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Un tiempo nuevo…

Dra. María Cristina Martínez Arrona · Directora de UNIVA Online

 

El fondo de Dios es mi fondo, y mi fondo es el fondo de Dios (Eckhart Tolle)

 

Durante este año 2022, el proyecto educativo de la UNIVA celebró sus primeros 60 años con el lema Construyendo el Futuro, consciente de los pasos de crecimiento e innovación que se han estado realizando a lo largo de 6 décadas para llegar a ser lo que es hoy, un gran Sistema Universitario, cuyo principal aporte, además de la excelencia académica, es la formación integral.

Las instituciones las conforman las personas, y para ser constructores de futuro se requiere personas de esperanza. Estamos siendo testigos y protagonistas de un cambio de época, de una forma diferente de entender las relaciones de producción, el poder, la experiencia humana y la cultura. Estamos contemplando el fin de “un mundo” de seguridades, de referencias, de modelos económicos, políticos y sociales, de una forma establecida de ser, de estar y de proyectar futuro.

En este año, que algunos lo han denominado el retorno a la nueva normalidad, se nos invita a incorporar lo aprendido durante el tiempo de contingencia y aislamiento, esto es parte de la evolución. En ese tiempo adquirimos una visión-relación más global, realizamos trabajos enfocados en resultados, optimizamos procesos administrativos y de enseñanza-aprendizaje gracias al uso de las tecnologías, aprendimos a convivir y disfrutar la vida con nosotros mismos y los más cercanos, etc.  Cada uno podrá enumerar y constatar los cambios incorporados en su estilo de vida ahora con el retorno a la presencialidad.

Algunos pensaron que los tiempos difíciles estaban llegando a su fin, pero no fue así, estamos constatando las consecuencias, no solo de la contingencia sanitaria, sino de una mala administración política, económica y social, el descuido de la casa común. Experimentamos como se está afectando la brecha climática, económica, de salud, la inflación, la pobreza, la crisis educativa, el aumento de la violencia de género, la corrupción, por subrayar algunos.

Para que este cambio de época pueda ser un tiempo nuevo lleno de esperanza, considero fundamental fortalecer, y recuperar, lo que el papa Francisco nos exhorta en Fratelli Tutti: una antropología de la reciprocidad; la consciencia de que somos administradores de la casa y el bien común.

Karl Rahner afirmaba que “el cristiano del siglo XXI será un místico, es decir, una persona que ha ‘experimentado’ algo, o no será cristiano”, no será humano. Ante este cambio en la forma de entender nuestra relación con nosotros mismos, con Dios, con los otros y con el mundo, Jesús nos invita a “no echar vino nuevo en odres viejos […] el vino nuevo se echa en odres nuevos” (Mt 9,17). Está cambiando la forma, no el fondo, de ahí el no dejar que la transformación del continente afecte nuestro corazón y cuidemos aquello que nos hace personas, que nos da sentido y felicidad. Está modificando el lenguaje, pero que esto no afecte el contenido de lo que queremos expresar; incluso algunos símbolos y significados están siendo insuficientes, de ahí el darnos un espacio para recuperar y dar profundidad a lo que es realmente importante: la vida.

Que en este tiempo busquemos espacios para el encuentro, para la reflexión, el silencio, la meditación; espacios para la relación, para la escucha, el abrazo, el afecto; espacios para alimentar la mente con una buena lectura que “ilumine los ojos de nuestro corazón, para que conozcamos cual es la esperanza a la que somos llamados” (Ef. 1, 18). Invitemos al Amor a nuestra vida: Ven Señor Jesús.

El mensaje de la Navidad es la encarnación, que nos recuerda el valor de la persona, su dignidad humana. Que el encuentro con la Vida y el Amor, nos ayude a comprender la realidad desde una mirada diferente que nos permita soñar con un tiempo nuevo, un tiempo en el que seamos ¡dichosos por entregar el amor recibido! (Seve Lázaro, sj), siendo así, portadores de esperanza.

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