En el Evangelio que se nos propone el día de hoy percibiremos cómo la extrema libertad con que Jesús se expresa le va a acarrear, inevitablemente, muchos enemigos, sobre todo de entre los pertenecientes a la clase dominante como los escribas y fariseos. Hoy el evangelio continúa sus recriminaciones contra estos malos dirigentes del pueblo. Esos que, como Jerusalén, “matarán a los profetas” (Cfr. Mt 23, 37), escondiendo malévolamente «la llave de la puerta del saber» a los pobres y a los pequeños. Por eso el Señor saldrá valientemente en su defensa, mostrando con ello una insólita autoridad moral.
Por esta razón valdría la pena considerar para nuestra vida considerar al menos 3 elementos para la reflexión y acción posterior en el día a día:
– Constructor de sepulcros: la envidia y la competencia puede llevarte a ser una persona agresiva, a la defensiva, tosca y hasta cerrada. Esto te lleva a ver al cercano a ti como una amenaza para tu crecimiento y caes en un féretro, estás atento para matarlo a tu hermano y hasta festejas cuando al otro le va mal. Capaz que no festejas, pero sacas tajada de algún beneficio. Es mirar tu conveniencia a cuestas del otro y no junto al otro. Pero por favor, no seamos cristianos hipócritas, que el domingo cuando voy a misa me golpeo el pecho, pero en la semana ridiculizo a mi esposa, o a mi esposo, o a mis hijos, o a mis padres. Así los matas… Que la hipocresía de muchos no te haga una persona con caretas.
– La llave de la ciencia: qué duro cuando no hay diálogo y la persona cree tener la razón, cuando uno se cierra y no escucha. La vida se le hace difícil, aunque creas que no… Cuando uno cree tener la respuesta a todo y cree que la verdad solo la tiene él o ella, lo único que logra es heridas y muertes. Porque al que trata de ayudar o aconsejar lo aparta de su vida o la ridiculiza, entonces así no dan ganas de decir nada o ayudar. ¡Que no te pase a ti! Abre tu postura siempre al diálogo, escucha, aunque creas tener la razón.
– Acusarlo: Jesús al decir esto se gana enemigos. Siempre cuando uno dice la verdad ante personas «hipócritas», por más religiosas que fueren (porque eran escribas y fariseos -super religiosos-), te tomarán por enemigo y te buscarán liquidar. Pero también puede ser que tú tomes por enemigo o enemiga a aquella persona que trata de hacerte ver que tienes puesta una careta. Defiende la verdad, pero no te ganes enemigos por tu cerrazón o por tu imprudencia. Gana vidas para Dios desde tu forma de ser y tu humildad. Porque así, sobre todo ayudas a construir el Reino de Dios desde tu trinchera.