Constantemente en los evangelios se nos narran los encuentros que tiene Jesús con enfermos, pobres, endemoniados y personas que sufren, y su cercanía para con ellos y ese deseo de curarles e incluirles en la sociedad. Este relato nos muestra la curación de un hombre tullido y toda esta situación a la que Jesús se enfrenta por querer hacer el bien. Se presenta públicamente como ese hombre que va contra corriente, a tal punto que causa escándalo, pues pone en tela de juicio el día de descanso, haciendo ver que es más importante hacer el bien que cumplir la ley, y antepone sobe la misma el amor, la bondad y misericordia.
Este hombre enfermo sabía que Jesús no lo abandonaría y que, a pesar de ser el día de reposo, su necesidad sería atendida, pero también era evidente que si Jesús realizaba la curación quedaría expuesto delante de todos los opositores que esperaban precisamente que curara en sábado para de esta manera poder acusarle. A pesar de las malas intenciones de muchos de los presentes, de el odio y el deseo de hacerle mal a Jesús, encontramos a un hombre que ante tal mal, tiene compasión y es capaz de hacer siempre el bien a aquellos hombres que le necesitan.
Pidamos hoy al Señor, que nos ayude a asemejaros cada día más a Él, para que dejemos de ser egoístas y nos esforcemos por no ser indiferentes ante las necesidades de nuestros hermanos.
