SEDES
Colima Guadalajara Lagos de Moreno La Piedad León Puerto Vallarta Querétaro Tepic Uruapan Zamora Online
Bolsa de trabajo Bolsa de trabajo Portal de pago Online Biblioteca

English Assistance

PLENITUD DE LA LEY (Mt. 5, 17-19)

En este pasaje del evangelio de Mateo, Jesús se presenta como plenitud de la ley y los profetas. A lo largo de la historia del pueblo de Israel, Dios ha ido guiando a su pueblo y pidiendo de ellos el cumplimiento de la ley como camino seguro para alcanzar la unidad y el orden del pueblo elegido. Su fidelidad a Yahvé se manifestaba en el seguimiento de esa ley. Dios ha completado su alianza enviando a su único Hijo como Salvador del Pueblo, y por Él y a través de Él, manifiesta su nueva alianza: Este es mi Hijo amado, escúchenlo.

La ley es necesaria en toda sociedad civil para salvaguardar y afianzar la convivencia y expresión de la legitimidad y cumplimiento de los derechos humanos. Esa ley antigua que había gobernado al pueblo de Israel, tiene ahora un nuevo contenido. Jesús pone la plenitud de la Ley en realizar el reino de Dios en nuestra historia. Llevar a cumplimiento el amor definitivo de Dios al hombre, manifestado en la resurrección de Jesús. Ese amor debe cumplirse y animar toda la vida de los discípulos del resucitado: Ámense los unos a los otros como Yo los he amado.

Con lo dicho anteriormente, la ley ha perdido fuerza en su literalidad. Ahora debe primar la fuerza del espíritu que da sentido a esa ley. El seguimiento cristiano no ha de limitarse a la observancia ritualista de un código de normas, sino que exige una mayor perfección, una fidelidad más radical y una santidad más profunda que superan la letra de la ley. Esa plenitud de la ley, es decir, la nueva alianza, el nuevo orden de la gracia, se alcanza en el misterio pascual de Cristo. De ahí brota la nueva moral cristiana, centrada en la respuesta incondicional del hombre a ese amor de Dios que le ha precedido en Cristo.

Dar plenitud es abogar íntegramente por las cosas de Dios, lleva implícito el sentido de totalidad. Jesús no quiere abolir la ley, lo que quiere es que no se esclavice con ella. No quiere que se pierda el sentido de bondad que radica en ella, ni quiere que desaparezca de ella la esencia divina que contiene desde su origen. Jesús toma en serio las enseñanzas de este cuerpo normativo, porque su procedencia viene de Dios y tienen un sentido de eternidad.

Dejar un comentario.