Yo te desposaré conmigo para siempre.
Buen inicio de semana para todos. Nos disponemos de corazón a realizar nuestras labores esta semana de la mano de Dios, cuyo amor permanece. Hoy la lectura nos habla sobre el profeta Oseas quien tenía una esposa que le era constantemente infiel con otros hombres, pero el amor de Oseas era tan grande que la perdona, la entiende y la lleva al desierto, el lugar del primer amor, para estar con ella. Oseas es Dios y su esposa infiel es su pueblo, que le era infiel con los ídolos. Esa esposa también somos nosotros quienes constantemente le damos la espalda a Dios. Pero lo importante de esta historia es el amor de Dios que permanece, que es ridículamente fiel. Y en una cultura como la nuestra que desecha cosas y personas tan fácilmente, su amor nos parecerá extraño, incluso tonto, pero es lo más real de la existencia. Amigos, de la mano de Oseas, los invito a contemplar el amor de Dios en sus vidas que, estoy seguro, ha tenido muchos tiernos detalles con ustedes. Hagamos este ejercicio para que brote la gratitud y de ahí la plenitud de la vida
¡Feliz lunes!