
Amanda María Rodríguez Estrada · Estudiante del Doctorado en Ciencias del Desarrollo Humano.
En el entorno educativo, solemos hablar con frecuencia de riesgos como el consumo de alcohol, tabaco o drogas. Son temas que, aunque complicados, ya forman parte del discurso institucional. Sin embargo, ¿qué pasa con aquellas adicciones que no implican una sustancia química, pero sí una dependencia igual de dañina?
Me refiero a las adicciones silenciosas, esas que se disfrazan de hábitos normales, pero que poco a poco consumen el equilibrio emocional, la atención y el bienestar de nuestros adolescentes.
Es necesario tomar en consideración que las adicciones no químicas pueden pasar desapercibidas por mucho tiempo y, al no ser detectadas o prevenidas a tiempo, pueden tener consecuencias graves. Lo anterior se debe, en gran parte, a esta nueva filosofía de la cultura contemporánea, consumista e inmediata, que fomenta la obsesión por la imagen, la ausencia de esfuerzo, la intolerancia y, al final, estas conductas se normalizan.
Hoy en día, vemos estudiantes que no pueden separarse de su celular ni durante una hora de clase. Otros pasan las madrugadas jugando videojuegos o viendo contenido en las redes sociales y, por supuesto, al día siguiente llegan a la escuela agotados; les es difícil concentrarse o relacionarse con sus pares o maestros, se tornan poco tolerantes y traen sus emociones a flor de piel. Los adolescentes no lo ven como un problema y, lo más preocupante: muchos adultos tampoco.
De acuerdo con el Informe sobre Adicciones Comportamentales y Otros Trastornos Adictivos (Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 2024), el uso de juegos en línea ha crecido de forma alarmante, y más del 50 % de la población joven participa regularmente en dinámicas de juego digital con elementos de apuesta o recompensa. Podemos sumar a esto la adicción al smartphone, fenómeno que aún no está totalmente diagnosticado, pero que se manifiesta con claridad: ansiedad por estar desconectado, necesidad imperiosa de revisar
constantemente las notificaciones en las diversas redes sociales, pérdida de control sobre el tiempo de uso y, además, desconexión social, aun cuando sus amigos o familia se encuentran presentes.
Cuando un estudiante no puede estar sin su celular ni cinco minutos, o cuando su mundo gira únicamente en torno a sus seguidores, “likes” o partidas ganadas, estamos ante una señal de alerta. Estas conductas, si bien están normalizadas por la cultura digital, pueden derivar en aislamiento, ansiedad, bajo rendimiento escolar, trastornos del sueño y poca tolerancia a la frustración.
El problema no es la tecnología, sino el uso desmedido y sin límites.
No se trata de prohibir, sino de educar en el autocuidado a fin de lograr un adecuado equilibrio emocional. Hablar con los jóvenes sobre estos temas, integrar espacios de descanso digital, fomentar la reflexión y, sobre todo, validar sus emociones y enseñar a regular sin que se dependa de una pantalla. Es necesario acompañarlos con empatía y presencia, brindándoles herramientas para gestionar el estrés, el aburrimiento o la frustración sin recurrir automáticamente a dispositivos electrónicos. Promover actividades que fortalezcan los vínculos afectivos, el pensamiento crítico y el desarrollo de intereses personales contribuye a formar individuos más conscientes, autónomos y resilientes frente a los retos del mundo digital.
Como adultos en un entorno educativo, no podemos seguir viendo estas conductas como parte de la adolescencia moderna. Estamos frente a un tipo de adicción que crece en silencio, y si no actuamos ahora, el daño emocional será mucho más difícil de revertir.
Nuestros adolescentes merecen una guía consciente para transitar este mundo globalizado e hiperconectado sin perderse en el camino.
Referencia:
· Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. (2024). Informe sobre adicciones comportamentales y otros trastornos adictivos 2024: Indicador de admitidos a tratamiento por adicciones comportamentales. juego de azar, uso de videojuegos, uso problemático de internet y otros trastornos adictivos En las encuestas de drogas en España EDADES y ESTUDES. MINISTERIO DE SANIDAD. https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/sistemasInformacion/sistemaInformacion/pdf/2024_OEDA_Informe_AdiccionesComportamentales.pdf