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Lucia Almaraz Cazares · Docente

Respecto a la romantización de la maternidad y los desafíos que enfrentan las madres, resulta pertinente visibilizar los datos publicados por el INEGI con motivo del Día de las Madres 2024. Según estos, la tasa de participación económica de las madres de 15 años y más fue de apenas 46.1 %. En comparación, la participación de los hombres en el mercado laboral asciende al 76 %. Estas cifras reflejan las barreras estructurales que enfrentan las madres: falta de acceso a oportunidades, desigualdades laborales, brecha salarial, discriminación, entre otros factores que limitan su plena integración al ámbito económico.

Un dato especialmente relevante indica que tres de cada diez madres trabajadoras son jefas de familia y, posiblemente, el único sostén económico de sus hogares. En cuanto a sus ingresos, el 46.7 % percibió hasta un salario mínimo; el 31.3 %, entre uno y dos salarios mínimos; el 6.9 %, entre dos y tres; y apenas el 3.8 % superó los tres salarios mínimos. Traducido en cifras: los hombres perciben un ingreso promedio mensual de $7,780 pesos, mientras que el de las mujeres es de $6,900.

Además, el 54.1 % de las madres encuestadas declaró no buscar empleo porque no tenía con quién dejar a sus hijos pequeños, personas mayores o enfermas. Otro 11.3 % consideró que no sería aceptada en un trabajo debido a su edad o apariencia, y un 7.3 % señaló que en su localidad no había empleo disponible o solo se ofrecía en ciertas temporadas del año.

Como evidencian estos datos, ser madre en México implica enfrentar múltiples formas de desigualdad: brecha salarial, discriminación, doble jornada (trabajo remunerado y doméstico), además de problemas de salud mental derivados de la sobrecarga y de la constante responsabilidad del cuidado. Ante esta realidad, muchas madres optan por rechazar oportunidades laborales debido a que los horarios no son compatibles con sus responsabilidades de cuidado.

Es urgente que los espacios de trabajo implementen horarios flexibles para las madres, que se habiliten espacios seguros para el cuidado de sus hijas e hijos —sin que esto represente una carga adicional— y que se desarrollen programas que redistribuyan las cargas de trabajo y promuevan el desarrollo profesional de las madres.

Comunicación Sistema UNIVA

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