
Dra. María Angeles Aldana Hernández · Docente UNIVA Online
La historia de la comida y su impacto en la evolución humana es una prueba de cómo nuestras elecciones alimentarias han sido cruciales en la formación de lo que somos hoy. Al comprender nuestro pasado, podemos tomar decisiones más informadas en el presente para asegurar un futuro más saludable para nosotros mismos y las generaciones venideras.
La relación entre la comida y la evolución del ser humano es una fascinante historia que ha moldeado el desarrollo como especie a lo largo de millones de años. La forma en que los antepasados se alimentaron ha sido fundamental en la evolución y el desarrollo de las capacidades físicas y mentales.
En sus inicios, los primeros humanos eran recolectores y cazadores, dependiendo de la disponibilidad de alimentos en su entorno. Esta dieta basada en frutas, vegetales, nueces, semillas y carne magra contiene los nutrientes necesarios para el crecimiento cerebral y el desarrollo de habilidades cognitivas avanzadas. El cerebro, que consume una gran cantidad de energía, pudo expandirse y desarrollarse gracias a una dieta rica y variada.
Con el tiempo, los humanos desarrollaron habilidades para la agricultura y la domesticación de animales, lo que les permitió establecer asentamientos permanentes y disponer de fuentes más estables de alimentación. Esto marcó un cambio significativo en nuestra evolución, ya que la disponibilidad de nutrientes enriquecidos permitió el crecimiento de poblaciones más grandes y sociedades más complejas.
La cocina también desempeñó un papel crucial en el desarrollo evolutivo. La capacidad de cocinar los alimentos permitió una mejor digestión y asimilación de nutrientes, lo que llevó a un mayor desarrollo físico y cerebral. Al cocinar, también eliminamos muchos patógenos y tóxicos que podrían haber causado enfermedades, lo que mejoró la salud y esperanza de vida.
A medida que la sociedad avanzaba, también lo hizo la relación con la comida. El desarrollo de la agricultura industrial y la producción masiva de alimentos transformaron nuestra dieta de manera drástica. La disponibilidad de alimentos procesados y ricos en calorías, pero pobres en nutrientes, ha llevado a problemas de salud como la obesidad y enfermedades relacionadas con la dieta.
Todo ello suena muy ad hoc, pero hay más… La comida es un medio a través del cual las culturas se comunican y expresan sus identidades. Los platos típicos y las tradiciones culinarias son una parte importante del patrimonio cultural de cada sociedad y pueden revelar mucho sobre sus historias, valores y creencias. A medida que la comunicación global ha avanzado, también lo ha hecho la difusión de diferentes cocinas y hábitos alimenticios, lo que ha llevado a una mayor apertura y tolerancia hacia la diversidad cultural.
En la sociedad actual, existe una creciente conciencia sobre la importancia de una alimentación saludable y sostenible. Los valores éticos relacionados con la protección del medio ambiente, el bienestar animal, la justicia social y la equidad también han ganado prominencia. La elección de alimentos éticos y sostenibles se ha convertido en una forma en que las personas expresan sus valores y sospechas por el mundo en que vivimos. Esto hoy parece un escenario muy extraño, pues ¿alguna vez se preguntaron o pensaron en la producción y distribución de alimentos y cómo son una parte importante de la economía mundial?
O tal vez, debe observarse de otra forma; ¿visualizaron a las grandes empresas de la industria alimentaria teniendo un impacto significativo en cómo se cultivan, producen y comercializan los alimentos?
A menudo, estos actores influyen en la percepción pública de la comida a través de campañas publicitarias y estrategias de marketing, lo que puede afectar los valores y preferencias alimentarias de las personas.
A pesar de que la producción mundial de alimentos podría ser suficiente para alimentar a toda la población, todavía existe un problema de desigualdad en el acceso a la comida. La distribución desigual de los recursos y los sistemas económicos pueden afectar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos para ciertas comunidades, lo que refleja las desigualdades sociales y económicas presentes en la sociedad.
La comunicación y la tecnología han jugado un papel importante en cómo la sociedad obtiene información sobre la comida y toma decisiones alimentarias. Las redes sociales, las aplicaciones móviles y las plataformas en línea han cambiado la forma en que compartimos recetas, recomendaciones de restaurantes y consejos sobre alimentación. Sin embargo, también se han planteado preocupaciones sobre la propagación de información errónea o dietas poco saludables a través de estas vías de comunicación.
En resumen, la comida es más que solo un recurso para alimentar al mundo; también es un reflejo de la sociedad actual y sus valores. La forma en que nos comunicamos sobre la comida, nuestras elecciones alimentarias y nuestra preocupación por la sostenibilidad y la equidad, revelan mucho sobre quiénes somos como sociedad y cómo nos relacionamos con nuestro entorno y con los demás. Es esencial abordar estos temas desde una perspectiva informada y ética para garantizar un futuro más sostenible y equitativo para todos.
Pues finalmente; los habitantes de este planeta han sido testigos de una revolución tecnológica que evidentemente ha generado cambios económicos sin precedente y como lo señala en su informe el Observatorio del Derecho a la Alimentación y la Nutrición, alrededor de 660 millones de personas están en riesgo de hambre en 2030 (ONU, 2023).
Los grupos sociales de todos los tipos y estratos ahora son víctimas de las grandes empresas, quienes literalmente han capturado los sistemas alimentarios, pues ahora dictan qué y cómo comemos.
Y entonces; en estas condiciones en las que los alimentos son los componentes para la vida, la identidad y las relaciones sociales y se han transformado en una mercancía inmaterial, es decir, una fuente de datos.
Las soluciones innovadoras implementadas a raíz de los modelos agroindustriales están en crisis; pues la fusión de las tecnologías está difuminando las líneas físicas, digitales y biológicas. La desmaterialización de los alimentos ha favorecido el aumento del valor de mercado y por tanto, se ha vuelto más grande que el valor de los alimentos.
El camino de la humanidad se ha convirtiendo en una historia de esperanza y unidad. El futuro de la comida como negocio y poder es un desafío. La tarea es encontrar el camino hacia una coexistencia armoniosa con la naturaleza, asegurando un futuro próspero para las generaciones venideras. Y así, escribir un nuevo capítulo, uno de resiliencia, responsabilidad y amor.