
Pbro. Lic. Armando González Escoto ∙ Dirección de Publicaciones, Sistema UNIVA
¿Habrá una sociedad o cultura donde la gente crea realmente en algo? Cuando a Bertrand Russell le preguntaron si estaría dispuesto a dar la vida por sus creencias, respondió que no, pues podría estar equivocado, bueno, pero Russell era inglés, filósofo y en extremo relativista.
¿Tal vez el asunto sea que la seriedad en las creencias no depende tanto de la idiosincrasia de un pueblo como de la época que le toca vivir?, si excluimos al mundo musulmán, que parece vivir en otro mundo, sí.
No obstante, nuestra época no es un tiempo de no creencia, sino de absoluta credulidad. Hace cien años se decía que la gente poco avezada en el ejercicio del pensamiento creía todo lo que se le presentaba escrito en letra de molde. Hoy la gente cree con sumisión completa todo cuanto aparece en una pantalla de celular, sin jamás preguntarse acerca de quién lo dice, por qué lo dice, en qué se basa para decirlo, o qué tan confiable sea, lo importante de una afirmación no es que sea cierta o falsa, sino que sea escandalosa, razón por la cual debe divulgarse de inmediato. Para prevenir los efectos de una tal actitud, China ha prohibido que personas sin el correspondiente título, suban a las redes sociales información en temas de salud o de finanzas.
Hace doce años se publicó la novela “El Código Da Vinci”, y medio planeta creyó sin chistar que se trataba de un relato histórico más fundamentado que el movimiento de la Tierra. Hace cinco años comenzó la pandemia del COVID y por todo el planeta circularon infinitas afirmaciones sobre su origen que todo el mundo se creía por lo menos unos días, luego vendrían las afirmaciones opuestas que igualmente eran aceptadas y difundidas.
¿En qué creen los mexicanos? Los del momento presente parece que creen en todo y a la vez en nada de manera profunda o permanente. En el escenario de la vida nacional los políticos son meros publicistas con una enorme capacidad de creer a modo, ni los principios de la izquierda ni los de la derecha son tan fuertes que deban incidir en su vida personal. La abundancia republicana del priismo y la austeridad republicana de Morena, son solamente lemas tan publicitarios como aquello de “El cambio que a ti te
conviene” del panismo en ascenso, cambio que a los únicos a los que convino fue a los políticos ganones.
¿Será entonces cuestión de que el dinero o el poder corrompen las creencias? Desde luego, pero las corrompen lo mismo cuando se tiene que sobre todo cuando no se tiene y se quiere tener, y este síndrome afecta a la casi entera sociedad mexicana.
Advertir que los mexicanos tienden a actuar de esa manera, para un político honesto, de los que casi no tenemos, sería la ocasión para implementar correctivos, para uno deshonesto, de los que sí hay, es la mejor de las previsiones, sabe que puede hacer y decir lo que quiera y que la gente le creerá si le conviene, y si no le conviene, no le creerá, pero tampoco hará nada.
Por lo mismo de nuestras credulidades irreflexivas, pensar que un político del PRI o del PAN, pueden viajar en clase premier o educar a sus hijos en los mejores colegios del extranjero, y uno de MORENA, debe abstenerse, resulta verdaderamente absurdo, pero forma parte de nuestro fracaso permanente en el ejercicio de pensar con lógica.
Armando González Escoto
armado.gon@univa.mx
Publicado en El Informador del domingo 15 de junio de 2025.