
Isabel Viridiana Gueda · Encargada de Difusión UNIVA Colima
Últimamente me he puesto a pensar en lo mucho que ha cambiado todo con la inteligencia artificial. Y me pregunto: ¿será bueno o malo? Al principio, era solo una herramienta que usaba para ciertas tareas o para apoyarme con mi trabajo, pero con el tiempo se volvió parte de mi día a día sin darme cuenta. Y, por lo que he visto, también se ha vuelto fundamental para muchas personas; inclusive, hasta se han vuelto dependientes de ella. La IA se volvió psicólogo, maestro, escritor, entre muchas otras cosas más.
Lo curioso es que ahora hay momentos en los que ya no sé si lo que estoy viendo o escuchando fue hecho por una persona o por una IA. Y no lo digo como algo malo, al contrario… me impresiona cómo ha avanzado todo tan rápido.
A veces me pasa que veo y pienso: ¿esto lo habrá hecho alguien o una inteligencia artificial? Y la verdad es que eso me hace reflexionar sobre cómo la inteligencia artificial ya no es tan clara ni fácil de distinguir.
No estoy diciendo que la IA sea mala; al contrario, he aprendido a sacarle provecho. Me ayuda en muchísimas cosas: a ahorrar tiempo, a inspirarme, a organizarme… pero también me reta a no perder mi lado humano entre tanta automatización.
Supongo que, al final, se trata de encontrar un balance. Saber usarla sin dejar que piense todo por ti y, pues como todo, aprender de ella, ya que es una vista hacia el futuro que nos espera.