
Mónica Esmeralda Rojas Ayala · Estudiante de la maestría en medios creativos digitales
La comunicación ha sido una parte fundamental de la experiencia humana desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, la llegada de la era digital ha transformado radicalmente la forma en que nos conectamos, compartimos información y nos relacionamos con los demás.
La era digital ha revolucionado la comunicación al hacerla más fácil, rápida y accesible. Las nuevas tecnologías han dado lugar a nuevos medios y formas de interacción, convirtiéndose en una herramienta indispensable tanto para los usuarios como para las empresas. Esta transformación ha permitido que las personas se conecten con otras de diferentes nacionalidades y culturas, mientras que los comercios han aprovechado la venta en línea para aumentar su volumen de ventas y mejorar su posicionamiento de marca. El comercio electrónico crece sin freno, a un ritmo imparable.
Es importante destacar la afirmación de Andy Stalman, reconocido como uno de los mejores expertos en branding del mundo: “No estamos en una era de cambios, estamos en un cambio de era”. El branding, entendido como el conjunto de acciones para posicionar una marca, busca despertar sensaciones y generar conexiones, tanto consistentes como emocionales, que influyan en la decisión de compra del usuario.
El crecimiento exponencial de la tecnología nos obliga a mantenernos actualizados y abiertos a la innovación. Actualmente, la comunicación está dominada por aplicaciones y redes sociales, y a nivel empresarial es fundamental mantenerse activo en estos espacios.
Para comprender mejor este cambio, es útil remontarnos a los orígenes de la comunicación. Anteriormente, la información se transmitía de uno a muchos: un grupo reducido tenía el control absoluto y la comunicación era unidireccional, sin posibilidad de retroalimentación.
Hoy en día, la realidad es completamente diferente. Independientemente del nivel de estudios, cualquier persona puede ser creador de contenido y participar en el proceso de comunicación, creando, compartiendo y modificando información a través de diversas plataformas digitales.
Un autor relevante en este contexto es el sociólogo Manuel Castells, quien, en su teoría de la «autocomunicación de masas», analiza cómo las tecnologías de la información han transformado la sociedad y la comunicación. Este concepto se caracteriza por la capacidad de producir y difundir información masiva sin intermediarios, gracias a las redes digitales, internet y los medios de comunicación en línea.
Por otro lado, Henry Jenkins, académico estadounidense de los medios de comunicación, aborda la convergencia mediática en su libro Convergence Culture: La cultura de la convergencia de los medios de comunicación. En él, explica cómo la integración de diferentes plataformas y tecnologías, como la televisión, el cine, la radio, los videojuegos e internet, ha dado lugar a un entorno mediático más amplio y complejo. Jenkins describe de manera fascinante cómo los nuevos medios se entrecruzan con los tradicionales, capturando la imaginación de formas cada vez más poderosas.
Un ejemplo claro de esta convergencia es el teléfono celular, un dispositivo que combina múltiples funciones, como radio, televisión, cámara, libros electrónicos, computadora y consola de videojuegos, entre otras.
Jenkins explora cómo la convergencia de medios está transformando la producción, distribución y consumo de contenidos mediáticos, y cómo esta evolución está generando nuevas formas de creatividad, colaboración y participación por parte de los consumidores.
Hemos hablado extensamente sobre las ventajas de la era digital tanto para los usuarios como para las empresas. Sin embargo, como todo cambio, también presenta desventajas. Si bien es importante estar preparados para la transformación digital, no podemos ignorar los riesgos asociados.
Por ejemplo, las redes sociales pueden ser altamente adictivas, afectando la productividad y generando una dependencia que impacta negativamente en las relaciones personales y profesionales. Además, el consumo de información falsa, el robo de datos personales y la falta de interacción con el mundo real son desafíos crecientes. El ciberbullying y el acoso en línea también son problemas serios, que pueden causar sentimientos de soledad e incluso llevar a la depresión, afectando la salud mental de los usuarios.
El avance de los medios digitales ha facilitado el acceso a la información y la creación de contenido, pero también ha reducido el desarrollo de otras actividades humanas. La comodidad que ofrecen los avances tecnológicos puede limitar la exploración de nuestras propias capacidades. Por ello, es fundamental hacer un uso responsable de la tecnología.
Un ejemplo claro es la inteligencia artificial (IA). ¿Estamos realmente preparados para hacer un uso adecuado de esta herramienta?
Una dependencia excesiva de la IA podría llevar a la pérdida de habilidades humanas esenciales y aumentar nuestra vulnerabilidad ante fallas técnicas o ciberataques. Es crucial verla como una herramienta que complementa nuestras capacidades, en lugar de sustituirlas.
Debemos cuestionarnos si estamos realmente listos para la era digital, la IA y los cambios que están surgiendo. Es necesario reflexionar sobre el uso que damos a las nuevas tecnologías y replantear su impacto en nuestra vida diaria.
La era digital ha transformado la comunicación de maneras que nunca hubiéramos imaginado. Si bien ha facilitado la conexión y el intercambio de información, también ha traído consigo desafíos que debemos abordar. A medida que avanzamos hacia el futuro, es crucial encontrar un equilibrio entre la comunicación digital y las interacciones humanas tradicionales, asegurando que nuestras relaciones sigan siendo significativas y auténticas. La clave estará en utilizar la tecnología como una herramienta para enriquecer nuestras vidas, en lugar de reemplazar la conexión humana que todos necesitamos.