Karina Guillen · Estudiante de Licenciatura
Soy Karina Guillen, alumna de la licenciatura en Derecho en UNIVA, y hoy quiero compartir con ustedes una experiencia que no solo me tocó el alma, sino que me llevó a reflexionar sobre mi misión en este mundo, desde la profesión que he elegido.
Desde el momento en que llegamos, se respiraba una energía especial en el ambiente. Cada rincón del lugar estaba impregnado de esperanza y amor. Me conmovió observar cómo los niños, a pesar de sus dificultades, son recibidos con una calidez que trasciende cualquier barrera física o económica.
Una de las imágenes que se quedó grabada en mi mente fue la de algunas terapias impartidas por personas con discapacidades. Es inspirador ver que quienes han enfrentado desafíos significativos ahora dedican su tiempo y esfuerzo a ayudar a otros niños a salir adelante. Esto es una poderosa demostración de que las limitaciones físicas no definen la capacidad de transformar vidas.
No cabe duda de que lo que sostiene a esta institución son sus voluntarios, con su energía y alegría contagiosas, es admirable cómo dedican su tiempo sin esperar nada a cambio. Y, por supuesto, el apoyo económico de empresas y otras organizaciones también es gran parte de lo que permite que esta labor siga en pie. La calidad de las instalaciones evidencia que hay muchas personas comprometidas con el bienestar de estos pequeños. Todo está diseñado para que los niños no solo reciban atención médica y terapia, sino también para que se sientan seguros, queridos y motivados a seguir luchando.
Esta visita me hizo reflexionar sobre mi misión. Sé que soy una líder, soy presidenta del comité estudiantil, y sé que eso representa una gran responsabilidad. Cada día me pregunto cómo puedo contribuir a mejorar la vida de los demás. Estoy convencida de que estoy en el lugar correcto, alineada con la misión de UNIVA, y que mi propósito es luchar por los derechos de los más desfavorecidos. En la visita a Pasitos de Luz, no solo fuimos testigos de una realidad que a veces ignoramos, sino que también comprendimos que, como futuros profesionistas, tenemos la responsabilidad de hacer algo por los demás.
Me llevo de esta experiencia una gran lección de empatía, gratitud y la firme convicción de que todos podemos ser parte del cambio. Hoy me voy con un compromiso renovado, y los invito a ustedes, quienes leen estas palabras, a reflexionar sobre su propio papel en este mundo. ¿Qué están haciendo para contribuir al bienestar de los demás? ¡Gracias!
