
René Alvarado - Estudiante del cuarto año licenciatura en teología UNIVA-Online
Hoy día la Iglesia nos enseña que ella va de la mano con la ciencia y que los descubrimientos que el hombre ha hecho van reflejando los acontecimientos de los tiempos en los que vivimos y que ella (la ciencia) complementa lo que la Iglesia ha dicho por siglos: En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Gn 1: 1-2. Allí está el “big bang” de la ciencia y, claro comprendemos hoy día que la tierra y el universo no fueron creados en seis días, porque para Dios un día es como mil años (2 Pe 3,8; Sal 90,4), pero entendemos que fue diseñada y creada por ese ser Superior a quien nos cuesta concebir porque no le podemos encontrar lógica, a lo que no podemos ver.
Desde luego que la evolución forma parte de nuestra existencia; de lo contrario, la vida perdería sentido, y seguiremos transformándonos hasta que llegue nuestro final, pues todo tiene su momento. Incluso nuestra evolución nos lleva del nacimiento a la muerte, y de la muerte, a la promesa de una vida eterna. Hoy, más que nunca, es fundamental regresar a nuestros orígenes, no solo en términos de cultura o costumbres, sino en la esencia misma: volver a las bases de nuestra existencia y reencontrarnos con nuestro Creador Inteligente. En vez de apartar a Dios de nuestra vida, debemos integrarlo en nuestra evolución, porque la vida sin fe se vacía de propósito. La fe nutre nuestro interior y nos impulsa a enfrentar nuestro cada día, sosteniéndonos especialmente en los instantes más complejos, cuando parece que todo está perdido. ¿Cuántos, que, en los peores momentos de sus vidas, encuentran consuelo a través de una simple oración? ¿Cuánta gente, después de que la ciencia les dijo que su enfermedad era terminal y que no había nada que la medicina pudiera hacer, por una oración sus vidas se recuperaron?
Eso es lo que nos falta hoy: el hombre debe darse cuenta de que la vida sin Dios no tiene sentido. Por más que le busquemos y por más que queramos tapar el sol con el dedo, démonos cuenta de que el sol es mucho más grande que nuestro dedo y que por todo el tiempo que le demos respuestas racionales a lo que no podemos entender, siempre viviremos en desarmonía, con codicias, envidias y rencores porque simplemente la ciencia no nos da y
nunca nos brindará lo que únicamente Dios nos puede brindar y eso es su bendito amor que puede vencer en cualquier momento, a tiempo y destiempo.
Es solamente por medio de su amor y la fe que profesamos en él, como verdaderamente nos encontraremos con respuestas lógicas a todo aquello que no le encontramos sentido. Inclusive la misma ciencia en su rama de psicología, nos dice que muchas de nuestras enfermedades emocionales se deben a nuestras faltas de sanidad interior, que cuando no queremos perdonar o pedir perdón, nuestro sistema físico, empieza a deteriorarse hasta el momento en el que ya no se puede hacer nada1 y ni siquiera las pastillas antidepresivas que la ciencia ha creado en reemplazo de Dios, pueden dar solución a lo que nos aqueja, cuando lo que necesitamos es simplemente reconocer que si no amamos, nos perdemos en el abismo de la muerte física y/o espiritual: Ámense los unos a los otros como yo los he amado. En eso los reconocerán como mis discípulos, en que se aman los unos a los otros, Jn 13,34-35.
Hasta que el hombre no descubra que todo proviene de un ser inteligente y creativo y que nos rindamos a él, es entonces como comprenderemos de dónde venimos y hacia dónde vamos. Lo chistoso de todo es que, todo aquello que parece ilógico para los científicos ateos, tiene mucha lógica en la creación inteligente de Dios, ya que él es, en nuestro pensamiento humano, un ser sin coherencia y sin sentido especialmente para aquellos que buscan un sentido material a lo que es espiritual y si no lo veo entonces no existe. (“Creación inteligente o evolución de Darwin | El Poder de Dios”2).
Siento mucho deshacer sus teorías racionales, pues Dios existe en lo que vemos a nuestro alrededor, en los niños hambrientos, en los ancianos abandonados, en los presos, en los desamparados, en los perseguidos y discriminados y aun así nos atrevemos a decir que no existe… ¡por favor! Para los científicos, eso es como darle validez a lo que vienen diciendo: “¿En dónde está su Dios cuando hay mucha miseria en el mundo? Que nos digan ellos cómo la ciencia les da de comer o vestir sin pedir nada a cambio, sin dejar que el rico se haga más rico a costillas de los pobres, o qué solo el rico es de Dios porque lo tiene todo. Es ahí en donde choca la ciencia con el diseño inteligente. Cuando su creación fue dada para que nosotros
mismos en nuestra “evolución”, fuéramos descubriendo que todos somos creados de la misma fuente y que por lo tanto debemos reconocer que debemos de buscarnos y apoyarnos unos a otros pues si de Dios venimos, entonces debemos de amarnos como él nos ama, con inteligencia y sabiduría, demostrando que, si Dios nos dio inteligencia y libertad de pensamiento, entonces hay que poner la ciencia al servicio de los más necesitados.
Veamos cómo la ciencia ha creado nuevos métodos avanzados en producción agrícola, y, sin embargo, aunque hoy se produce más alimento en países desarrollados, aún hay países que sufren de hambre, con niños que día a día mueren por desnutrición. Eso sí es pecado. Claro, no podemos decir que las mejoras agrícolas sean la causa del pecado, es el hecho que esto solamente sirve para enriquecer a los ya ricos y empobrecer a los más pobres.
Por supuesto, abracemos los avances de la ciencia y aprendamos de cada nuevo descubrimiento, pero, sobre todo, permitamos que Dios camine a nuestro lado. Así, como enseña la Iglesia, podremos alcanzar juntos logros significativos para el bienestar de toda la humanidad. Recordemos que, al formar parte de una comunidad de creyentes, no siempre es necesario ver para creer.
Te invito a reflexionar sobre cómo la ciencia y la fe pueden complementarse en la búsqueda de respuestas y sentido. Al abrazar ambas perspectivas, podemos construir una comunidad más sabia, compasiva y enfocada en el bienestar de todas las personas.