Skip to main content

¿Qué es el poder? Un vistazo desde diferentes perspectivas

Alejandro Bravo Guzmán · Jefe de Desarrollo y Sustentabilidad de UNIVA La Piedad

El poder es una de esas palabras que todos conocemos, pero que pocos podemos definir con claridad. Siempre surgen interrogantes: ¿Es fuerza? ¿Es influencia? ¿Es liderazgo? ¿Es maldad? ¿Es corrupción? Tal vez sea todo eso y más. Lo que sí es cierto es que el poder puede transformar a las personas: algunas se sienten empoderadas, mientras que otras se ven abrumadas por él.

Hace algunos años, el poder parecía algo reservado para unos pocos: líderes políticos, empresarios, artistas o autoridades. Hoy, sin embargo, las redes sociales y la tecnología han cambiado las reglas del juego. Ahora, cualquiera con un teléfono y acceso a internet puede influir en miles de personas. Esto nos lleva a una pregunta interesante: ¿el poder se ha vuelto más accesible, o simplemente nos damos cuenta de que siempre estuvo al alcance?

A partir de esta reflexión, surgen algunos cuestionamientos sobre la relación entre el poder y distintos aspectos de la vida:

El poder y la felicidad

Curiosamente, el poder no siempre trae consigo la felicidad. De hecho, muchas veces quienes menos lo desean parecen ser más felices. Aquellos que lo poseen pueden sentirse atrapados, ya que cada decisión que toman afecta a quienes los rodean. Es como si el poder viniera con una carga oculta que pocos ven hasta tenerlo en sus manos. Sin embargo, muchas personas también se obsesionan con obtenerlo, sin medir sus consecuencias.

El poder y la fe

Desde una perspectiva espiritual, el poder no se trata simplemente de mandar o dominar, sino de asumir una responsabilidad. Se cree que el poder

debe utilizarse para servir a los demás, y no para el beneficio personal. Jesús dijo: “El que quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos” (Marcos 9:35). Es decir, el verdadero líder es aquel que se pone al servicio de los demás. Como afirmó San Pablo: “No hay autoridad sino de Dios” (Romanos 13:1), lo cual implica que quien ostenta poder también debe asumir una gran responsabilidad.

El poder y el abuso

La corrupción y la opresión son formas negativas del poder, pues este debería utilizarse para el bien común. Cuando se abusa de él, se convierte en una fuerza destructiva que oprime y manipula. Hoy en día, el poder está al alcance de casi todos, tal vez porque, sin notarlo, lo hemos delegado a los dispositivos electrónicos, como los teléfonos inteligentes. Sin embargo, sigue siendo un reto utilizarlo correctamente. El poder puede inspirar o destruir, empoderar o confundir. Tal vez la clave no esté en evitarlo, sino en aprender a manejarlo con responsabilidad, empatía y justicia.

El poder y la educación

Estas dos palabras están profundamente conectadas. La educación no solo brinda conocimiento, sino también poder: el poder de comprender el mundo, tomar decisiones y ejercer una influencia positiva en la sociedad. Pero, ¿cómo se utiliza ese poder?

Por un lado, una buena educación empodera a las personas para transformar sus vidas y las de los demás. Un estudiante que aprende a pensar críticamente puede cuestionar las injusticias, proponer soluciones y convertirse en un líder constructivo. La educación es una herramienta para cambiar el futuro.

Por otro lado, el poder sin educación puede ser peligroso. A lo largo de la historia, muchas personas han utilizado su influencia de manera irresponsable, ya sea por ignorancia o falta de ética. Sin una base educativa sólida, el poder puede degenerar en manipulación o abuso.

En un mundo donde el acceso a la información es más fácil que nunca, la educación es la clave para que el poder se ejerza con responsabilidad. Como dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.”

Comunicación Sistema UNIVA

Author Comunicación Sistema UNIVA

More posts by Comunicación Sistema UNIVA