Skip to main content

LA COMPLEJIDAD DE LA LECTURA: UNA AMENAZA SILENCIOSA EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

María de los Ángeles Aldana Hernández · Docente del Doctorado en Ciencias del Desarrollo Humano

“La lectura es al intelecto lo que el ejercicio al cuerpo” — Joseph Addison

Introducción

La universidad, tradicionalmente concebida como el espacio por excelencia para el pensamiento crítico, enfrenta una amenaza silenciosa pero devastadora: la incapacidad de muchos estudiantes para comprender de manera profunda los textos académicos que se les presentan. La lectura —ese acto complejo de interacción con el conocimiento— no se limita a descifrar palabras, sino que involucra un entramado de habilidades cognitivas que, si no están desarrolladas, bloquean el aprendizaje desde su raíz. La falta de diagnósticos tempranos de comprensión lectora y habilidades cognitivas no solo afecta el rendimiento académico, sino que socava las bases mismas del pensamiento universitario.

La lectura: una competencia cognitiva de alto nivel

Leer implica mucho más que «leer». Según Solé (1992), la comprensión lectora “requiere procesos activos y estratégicos que permiten al lector construir significado a partir del texto”. No basta con reconocer palabras o frases: se debe inferir, evaluar, comparar, deducir, y vincular información con conocimientos previos. En contextos universitarios, donde se espera que los estudiantes analicen artículos científicos, elaboren ensayos argumentativos o comprendan textos teóricos densos, estas habilidades son esenciales.

Y, sin embargo, la realidad es alarmante: según el informe PISA 2018, en América Latina más del 50 % de los estudiantes de 15 años no alcanza un nivel básico de comprensión lectora. Este déficit se traslada sin ser corregido al nivel superior, donde suele ocultarse bajo un manto de aparente normalidad.

El vacío diagnóstico: una falla estructural

Uno de los mayores errores del sistema universitario es suponer que los estudiantes llegan preparados para enfrentar la lectura académica. Pero muchos arrastran debilidades que nunca fueron detectadas, y que terminan aflorando en forma de bajo rendimiento, repitencia o deserción. Según el informe de la UNESCO (2022), el 35 % de los estudiantes universitarios abandona la carrera en los primeros dos años, y una causa clave es la dificultad para entender el lenguaje académico.

Como lo advierte Cassany (2006), “no se puede enseñar si no se diagnostica primero qué sabe y qué necesita aprender el estudiante”. Sin un diagnóstico cognitivo, tanto docentes como estudiantes trabajan a ciegas. La comprensión lectora no puede seguir siendo una competencia invisible e inmedible.

Consecuencias reales: más allá de lo académico

Las consecuencias de esta falta de diagnóstico son profundas:

· Frustración e inseguridad: estudiantes que no comprenden los textos se sienten incapaces, lo que deteriora su autoestima académica.

· Dependencia excesiva del docente: al no poder construir el sentido por sí mismos, necesitan traducciones constantes del contenido.

· Débil pensamiento crítico: la lectura superficial impide cuestionar ideas, debatir conceptos o proponer argumentos propios.

· Desigualdad de oportunidades: quienes tienen más capital cultural (mejor formación previa) logran adaptarse, mientras que otros quedan rezagados.

Es urgente entender que la comprensión lectora no es solo un requisito académico, sino una herramienta de justicia educativa y equidad cognitiva.

Un llamado urgente a estudiantes y docentes

Este no es un problema sin solución. Existen rutas de mejora, siempre que se actúe a tiempo. La primera es el diagnóstico individualizado, que permita conocer el nivel real de comprensión y las habilidades cognitivas asociadas (atención, memoria operativa, razonamiento verbal y lógico, etc.).

A los estudiantes: no esperen al fracaso para buscar ayuda. Reconocer que se tienen dificultades no es una debilidad, sino el primer paso hacia la mejora. A los docentes: no den por hecho que sus estudiantes comprenden lo que leen. Incluyan actividades de lectura guiada, análisis de textos, y abran espacios para la metacognición.

“Comprender un texto no es automático, y mucho menos en la universidad; requiere habilidades que deben enseñarse, entrenarse y evaluarse” (Carlino, 2005).

Recursos y contacto para evaluación personalizada

Si eres estudiante y te cuesta entender lo que lees, o si eres docente y sospechas que tus alumnos no están comprendiendo realmente los textos académicos, puedes solicitar una evaluación diagnóstica de comprensión lectora y habilidades cognitivas al correo:

aaldanamaria@gmail.com

Se ofrece un análisis detallado y confidencial, junto con recomendaciones personalizadas para mejorar.

Conclusión: leer o fracasar

La universidad no puede seguir ignorando este problema. La falta de comprensión lectora no es un defecto individual, sino una falla sistémica que requiere respuestas estructurales. No es exagerado decir que la calidad de una universidad depende directamente de la calidad de la lectura que se practica en sus aulas. Es momento de actuar, de diagnosticar y; sobre todo, de formar lectores que no solo lean, sino que comprendan, cuestionen y transformen.

Referencias

· Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad: una introducción a la alfabetización académica. Fondo de Cultura Económica.

· Cassany, D. (2006). Tras las líneas: sobre la lectura contemporánea. Anagrama.

· OECD. (2019). PISA 2018 Results (Volume I): What Students Know and Can Do. Paris: OECD Publishing.

· Solé, I. (1992). Estrategias de lectura. Graó.

· UNESCO. (2022). La educación superior en América Latina y el Caribe: retos y oportunidades.

Comunicación Sistema UNIVA

Author Comunicación Sistema UNIVA

More posts by Comunicación Sistema UNIVA