
Este artículo tiene como propósito explorar la visión antropológica de María Zambrano a través de El hombre y lo divino, analizando cómo comprende y articula la relación entre lo sagrado, la subjetividad y la conciencia. A lo largo de la investigación, se busca identificar las ideas clave de su pensamiento, resaltando cómo la dimensión espiritual de la existencia se convierte en un punto de partida para comprender la totalidad del ser humano.
La relevancia de esta investigación radica en evidenciar cómo la obra de Zambrano ofrece una propuesta singular e inmersiva dentro del marco de la antropología filosófica contemporánea. En un contexto histórico dominado por perspectivas materialistas y racionalistas, su pensamiento invita a repensar la naturaleza humana desde una visión integradora que incluye la razón, la emoción y la espiritualidad. Zambrano no concibe lo divino como una abstracción distante, sino como una experiencia vivida que constituye parte esencial de lo humano.
Así, su propuesta nos invita a reflexionar, desde una perspectiva contemporánea, sobre conceptos fundamentales como la identidad, la trascendencia y la subjetividad.
Marco Teórico
María Zambrano Alarcón María Zambrano Alarcón nació el 22 de abril de 1904 en Vélez-Málaga, España, y falleció el 6 de febrero de 1991. Proveniente de una familia con un profundo compromiso intelectual y social, creció en un entorno humanista marcado por la influencia de su padre, pedagogo de profesión, quien le inculcó valores centrados en la reflexión crítica y el pensamiento ético.
A los cuatro años, la familia se trasladó a Segovia, donde Zambrano estuvo expuesta al pensamiento progresista de la época, experiencia que influyó significativamente en la formación de su pensamiento. Entre 1924 y 1927 cursó estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid, donde tuvo como profesores a figuras influyentes como José Ortega y Gasset —quien dejó una profunda huella en su pensamiento a través de su filosofía vitalista—, Manuel García Morente, Julián Besteiro y Xavier Zubiri.
Durante los años previos a la Guerra Civil Española, María Zambrano se identificó con el proyecto republicano, defendiendo una concepción de la educación como herramienta de transformación social. Esta etapa reforzó su interés por el vínculo entre filosofía, política y espiritualidad. En 1930 publicó su primera obra, Nuevo del liberalismo, y a partir de 1931 se desempeñó como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central. En 1932 comenzó a colaborar en destacadas publicaciones como Revista de Occidente, Cruz y Raya y Hora de España.
El estallido de la Guerra Civil y su apoyo al bando republicano la llevaron al exilio, una experiencia que marcó profundamente su pensamiento, en particular su visión sobre la identidad, la pérdida y la trascendencia. Tras cruzar la frontera hacia Francia, vivió en ciudades como París, Nueva York y La Habana, hasta establecerse en México. Allí impartió clases de Filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, y entabló relación con figuras como Octavio Paz y León Felipe. Durante su estancia en México, inició una etapa de intensa actividad intelectual marcada por el exilio, y publicó obras clave como Pensamiento y poesía en la vida española y Filosofía y poesía.
En 1946 regresó a Europa y residió en países como Francia, Italia y Suiza. Este periodo resultó crucial para la consolidación de su obra filosófica, especialmente con la publicación de El hombre y lo divino (1955), donde desarrolló su visión sobre lo sagrado, lo divino y la trascendencia, conceptos centrales en su pensamiento.
Durante este período, Zambrano desarrolló su razón poética, en la cual expone que la razón no es meramente intelectual, sino que se ve afectada por la multifaceticidad del ser humano, siendo influida por la emoción, las relaciones y la espiritualidad.
En 1981 recibió el Premio Príncipe de Asturias y fue nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad de Málaga.
Finalmente, en 1991, en la ciudad de Madrid, España, tuvo lugar su fallecimiento, dejando consigo un legado filosófico que nos ofrece una visión que entrelaza lo poético, lo espiritual y lo existencial. Las obras y la visión de María Zambrano influyen principalmente en áreas como la antropología y la filosofía.
Análisis de su obra el hombre y lo divino
El libro el Publicado en 1955, El hombre y lo divino es una de las obras más importantes y profundas de María Zambrano, en la que se refleja gran parte de su crítica a la racionalidad moderna. A través de esta obra, la autora plantea una reflexión filosófica y poética sobre la experiencia humana, marcada por su propio exilio y su vivencia del sufrimiento, la pérdida y la búsqueda de trascendencia.
El exilio, consecuencia de su apoyo al bando republicano durante la Guerra Civil Española, fue un punto de inflexión en su vida y pensamiento. En ese contexto, Zambrano profundizó en temas como la identidad, la espiritualidad y la experiencia de lo sagrado. El hombre y lo divino se convierte así en un espacio de exploración donde lo divino se manifiesta no como una abstracción lejana, sino como una realidad vivida, íntimamente vinculada a la existencia humana.
En esta obra, Zambrano entrelaza conceptos clave de su pensamiento, como la razón poética, el existencialismo, la espiritualidad y el humanismo. Propone una forma de conocimiento que no se limita a la razón lógica, sino que incorpora la vivencia, la emoción y la dimensión espiritual, explorando la compleja relación entre lo humano y lo divino.
Uno de los objetivos centrales de la autora es mostrar que lo divino no es una entidad abstracta y lejana, sino una presencia constante en la vida humana. A través de esta perspectiva, nos invita a considerar cómo el sufrimiento, la espiritualidad y el deseo de trascendencia forman parte esencial de nuestra experiencia y nos permiten comprender la esencia del ser.
La obra plantea interrogantes filosóficas fundamentales, tales como: ¿Qué significa ser humano en relación con lo divino? ¿Cuál es el papel de la espiritualidad en la vida? ¿Cómo puede el ser humano trascender su propia finitud a través de lo sagrado? ¿Es lo divino algo accesible o completamente trascendente?
Zambrano sugiere que la relación entre lo humano y lo divino no es una simple oposición entre lo mundano y lo sagrado, sino una interacción constante que atraviesa y configura la experiencia humana. Lo divino, según ella, se manifiesta de manera tangible en los momentos de dolor, en la búsqueda de sentido y en el anhelo profundo de trascendencia.
En cuanto a su estructura, la obra no se presenta en capítulos rígidos, sino en secciones que desarrollan de forma progresiva y fluida los distintos aspectos de la relación entre humanidad y divinidad, abordando temas como la espiritualidad, el sufrimiento y el sentido existencial.
El hombre y lo divino tuvo un impacto considerable al introducir la noción de razón poética como vía legítima para comprender lo divino y lo humano, influyendo no solo en la filosofía contemporánea, sino también en disciplinas como la literatura, la teología y el pensamiento místico.
La obra ha sido reconocida por su enfoque integrador y su estilo poético, y ha influido en pensadores existencialistas, humanistas y en corrientes filosóficas centradas en la espiritualidad. No obstante, algunos críticos han señalado ciertas ambigüedades en su concepción de lo divino, especialmente en cuanto a su accesibilidad y su naturaleza, lo que puede generar interpretaciones diversas.
En conclusión, El hombre y lo divino representa una crítica profunda a la visión racionalista de la realidad y una propuesta filosófica vigente, que reivindica la espiritualidad, la emoción y la trascendencia como elementos esenciales para comprender la condición humana en toda su complejidad.
Comparación con otras corrientes filosóficas y antropológicas
El hombre y lo divino se distingue claramente de las corrientes tradicionales de la filosofía racionalista y empirista al incorporar la razón poética y la espiritualidad como elementos fundamentales de la reflexión filosófica. Mientras que el racionalismo, representado por figuras como René Descartes, y el empirismo, con autores como John Locke, priorizan el uso de la razón lógica y la experiencia sensorial como fuentes de conocimiento, María Zambrano propone una comprensión más integral del ser humano. Su enfoque abarca no solo la razón, sino también la emoción, la intuición y lo trascendental, en un intento por captar la complejidad de la experiencia humana.
En este sentido, su pensamiento guarda ciertos paralelismos con la filosofía existencial, especialmente con autores como Jean-Paul Sartre o Martin Heidegger, al compartir la preocupación por la experiencia individual y la búsqueda de sentido. Sin embargo, a diferencia del existencialismo clásico, Zambrano incorpora una dimensión mística y espiritual que no suele estar presente de manera explícita en los existencialistas, lo cual da a su propuesta un matiz distintivo y profundamente poético.
En el ámbito de la antropología, el pensamiento de Zambrano se aproxima a corrientes humanistas como las de Víctor Turner y Clifford Geertz, al concebir lo divino no como una entidad abstracta y distante, sino como una dimensión imbricada en la vida cotidiana, la cultura y la subjetividad humana. Desde esta perspectiva, lo sagrado se manifiesta en las prácticas simbólicas, en las emociones profundas y en la forma en que el ser humano se relaciona con el mundo y consigo mismo.
Por otro lado, su visión se distancia de las aproximaciones materialistas o estructuralistas, como las de Claude Lévi-Strauss, que analizan la cultura y los mitos desde una perspectiva lógica y estructural. Mientras estas teorías privilegian el estudio de las estructuras sociales objetivas, Zambrano pone el énfasis en la experiencia interior, subjetiva y espiritual, afirmando que es allí donde se encuentra la clave para comprender la condición humana en su totalidad.
CONCLUSIONES
En conclusión, El hombre y lo divino ofrece una profunda perspectiva del pensamiento desarrollado por su autora, María Zambrano, especialmente a partir de su experiencia de exilio y su estancia en México. Estas vivencias marcaron su obra y le permitieron entrelazar la razón con lo divino, lo emocional y lo existencial, proponiendo una visión más tangible y cercana de aquello que comúnmente entendemos como “lo divino”. A través de su propuesta, Zambrano nos revela una manera más poética y humana de concebir lo trascendente, mostrándonos cómo lo divino se manifiesta en lo cotidiano.
La obra tuvo un impacto significativo en la filosofía contemporánea al introducir el concepto de razón poética como medio para explorar la relación entre lo humano y lo divino. Al hacerlo, desafió las perspectivas racionalistas y materialistas, proponiendo una visión más integradora de la experiencia humana.
A día de hoy, El hombre y lo divino sigue siendo una obra vigente, ya que aborda temas universales como la búsqueda de sentido, la espiritualidad y la relación entre lo humano y lo trascendente. Su enfoque, que incorpora la dimensión emocional y espiritual del ser humano, ofrece una alternativa a los enfoques exclusivamente racionales, invitando a una reflexión profunda sobre la existencia, la trascendencia y el sentido de lo humano, aspectos que continúan siendo centrales en la filosofía y las ciencias humanas contemporáneas.