¿SANTA CLAUS? (Lc. 5,17-26)

El día de hoy como Iglesia conmemoramos a un gran personaje que por la tradición fue muy respetado, pero que la misma tradición fue deformándolo hasta volverlo un objeto de consumo por medio de la mercadotecnia, nos referimos a San Nicolás de Mira o de Bari, este ilustre obispo se destacó por la virtud de la caridad sobre todo hacía con los niños, de ahí que se le considere el obispo de los niños o el patrono de los niños.

San Nicolás descubrió en su propia vida el llamado del Señor a compartir de los bienes que él mismo le había concedido tener, y por medio de esta caridad se cuenta en su biografía escrita por san Metodio, que repartía regalos a los más desprovistos, su modo de vestir según la época era un ornamento rojo pues hasta ese momento los obispos solo podían vestir ese color, esta combinación del color y la caridad es justo lo que confluyó para que se forjara la imagen mediática de santa Claus.

La presencia de este grande santo nos recuerda la importancia que debe tener la caridad para nosotros sobre todo en este tiempo en que la indiferencia es lo que impera como actitud central. Sigamos a este gran santo que nos pone este ejemplo, de donación y de desprendimiento de los bienes con los que Dios nos ha bendecido y nos ha llenado de bienestar.

En lo que respecta al evangelio, hemos de resaltar la actitud no solo del encamillado, sino sobre todo de los compañeros del encamillado, de esos amigos que están dispuestos a hacer hasta lo imposible para que el enfermo, su amigo pueda recobrar la salud y sentirse de nuevo parte de ellos, es decir, parte de su comunidad.

El evangelio de hoy nos recuerda que hemos de ser esos amigos del enfermo que están dispuestos a hacer hasta lo imposible por aquellos que sufren y que necesitan de nosotros, para así poner por obra la fe que profesamos no solo los domingos, sino en cada momento de nuestra vida pues el ser cristiano no es de momentos, sino de tiempo completo.

Arriesguémonos a manifestar nuestro ser de cristianos, hagamos que resplandezca la caridad en nosotros pues será el signo claro de que vivimos y nos identificamos con el amor de Dios y en nosotros el amor de Dios no ha sido estéril.

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